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El papel de las comunidades es fundamental para evitar futuras pandemias. Fotos: Jhon Barros. | Foto: Indígenas y afros

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Gobiernos de 42 países solo han reconocido 50% de tierras de indígenas y afros

Las comunidades de los bosques son fundamentales para abordar la crisis de la biodiversidad y proteger ecosistemas importantes para luchar contra futuras pandemias. Así lo estableció un estudio de Rights and Resources Initiative (RRI) revelado hoy.

15 de septiembre de 2020

Muchos gobiernos, grupos conservacionistas e inversionistas han ignorado que reconocer los derechos a la tierra de los pueblos indígenas, las comunidades locales y los afrodescendientes debe ser el núcleo de los planes para frenar la pérdida de biodiversidad y la deforestación descontrolada en los países con bosques tropicales. 

Así lo revela un estudio de la Iniciativa para los Derechos y los Recursos (Rights and Resources Initiative - RRI) realizado en 42 países de América, África y Asia, el cual indica que los gobiernos sólo han reconocido derechos sobre la mitad de las tierras reclamadas por las comunidades de los bosques, una población fundamental para abordar la crisis de la biodiversidad y proteger ecosistemas importantes para luchar contra futuras pandemias. 

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“Este panorama se torna aún más crítico debido al claro nexo que hay entre deforestación y la pérdida de la biodiversidad con la liberación de patógenos potencialmente peligrosos. Las comunidades administran y protegen al menos el 50 por ciento del área estudiada en la investigación, suficiente para cubrir más que todo el continente africano: 3.000 millones de hectáreas”, cita el estudio.

Las comunidades indígenas y afros son vitales para la conservación de los ecosistemas. Foto: Juan Arredondo (alianza PNN-ACT).

Del total de estos territorios, al menos el 46 por ciento (1.488 millones de hectáreas) aún no ha sido reconocido legalmente, y la mitad de estos (789 millones de hectáreas) se encuentran en países de ingresos bajos y medios.

“En África, los pueblos indígenas y las comunidades locales tienen derechos sobre al menos el 70 por ciento de la superficie terrestre total. Sin embargo, encontramos que en 14 países más de dos tercios de esta área (504 millones de hectáreas) aún no ha sido reconocida legalmente. África tiene la mayor proporción de países no reconocidos en tierras de comunidades indígenas y locales”, dice el estudio.

En América Latina, los pueblos indígenas, comunidades y afrodescendientes suelen gestionar al menos 31 por ciento de la superficie terrestre (571 millones de hectáreas). “Si bien el 76 por ciento de estas áreas está legalmente reconocido como propiedad o designado para las comunidades, 137 millones de hectáreas siguen sin ser reconocidas”.

La comunidad afro tampoco es tenida en cuenta para la lucha por la biodiversidad. Foto: Jhon Barros.

Según Andy White, coautor de dos documentos técnicos y experto de la RRI, a pesar de las contundentes pruebas de que los pueblos indígenas, las comunidades locales y las personas afrodescendientes protegen la mayor parte de la biodiversidad remanente en el mundo, están asediados por todos los frentes.

“Nuestro trabajo sugiere que la respuesta es invertir en los países y las comunidades que ya están listos para ampliar los derechos a la tierra. No hacerlo pone en riesgo la salud del planeta y de sus habitantes”, dijo White.

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José Gregorio Díaz, coordinador general de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), expresó que a pesar de todos los obstáculos, el desamparo de los estados, la pandemia de la covid-19 y la violencia, los pueblos indígenas son el equipo de primeros auxilios de la Tierra. 

Estamos protegiendo el 80 por ciento de la biodiversidad mundial, y por eso es importante preservar al menos el 50 por ciento de todo nuestro planeta si realmente queremos tener la oportunidad de sobrevivir. Pero es virtualmente imposible ayudar a proteger nuestro futuro común sin que se reconozcan nuestros derechos sobre la tierra o tener acceso al apoyo técnico y financiero que necesitamos para ampliar nuestros propios proyectos”. 

