Hasta la fecha, alrededor de 5.000 especies de animales y cerca de 29.000 especies de plantas gozan de la protección de la CITES. | Foto: Archivo Semana

Ecología

Los últimos de su especie

Desde que se firmó la Convención de Washington sobre Especies Amenazadas, en 1973, se ha hecho mucho por los animales y las plantas en peligro de extinción. Pero aún no todos los países hacen lo suficiente.

Alianza DW
1 de marzo de 2013

La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES, por sus siglas en inglés) puede prohibir o limitar el comercio de especies en peligro de extinción. Pero, para ello, la especie respectiva primero tiene que figurar en una lista de la CITES.

Actualmente, 177 miembros han firmado el convenio. Para que un animal o una planta sean incluidos en la lista, dos tercios de los países miembros tienen que votar a favor. Hasta la fecha, alrededor de 5.000 especies de animales y cerca de 29.000 especies de plantas gozan de la protección de la CITES.

El poder de la industria pesquera

Del 3 al 14 de marzo de 2013 se llevará a cabo la 16 conferencia de la CITES en Bangkok, y una vez más se discutirá la sobreexplotación de los mares. Las enormes redes a veces hasta atrapan bancos de peces enteros, de forma que los peces no se pueden reproducir lo suficientemente rápido para asegurar la existencia de su especie.

Según estudios, en el Mar Mediterráneo, por ejemplo, solo queda alrededor de una décima parte de la existencia original del atún de aleta azul. La mayor parte se usa en Japón para preparar sushi. En la conferencia de la CITES, en 2010, una prohibición del comercio de atún de aleta azul fracasó debido a la oposición de Japón y China.

Comercio mundial verde y libre

Volker Homes, experto en protección de especies de la fundación WWF, explica que el pescado y la madera son las especies más lucrativas para el comercio. Su volumen de ventas asciende a miles de millones de euros. Para Homes, la CITES es importante, porque es el único convenio ambiental que contempla sanciones; puede prohibir la importación de especies en peligro de extinción, así como excluir a países del comercio de determinados animales y plantas.

Pero los convenios ecológicos influyen también en el plano económico, razón por la cual hay que tener en cuenta las líneas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que defiende la libertad comercial. Miranda Schreurs, directora del centro de investigación ecológica de la Universidad Libre de Berlín, observa que, en los últimos años, la legislación de la OMC está cambiando. En algunos casos, la OMC le ha dado más importancia a la protección de las especies que al libre comercio. “Se ha vuelto más verde, pero todavía se puede mejorar mucho”, comenta Schreurs.

¿Balance positivo para la CITES?

En general, el balance de la CITES es positivo. Volker Homes explica que, a lo largo de sus 40 años de existencia, ha logrado impedir la extinción de algunas especies, por ejemplo, de ballenas, del cocodrilo del Nilo, del ocelote y del leopardo.

Aparte de la explotación de los mares, también la caza furtiva en África jugará un papel importante en la 16 conferencia de la CITES en Bangkok. Gerhard Adams, experto del Ministerio alemán del Medio Ambiente, afirma que, “hoy en día, el comercio ilegal de marfil es tan importante económicamente como el tráfico de drogas y la trata de personas.” Además, los EE.UU. presentarán una solicitud para prohibir el comercio de pieles de oso polar.