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Hamburgo, un ejemplo de limpieza y civismo para el mundo

Luego de las fuertes manifestaciones durante la cumbre del G-20 en la ciudad alemana, miles de personas salieron a las calles a limpiar su ciudad para demostrar que el vandalismo no los representa.

11 de julio de 2017

Durante la celebración de la cumbre del G-20 en Hamburgo, Alemania, se vivieron grandes manifestaciones, en las que según reportaron medios internacionales, más de 180 personas terminaron detenidas y cerca de 476 agentes de Policía resultaron heridos. 

El jueves 6 de julio miles de europeos se dieron cita en las calles de la ciudad alemana para realizar la denominada marcha “bienvenido al infierno”, en contra del sistema mundial actual. La protesta terminó en enfrentamientos, lanzamiento de botellas, persecución, gases lacrimógenos y chorros de agua. Las manifestaciones se extendieron hasta el sábado y cuando terminó la cumbre de los países que concentran el comercio del 75% del comercio mundial, la paz volvió a Hamburgo pero el desastre en las calles era evidente.

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Sin embargo, desde el domingo muy temprano cientos de sus ciudadanos le dieron una lección cívica al mundo.  Antes de que el gobierno ordenara limpiar las calles, fueron ellos los que salieron con baldes, agua y cepillos y se hicieron cargo de la suciedad. “Queremos que nuestra ciudad vuelva a ser bonita y mostrar al mundo que aquí no hay solo vándalos”,  le dijo Jana, una veterinaria de 27 años, al diario El País de España.

Y es que a muchas de las personas les preocupaba la imagen que Hamburgo proyectó ante el mundo, al tiempo que la canciller Ángela Merkel, prometió ayudas a todos los que padecieron pérdidas materiales por cuenta de los disturbios y transporte gratis a quienes vieron cómo quemaban sus vehículos.

La gran jornada de limpieza fue promovida en Facebook desde el jueves en la noche por Rebecca Lunderup, una joven de 22 años, pero el agitado ambiente de orden público impidió adelantar acciones el viernes y el sábado.

A pesar de esto, el domingo  quedó confirmado que Lunderup no era  la única indignada por lo que sucedió. En la tarde, por lo menos unas 5.000 personas se habían unido a la jornada de limpieza mientras gritaban: “Nosotros somos Hamburgo, ellos no”.