Indígenas de la Amazonia denuncian que están en un alto riesgo de exterminio físico y cultural. Foto: Jhon Barros.

Diaz recalca que los pueblos indígenas de la Amazonia están cada vez más acorralados por la deforestación, la minería, la pandemia del coronavirus y los asesinatos de sus líderes. “Estamos ante un alto riesgo exterminio físico y cultural y la biodiversidad se acerca a un punto de no retorno. Este año, los asesinatos de los líderes en la cuenca ya superaron los de 2019. Oigan el grito de la selva y nuestro llamado de dolor. Los indígenas estamos dando la vida al planeta y debemos ser escuchados”.

Otras investigaciones publicadas en Science, Nature y Proceedings of the National Academy of Science respaldan los descubrimientos citados el año pasado por los paneles de clima y diversidad biológica de la ONU, que reconocieron el importante papel de las comunidades indígenas y locales en la conservación.

Los esfuerzos para proteger la biodiversidad del mundo y acabar con el cambio climático fracasarán si los gobiernos no protegen los derechos sobre la tierra de los principales conservacionistas del mundo: los grupos indígenas y las comunidades locales”, revela el estudio.

Deforestación, minería y la pandemia tienen en riesgo a los indígenas de la Amazonia. Foto: Ficamazonia.

Una nueva conservación

Otro estudio de la Iniciativa para los Derechos y los Recursos realizado en 29 naciones, evidenció que 10 países están listos para recibir inversiones significativas destinadas a reformar la tenencia de la tierra: Colombia, Guyana, México, Perú, Burkina Faso, República Democrática del Congo, India, Indonesia y Nepal.

La RRI identificó que 14 países están en capacidad para desarrollar proyectos de escala media liderados por las organizaciones locales tenedoras de derechos o por aliados de la sociedad civil. “Otros cinco países requieren apoyo adicional para crear una estructura legal y normativa necesaria para atraer más inversiones sustanciales”. 

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Colombia está listo para proyectos grandes, nacionales o subnacionales y así para desarrollar reformas de tenencia. Las ONG locales tienen la capacidad de trabajar directamente con las comunidades locales en la formalización de los derechos comunitarios a la tierra, un trabajo que ha hecho Amazon Conservation Team (ACT)”, afirma el análisis.

La lucha contra la deforestación debe incluir los derechos de las comunidades sobre las tierras. Foto: Jhon Barros. 

White expresó que en lugar de solamente señalar el problema, la RRI propone un enfoque asequible de la inversión que representa un cambio de paradigma con respecto a cómo se ha llevado a cabo la conservación en el pasado y en el presente. 

“Este análisis representa una herramienta para ayudar a donantes, gobiernos e inversionistas a apoyar una solución asequible y sostenible que se basa en el éxito de las comunidades locales en la lucha contra la deforestación y la pérdida de la biodiversidad”.

Al analizar el proyecto que tiene como fin ampliar las áreas protegidas mundiales en un 30 por ciento, más de 100 economistas y científicos descubrieron que la iniciativa podría generar una ganancia económica. “Pero bajo algunos escenarios de conservación, los pueblos indígenas y las comunidades locales podrían sufrir impactos negativos desproporcionados”.

Las tierras sagradas de los indígenas son víctimas de las mafias deforestadoras. Foto: Jhon Barros.

Sin embargo, los expertos evidenciaron que si los sistemas de gobernanza permiten y respetan los usos habituales de la biodiversidad por parte de los grupos comunitarios, como lo recomienda el Marco Mundial de Biodiversidad, los costos de oportunidad no comerciales se minimizan en gran medida. 

“De hecho, bajo enfoques de gobernanza basados en derechos, la presencia de un área de conservación puede ser un beneficio más que un costo, por ejemplo, al fortalecer los derechos de uso de la tierra de los pueblos indígenas y las comunidades locales”.

