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Foto: Humane Society International (HSI)

DERECHOS

Una vida más digna para los animales de producción

Muchas veces preferimos no saber de dónde vienen los productos que consumimos, pero ser un poco más curiosos podría asegurarles una mejor vida a los animales que viven confinados para producir el alimento que comemos.

13 de junio de 2017

Hace unas semanas se conoció la muerte del filósofo estadounidense Tom Regan a la edad de 78 años, su fallecimiento hubiera pasado desapercibido para muchas personas, de no ser porque este profesor emérito de la Universidad de Carolina del Norte fue el autor de un libro que pasará a la historia como el texto que le dio el impulso definitivo a la defensa de los animales en el mundo. The case for animal rights fue publicado en 1983 y traducido a numerosos idiomas, entre ellos el español, bajo el título Los derechos de los animales.

Décadas después de la publicación y de contar con una inocua declaración universal de los derechos del animal (aprobada por la ONU y la Unesco en 1978), el maltrato animal y la defensa de las especies en general es un tema que crece en interés y en activismo, hasta alcanzar un punto histórico sin precedentes. Sin embargo, dentro de las numerosas demandas de Green Peace, Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA por sus siglas en inglés), y otras organizaciones, uno de los grupos de animales que nunca se tiene en cuenta es el de los animales de producción. Un concepto que se refiere a especies como gallinas y vacas, que pasan casi toda su vida confinadas en pequeños lugares produciendo huevos y leche para el consumo humano.

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Esta situación obedece por un lado al desconocimiento de los procesos de producción por parte de los ciudadanos del común y porque no existe una legislación que regule lo que está y lo que no está bien, en cuanto al trato que debe brindárseles a estos animales. Por ejemplo, en América Latina el común denominador en la producción de huevos son las jaulas en batería, es decir, estrechas mallas de metal en las que las gallinas difícilmente pueden abrir sus alas y en las que viven en un área menor a la de un iPad. En los países de la Unión Europea, Nueva Zelanda y Bután, este tipo de jaulas están prohibidas por ser un claro ejemplo de crueldad contra los animales.

Esta problemática suele pasar desapercibida, pero la ONG Humane Society International (HSI) desde hace varios años realiza una inmensa labor de lobby y educación con los gobiernos y en todos los sectores productivos, para dignificar la vida de los animales que nos dan alimento.

Del huevo convencional al huevo libre de jaula

¿Cuál es la mejor alternativa para que la producción sea menos tortuosa para las gallinas? Intentando responder esa pregunta surgen los modelos libres de jaula que tienen dos modalidades.

La primera de ellas es el sistema de aviarios, de uno o varios niveles, donde las gallinas tienen un área común, pero tienen asignada un área con su propio nido. A pesar de no ser el escenario ideal, las gallinas tienen total libertad de circular dentro del aviario.

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El otro modelo es el Free range (pastoreo) donde las aves tienen un terreno común al aire libre en el que pueden circular y desarrollar comportamientos sociales, caminar, aletear, darse baños de polvo, picotear el suelo y rascar el piso para obtener comida. No obstante, el reposo, la anidación y la alimentación se dan en un espacio cubierto. 

Esta última modalidad debería ser el ideal de todas las industrias y según cálculos de HSI el aumento del costo de producción sería solo del 20 por ciento, que de entrada parece un incremento grande, pero que se traduce en el mínimo aumento de un centavo de dólar en el precio de cada huevo.

Así mismo, los beneficios para la salud humana también son representativos.  Estudios realizados por el Center for Food Safety de Estados Unidos y la revista especializada World Poultry, encontraron que los sistemas libres de jaula tienen menos incidencia de la bacteria salmonela, causante de muchas de las intoxicaciones por alimentos.

El compromiso empresarial es un elemento clave

Según HSI, a la fecha en Estados Unidos hay 1.200 empresas que se adhirieron a un programa para cambiar sus políticas y para incluir en su cadena de producción huevos que hayan sido aovados en sistemas libres de jaula. Los primeros en sumarse a esta lista fueron las cadenas de comidas rápidas McDonald’s, Subway, Taco Bell, Burger King y el supermercado mayorista Walmart. Estos comercios, si bien han enfrentado acusaciones de maltrato animal en su cadena de producción, se han comprometido a que los huevos que usan dentro de sus platos sean 100 por ciento libres de jaula. Incluso, McDonald’s se comprometió a que en el año 2025 toda su cadena de suministro será completamente libre en Estados Unidos y Canadá.

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A nivel global también se han comprometido marcas como Nestlé, Bimbo, Unilever, Hilton Worldwide, Compass Group/Eurest  y Sodexo. Mientras que en América Latina se destacan Arcos Dorados (McDonald’s), Burger King,  Alsea  y Marriott International.

Y es que más allá de una preocupación por el bienestar animal, las empresas han visto que los consumidores ahora prestan más atención a los productos, servicios y marcas que tienen menos impacto para el medioambiente. “Los consumidores cada vez se preocupan más por la forma en que se trata a los animales en la producción de alimentos, por lo que el sector alimentario está dándole prioridad a este tema y creando políticas que reflejen mejor sus propios valores corporativos”, asegura Elissa Lane, directora adjunta del departamento de Animales de Producción de HSI.

En Colombia, este cambio se está dando a paso lento, aunque hay algunas empresas que ya usan las tecnologías libres de jaula, de momento solo existen compromisos oficiales de las compañías que han hecho anuncios para cambiar su cadena a nivel América Latina.

En la medida en que el consumidor sea más curioso y se pregunte de dónde vienen y cómo se producen los alimentos que llegan a su mesa, los animales de producción tendrán más posibilidades de llevar una vida más que digna.