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El zika: la primera de las siete plagas

En un mundo lleno de amenazas esta enfermedad parece haber atacado, al mejor estilo de la Biblia, los ejes del bienestar humano: salud reproductiva, sexual, mental y física.

27 de mayo de 2016

En 1947 en el bosque Zika, en Uganda, investigadores descubrieron en unos monos que monitoreaban para controlar la fiebre amarilla, un virus filogenéticamente semejante a esta y al dengue. Sin embargo, solo en 2007 se volvió a hablar de esta enfermedad que se conoce con ese nombre: zika. Ese año se produjo un brote en la isla de Yap y otras islas de los estados federados de Micronesia que afectó a cerca de 8.187 personas.

Entre 2013 y 2014, un nuevo brote afectó a 8.264 personas en la Polinesia Francesa y entre 2014 y 2015 ha enfermado aproximadamente a 1,5 millones de personas. Se cree que el virus llegó de la Polinesia a Brasil a mediados de 2014, durante el mundial de fútbol. El virus ha sido asociado con posibles casos del síndrome de Guillain-Barré en adultos y también con defectos de nacimiento, microcefalia específicamente, en recién nacidos.

A la fecha hay más de 3.000 casos en Brasil, de bebés que han nacido con esta enfermedad, que se caracteriza por un cráneo más pequeño y afectaciones neuronales. En Colombia hay al menos 40.000 personas infectadas con el virus. Pero, ¿qué caracteriza al mosquito que transmite la enfermedad que ha resultado más sanguinaria que muchas guerras?

Ranulfo González, profesor de biología de la Universidad del Valle, lleva más de 15 años estudiando el mosquito Aedes aegypti y dijo a Semana Sostenible que la época seca por la que pasa gran parte del país hace que no sean muchos los lugares donde el mosquito anidaría naturalmente como huecos de árboles, flores como las bromelias y sumideros naturales. Hoy se está reproduciendo en criaderos artificiales como cajas sanitarias que recogen aguas lluvias y llantas abandonadas entre otros.

González asegura que “la razón por la que estos mosquitos no se reproducen en climas fríos es porque no tienen regulación interna es decir, su temperatura cambia con la del ambiente por lo que las temperaturas altas o bajas determina si vive o muere”. También afirmó que si bien es inusual en sus años estudiando el Aedes aegypti, ha llegado a ver subespecies que sobreviven en altitudes hasta de 2.200 metros sobre el nivel del mar. Esto se ha visto afianzado por mosquitos que en países como Bolivia ya han sido detectados en lugares con altitudes muchos menores a la citada por González como el límite de su supervivencia.

Al preguntarle si el cambio climático puede causar más contagios, el profesor González dijo a Semana Sostenible que sí ya que “hace que fenómenos como El Niño se amplifiquen y que ciudades como Bogotá alcancen temperaturas que permiten que el mosquito sobreviva y contagie a personas que nunca antes habría podido contagiar”.

El zika y su control

Según los Centros para Control y la Prevención de Enfermedades (CDC en inglés), el zika se encuentra en Cabo Verde, Barbados, República Dominicana, Guadalupe, Haití, Martinica, Puerto Rico, San Martín, Islas Vírgenes, El Salvador, Guatemala, Honduras, Panamá, México, Samoa, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana Francesa, Paraguay, Suriname y Venezuela.

Varios países como Brasil, Colombia, Honduras y El Salvador han recomendado a las mujeres no quedar embarazadas. El gobierno de este último ha planteado, incluso, que las mujeres no queden embarazadas hasta 2018. Asimismo, el jueves 28 de febrero de 2016 la organización Mundial de la Salud (OMS), dijo que la epidemia ya es “explosiva” en América Latina y que, para finales de 2016, habrá más de 4 millones de contagiados.  En marzo del mismo año las recomendaciones se intensificaron, porque se comprobó que la enfermedad podía ser transmitida al tener relaciones sexuales hasta seis meses después de haber sido contraída.

La OMS, además, advirtió que el zika empeora las enfermedades mentales y que los bebés que tengan discapacidades debido a la enfermedad también son más propensos a padecer depresión y otras afecciones que afectan la cantidad de serotonina en el cerebro.

González afirmó que otras enfermedades transmitidas por este mosquito como el dengue, por ejemplo, ya no son epidémicas porque la población se vuelve inmune cuando tiene el virus circulando por la sangre. Como el zika es un virus recién introducido, ninguna persona es inmune todavía y por eso la proliferación es más alta.

También dijo que las medidas de prevención tomadas por el gobierno son precarias debido a que en Colombia, como en otros países del continente, no es posible erradicar el mosquito, sino solo controlarlo a él y a las enfermedades que trasmite. Esto porque para erradicarlo se necesita personal entrenado y en grandes cantidades que busque los criaderos naturales y artificiales. Este tipo de contrataciones supondrían presupuestos entre cinco y diez veces más altos que los que tienen actualmente todos los municipios del país. Es así como la enfermedad más desconcertante a la que se ha enfrentado el hemisferio sur en muchos años parece, al igual que las siete plagas de Egipto, no tener un final cercano.