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Anthony Waldron, autor principal del informe y experto en conservación, finanzas, pérdida global de especies y agricultura sostenible, manifestó que el área reconocida como representativa de la custodia de los pueblos indígenas y las comunidades locales se expandirá entre un 63 por ciento y un 98 por ciento.

Cualquier negociación que involucre territorios reclamados por las comunidades locales, deberá responder a lo que ellos quieren y basarse en un entendimiento común de los objetivos de conservación, el consentimiento libre, previo e informado de las comunidades locales, y un entendimiento compartido de cómo se medirán los logros”.

Las comunidades son las que más protegen los ecosistemas boscosos. Foto: Jhon Barros.

Por su parte, Kimaren Ole Riamit, indígena masái y director ejecutivo de Indigenous Livelihoods Enhancement Partner, destacó que las áreas de mayor biodiversidad en el mundo se superponen con los territorios de los pueblos indígenas.

Los pueblos indígenas comprenden la naturaleza interdependiente de los ecosistemas. El enfoque que el mundo moderno tiene de la naturaleza es departamentalizado y compartimentado, una fragmentación artificial de la naturaleza que no sirve para sostener la naturaleza y que la humanidad sobreviva”. 

Según Riamit, para salvar la biodiversidad se necesitarán alianzas con los indígenas, “con frecuencias conducidas por nosotros, pero también hará falta nivelar el campo de juego para las negociaciones. El desequilibrio de poder actualmente es sustancial y tendrá que tomarse como una prioridad a medida que avanzamos”.

Los gobiernos siguen vulnerando los derechos de los indígenas y afros. Foto: Juan Arredondo (alianza PNN-ACT).

Ir más allá

Los pueblos indígenas, comunidades locales, afrodescendientes y algunos grupos de la sociedad civil, han argumentado que la propuesta de proteger el 30 por ciento de la tierra y los océanos para el 2030 no es lo suficientemente ambiciosa. Para White, esto podría ir mucho más allá.

Es completamente posible y necesario proteger el 50 por ciento del planeta para 2030, pero para hacerlo de manera asequible y eficaz debemos ampliar los derechos sobre la tierra en territorios que aún no han sido reconocidos”, dijo White. 

El experto precisó que si los donantes y filántropos privados no invierten ahora para salvar los bosques restantes, así como las vidas y culturas de los pueblos indígenas y afrodescendientes, “están revelando que están atrapados en el racismo sistémico del pasado”.

Las comunidades deben ser protagonistas en la lucha por el medioambiente. Foto: Juan Arredondo (alianza PNN-ACT).

El coordinador general de COICA señaló que dos quintas partes de todas las tierras registradas en la Base de Datos Mundial sobre Áreas Protegidas, son territorios indígenas de propiedad comunal.

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Para 2017, el 30 por ciento de la conservación terrestre ya se había logrado, en gran parte por las prácticas de manejo de los pueblos indígenas y a pesar de la falta de reconocimiento y seguridad de nuestra tenencia de la tierra y la burocracia de la conservación”.

Raina Thiele, en representación de Campaign for Nature, apuntó que los hallazgos de RRI deberían tener influencia en el diseño de cualquier iniciativa nacional o internacional para conservar la biodiversidad. 

Colombia tiene cómo garantizar los derechos sobre las tierras de las comunidades. Foto: Jhon Barros. 

“Solo podemos lograr la meta de proteger al menos el 30 por ciento de la tierra y los océanos para 2030 con el liderazgo de los pueblos indígenas y otras comunidades locales y con el pleno respeto de sus derechos”.

Los pueblos indígenas, protectores del 80 por ciento de la biodiversidad que queda en el planeta, deben ser centrales en cualquier solución para proteger la biodiversidad. “Así lo demuestra la ciencia. Para tener éxito necesitaremos de la sabiduría y la guía de los pueblos indígenas; si ellos van a continuar protegiendo la biodiversidad de nuestro mundo, no se los debe desplazar en nombre de la conservación”, puntualizó Thiele.