La deforestación es la principal amenaza del jaguar, especie endémica de América Latina. Foto: André Bästschi (WWF). | Foto: Jaguar WWF

FAUNA

Indígenas y áreas protegidas son vitales para salvar al jaguar amazónico

Así lo revela el primer estudio transfronterizo de esta especie, realizado en un corredor de conservación entre Colombia, Perú y Ecuador donde habitan cerca de 2.000 jaguares.

22 de mayo de 2020

La motosierra, herramienta macabra que cada día se escucha con mayor fuerza en la manigua amazónica, no solo tiene en peligro a los bosques húmedos tropicales de esta parte del planeta, considerada como la más biodiversa de todo el globo terrestre.

El jaguar (Panthera onca), el felino más grande de América Latina, también merma su población por la deforestación, un flagelo que lo está dejando sin hábitat. Este misterioso y sigiloso animal, que alcanza los 183 centímetros de largo, requiere de grandes extensiones de territorio para sobrevivir, bosques que están desapareciendo por las mafias deforestadoras.

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El desarrollo de infraestructura, la expansión de las zonas agrícolas y ganaderas y la pérdida de vegetación, son algunos de los factores que han degradado y fragmentado su hábitat, un conjunto de actividades impulsadas por la deforestación a las que se suma la cacería para comercializar su piel amarilla con manchas negras. 

Con cámaras trampa, WWF logró identificar cerca de 2.000 jaguares en la Amazonia de Colombia, Ecuador y Perú. Foto: WWF.

Un estudio realizado por científicos del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) en Colombia, Ecuador y Perú, reveló que las áreas protegidas y las tierras indígenas cumplen un papel determinante en la conservación de vertebrados terrestres en los bosques tropicales, como lo es el jaguar. 

Estas zonas sirven de refugios para especies amenazadas, como este gran felino. Este estudio, que contó con el apoyo de investigadores locales y comunidades indígenas, surgió ante la necesidad de conocer la población de jaguar en un corredor fronterizo de los tres países en la Amazonia”, dijo WWF.

Este estudio transfronterizo es la primera investigación poblacional de jaguar dentro de un parque nacional en Perú (Parque Nacional Gueppi Sekime), y uno de los primeros en tierras indígenas y áreas protegidas de Colombia y Ecuador, como la reserva faunística de Cuyabeno y el resguardo indígena Predio Putumayo.

En los últimos 100 años, el jaguar ha perdido más del 50 por ciento de su rango de distribución. Foto: cortesía ISA.

“Se trata de un trabajo minucioso que duró dos años y acaba de ser publicado en la revista Science Direct, cuyos resultados permitirán definir estrategias de conservación para esta icónica especie. Gracias a esta investigación, se estimó la presencia de aproximadamente 2.000 jaguares en estos tres territorios”, anotó la organización.

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Para los científicos de WWF, los paisajes de conservación transfronterizos que incluyen áreas protegidas y tierras indígenas con sistemas de producción sostenibles son ejemplos certeros de que sí es posible mantener una fortaleza en esta parte de la Amazonia para vertebrados como el jaguar, que se mueve a través de las fronteras geopolíticas. 

“Nuestros resultados indican que, afortunadamente, esta parte del noroeste de la Amazonia aún no ha sido modificada sustancialmente por las actividades de los humanos”, señala el estudio.

 

La pérdida de bosque tiene en serios aprietos al jaguar. Foto: André Bästschi (WWF).

El guardián de la Amazonia

El jaguar es un felino que solo habita en el centro y sur del continente americano. Según WWF, en los últimos 100 años ha perdido más del 50 por ciento de su rango de distribución, en especial en la cuenca del Amazonas, donde habita cerca de 90 por ciento de la población.

Este felino está catalogado como una especie casi amenazada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), debido a la deforestación y la cacería, la cual tuvo su mayor apogeo en la década de 1960, cuando más de 15.000 pieles fueron extraídas de la Amazonia brasileña cada año.

Desde 2017, WWF y las comunidades locales e indígenas han trabajado en la determinación de la ocupacio´n y abundancia del jaguar en tres a´reas del corredor Napo-Putumayo, donde han instalado 129 estaciones de ca´maras trampa.

Científicos y comunidades indígenas unen fuerzas para salvar al jaguar de la Amazonia. Foto: Luis Barreto (WWF).

64.700 fotos de jaguares en un área de 540 kilómetros cuadrados del corredor, permitieron establecer que en la zona habitan cerca de 2.000 felinos. “Este conteo se basó en las manchas o rosetas que se ubican en el pelaje del jaguar, las cuales son únicas para cada individuo”, apuntó la organización.

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Las cámaras trampa fueron instaladas en trochas despejadas, espacios que los jaguares utilizan para patrullar y que permiten una mayor probabilidad de obtener recapturas en las fotos.

La presencia del jaguar en algún territorio indica un buen estado de conservacio´n de los bosques, ya que un ecosistema saludable cuenta con suficientes presas para su alimentación. Este felino también es considerado como una especie sombrilla, pues su conservacio´n asegura la de otras especies con las que convive y de las que se alimenta.

Los indígenas consideran al jaguar como en ser sagrado que debe ser protegido. Foto: cortesía ISA.

“Para mantener poblaciones viables de especies con amplio requerimiento de territorio, como es el jaguar, es necesario el mantenimiento de los corredores biológicos, porque su conservación está ligada a la conectividad de los paisajes. Para el jaguar, el corredor Napo-Putumayo es de gran importancia porque demuestra el enorme valor de esta zona compuesta por a´reas protegidas y tierras indígenas, una barrera para la mayor amenaza en la Amazonia: la deforestacio´n”, señaló Vania Tejeda, oficial de biodiversidad de WWF Perú.

Por su parte, Jaime Cabrera, biólogo e investigador de WWF Colombia, resaltó que el diálogo entre el conocimiento tradicional indígena y el occidental es fundamental para salvar al jaguar de la Amazonia. “En Colombia, los monitores del pueblo Murui-Muina fueron capacitados para el uso de GPS y sistemas de información geográfica y cartografía, indígenas que ahora se han convertido en investigadores”. 

Un proceso similar se dio en Ecuador, “donde, a partir de los conocimientos y la información obtenida en el proceso, los monitores locales de la comunidad Kichwa de Zancudo Cocha impulsaron el desarrollo de un programa de educación en las escuelas locales”, manifestó Cabrera.