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Los pacientes deben ser ampliamente informados del estudio en cuestión, su participación debe ser voluntaria y pueden retirarse en todo momento, sin dar explicaciones de ninguna especie. | Foto: Picture alliance - dpa

Salud

“Pacientes no son conejillos de Indias“

Tras conocerse la realización de pruebas ilegales de medicamentos en la antigua RDA, la industria farmacéutica es blanco de críticas. Se le reprocha utilizar a pacientes de países pobres para probar nuevos fármacos.

Alianza DW
25 de junio de 2013

“En India, mucha gente vive en la pobreza y no tiene la posibilidad de financiar tratamientos médicos“, indica el químico Christian Wagner-Ahlfs, quien trabaja en una campaña de la organización BUKO, que agrupa 130 iniciativas de apoyo al Tecer Mundo. Dicha campaña tiene por objeto investigar las actividades de los consorcios farmacéuticos alemanes en los países en vías de desarrollo o emergentes. Wagner-Ahlfs reprocha a la industria apovecharse de la precaria situación de la gente, de manera éticamente cuestionable. Y hace notar que, para quienes no pueden satisfacer sus necesidades de salud, la oportunidad de recibir un tratamiento médico en el marco de un estudio clínico resulta tentadora.

El lobby farmacéutico rechaza tales reproches, pero no puede descartar que haya ovejas negras entre los institutos de investigación a los que se encomiendan estudios. Indica que en países con gran cantidad de población, como India y China, resulta más fácil encontrar pacientes adecuados para las diversas pruebas. La asociación de productores de medicamentos destaca que los pacientes deben dar su consentiminto antes de someterse a los tests. Uno de los miembros de la citada asociación, Ralf Hömke, afirma que “los consorcios farmacéuticos incluso pueden contribuir a paliar los déficits en los servicios de salud de los países más pobres, proporcionando a las clínicas y otras instituciones tecnología moderna y personal“.

Condiciones claras

Los medicamentos para seres humanos deben ser probados en personas. Al respecto hay consenso en el ámbito científico. Largo es el proceso que debe recorrer un fármaco antes de salir al mercado. Y existen reglas muy claras para la última fase, que es la de someterlos a tests clínicos. La Asociación Médica Mundial (WMA), que agrupa a organizaciones de médicos de más de 100 países, estableció en la “Declaración de Helsinki“ estándares precisos para probar nuevos medicamentos.

Los pacientes deben ser ampliamente informados del estudio en cuestión, su participación debe ser voluntaria y pueden retirarse en todo momento, sin dar explicaciones de ninguna especie. Además, deben firmar un formulario para corroborar que estas condiciones se cumplen. Igualmente se debe precisar en qué forma seguirán siendo atendidas las personas tras finalizar el estudio, subraya el secretario general de la WMA, Otmar Kloiber. “Eso puede ser de gran importancia en el caso de pacientes crónicos“, indica, agregando que “los pacientes no pueden se vistos como conejillos de Indias y abandonados al término de las pruebas“.

Menos estudios, más control

La empresa farmacéutica Boehringer- Ingelheim realiza actualmente, según sus propias informaciones, 125 estudios clínicos en 72 países. En ellos toman parte más de 70.000 personas. Otras empresas probablemente puedan presentar cifras similares. Christian Wagner-Ahlfs critica que “muchos estudios son innecesarios, porque se desarollan medicamentos aunque sea previsible que no reportarán grandes avances terapéuticos“. La composición de muchos fármacos solo se diferencia mínimamente de la de otros ya existentes. “Sólo se producen para conseguir nuevas patentes y, con ello, más ganancias“, afirma el químico.

A eso se suma el hecho de que muchos participantes en los estudios procedentes de países pobres no pueden posteriormente comprar esos medicamentos en el mercado libre. “Ese es un gran problema ético“, señala Wagner-Ahlfs.

Compromiso de la industria

Los productores de medicamentos rechazan la crítica de que la mayoría de los estudios se realizan en África o Asia para ahorrar costos. De acuerdo con una estadística estadounidense, el año pasado se iniciaron en Estados Unidos 2.590 estudios, 715 en Alemania, y cerca de 500 en Gran Bretaña, Canadá y Francia. En China e India, en cambio, fueron solo poco más de 200.

Con el objeto de uniformar los criterios para la realización de pruebas de medicamentos, los organismos de control de Estados Unidos, Europa y Japón han elaborado directrices de “buenas prácticas clínicas“. Las grandes empresas farmacéuticas se han comprometido a respetar esos criterios, sustentados en principios éticos y científicos. Y lo han hecho también por interés propio, ya que sólo cumpliendo tales estándares pueden obtener de las autoridades los permisos para comercializar nuevos medicamentos.