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Más de 50 embarcaciones de pequeño porte navegaron sobre las frías y sagradas aguas de la laguna de Fúquene. Foto: CAR. | Foto: CAR

MEDIOAMBIENTE

Laguna de Fúquene volvió a recibir veleros en sus aguas después de 40 años

Según la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, el deterioro ambiental de este cuerpo de agua cundiboyacense evitó la navegabilidad y los deportes náuticos durante décadas. La entidad aseguró que la presencia de veleros es un indicador del avance en el proceso de recuperación integral del ecosistema.

8 de diciembre de 2019

En la época prehispánica, la laguna de Fúquene era un cuerpo de agua con más de 12.000 hectáreas nombrado por los muiscas como el lecho de la zorra. Fue uno de los sitios en donde estos indígenas del altiplano cundiboyacense hacían sus ceremonias y cultos a sus dioses, al igual que en las lagunas de Guatavita, Ubaque y Siecha.

Durante los siglos XIX y XX, las aguas sagradas de Fúquene, ubicadas en las cuencas de los ríos Ubaté y Suárez, empezaron a desaparecer. La llegada de la ganadería, la agricultura y el asentamiento humano solo dejaron visibles 471 hectáreas de espejo de agua, las cuales recibían productos contaminantes y químicos utilizados por las actividades agropecuarias.

Según la CAR, la laguna de Fúquene, cuya cuenca hidrográfica abarca 17 municipios de Boyacá y Cundinamarca, perdió cerca del 96 por ciento de su vaso lagunar en 200 años. Sin embargo, abastece de agua a cerca de 650.000 habitantes, quienes las utilizan para actividades domésticas, agropecuarias e industriales, y es hábitat de varias especies de aves migratorias y endémicas.

Las aguas sagradas de Fúquene han sido desecadas para dar paso a la ganadería, principal verdugo del ecosistema. Foto: Paola Castaño / SEMANA.

La reducción de su tamaño y la contaminación de sus aguas también dieron un golpe certero a los deportes náuticos realizados en la laguna. A mediados del siglo pasado, este lugar, ubicado a 2.540 metros sobre el nivel del mar, albergaba decenas de veleros de diversos colores y tamaños, manejados por turistas expertos y amantes de la navegación.

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Los veleros llegaron a su fin hacia 1979, debido al avanzado deterioro ambiental en las aguas de Fúquene. Las plantas acuáticas como el buchón inundaron toda su superficie, le arrebataron el oxígeno al agua y mataron a la mayoría de sus peces. Esta vegetación evitaba que cualquier embarcación pudiera navegar.

El regreso de los veleros

El sábado pasado, más de 50 embarcaciones de pequeño porte, entre veleros, kayak y surf sobre remo, navegaron sobre las frías y sagradas aguas de la laguna de Fúquene, lo que puso fin a 40 años de abstinencia náutica en este ecosistema.

La actividad, llamada la Gran Regata Nacional en la laguna de Fúquene, fue liderada por la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) y la Federación Colombiana de Vela, en la cual participaron más de 100 personas de los municipios que hacen parte del ecosistema y miembros del Club Náutico Muña, Círculo Club El Portillo, Club Náutico Hansa, Club Naval y la Asociación Colombiana de Piscicultura y Pesca, quienes desplazaron sus naves desde el embalse de Tominé a las aguas de Fúquene.

La laguna de Fúquene no recibía veleros desde hace 40 años. El alto grado de contaminación y la reducción del espejo de agua lo impedía. Foto: CAR.

Néstor Franco, director general de la CAR, informó que el regreso de los veleros se debe al avance del proceso de recuperación integral del ecosistema, una iniciativa llamada ‘Por Fúquene todos de Corazón’ que ha permitido recuperar parte del espejo de agua de la laguna. 

“Esta iniciativa tiene como fin la recuperación ambiental e hidráulica de este importante ecosistema, la cual busca ampliar su capacidad con maquinaria de última generación y disminuir las amenazas por inundaciones en su periferia. El ideal es convertirla en fuente de abastecimiento de agua dulce y hábitat para la preservación de importantes especies”, anotó el directivo.

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Desde 2016, cuando arrancó ‘Por Fúquene todos de Corazón’, la CAR ha logrado retirar más de 3.200.000 metros cúbicos de material vegetal, lodos y sedimentos de la laguna por medio de maquinarias como retroexcavadoras anfibias y terrestres de brazo largo, planchones y máquinas watermaster, obras que han permitido llegar a un espejo de agua de 3.138 hectáreas.

Cientos de personas de los municipios que conforman la laguna de Fúquene presenciaron el regreso de los veleros al ecosistema. Foto: CAR.

“La meta del proyecto, que tiene un horizonte de 10 años, es retirar aproximadamente 74 millones de metros cúbicos de sedimentos y material vegetal de la laguna, y así lograr que Fúquene cuente con un volumen de agua de 130 millones de metros cúbicos”, cita un informe de la Corporación.

Franco enfatizó que la primera navegación en los últimos 40 años es un resultado fehaciente de la recuperación de la laguna. “Le estamos cambiando la cara a Fúquene. Recuperar este ecosistema es el proyecto más importante de la CAR, y el cual seguirá liderando el nuevo director de la Corporación. En diez años esperamos tenerla completamente recuperada. Ya hemos dado los primeros pasos y queremos lograr que la laguna se convierta en el principal eje ecoturístico de la región”.

Desde 2016, la CAR cuenta con un ambicioso proyecto para recuperar la laguna de Fúquene, el cual ha logrado retirar más de 3 millones de metros cúbicos de sedimentos. Foto: CAR.

Luis Francisco Castillo, director de juzgamiento de la Federación Colombiana de Vela, reconoció que la laguna ahora tiene buenas condiciones para navegar. “Está excelente, lo cual no se veía desde hace muchos años. La laguna se convierte en un nuevo epicentro para el deporte náutico en la zona de Cundinamarca”. 

A comienzos de este año, la CAR y la Gobernación de Boyacá firmaron un convenio por más de 5.000 millones de pesos para retirar 200.000 metros cúbicos de maleza acuática sobre el espejo de agua de Fúquene, recursos provenientes de regalías de los departamentos de Cundinamarca y Boyacá.