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La ARB manda camiones a determinados lugares para recoger los materiales colectados por sus miembros. Se pesan los materiales en la calle y a continuación mandan la información a través de una aplicación para recibir el pago. Foto: Juan Arredondo-DW.

BOGOTÁ

Los recicladores de Bogotá luchan por la justicia

Antes marginados y excluidos de la recogida de materiales reciclables de las calles de la ciudad, ahora los recicladores de Bogotá están protegidos constitucionalmente y son un modelo para otros recicladores en el mundo.

Alianza DW
13 de abril de 2016

Nohra Padilla tenía 7 años cuando empezó a trabajar al pie de un vertedero municipal de Bogotá. Cada día, filtraba montañas de basura para encontrar plástico, metal y otros materiales desechables para vender, contribuyendo a lo que se había convertido en el modo de subsistencia de su familia que huyó de la violencia de la Colombia rural.

Cuando el vertedero cerró, la familia Padilla, al igual que otros recicladores, llevó su trabajo a las calles de la ciudad, pero se enfrentó diariamente a la discriminación. El gobierno colombiano favoreció a las grandes empresas que consideró más eficaces e higiénicas aunque menos respetuosas con el medio ambiente. Se aprobaron una serie de leyes prohibiendo la recogida particular de residuos.

En 1991, Padilla y otros recicladores de la comunidad formaron la Asociación de Recicladores de Bogotá (ARB) para protegerse y luchar por el reconocimiento legal que ganaron tras una emblemática batalla legal, en 2013.

“Después de 30 años de organización y de trabajo para el reconocimiento, los recicladores son reconocidos como trabajadores y con derechos iguales a los demás”, dice Padilla, ahora con 49 años y directora de la ARB. (Vea: ¿Medallas recicladas en los Juegos Olímpicos de Tokio?)

En 2013, Padilla recibió el premio Goldman, el mayor premio internacional de activismo medioambiental.

Desde que ganaron el caso, los recicladores registrados en la ciudad cobran cada dos meses por cada tonelada de material recolectado, en los centros de pesaje autorizados. También se les permite vender la basura en el mercado abierto. Por estos motivos, muchos han duplicado o triplicado sus ganancias.

Los beneficios obtenidos por los 21.000 recicladores de Bogotá, dice Padilla, los han convertido en un modelo para otros recolectores de basura alrededor del mundo. Según las estimaciones del Banco Mundial, alrededor del 1 por ciento de la población urbana se gana la vida con este trabajo. (Vea: Carrozas recicladoras con todos los fierros)

Los recicladores a menudo viven en la pobreza extrema con pocos o ningún derecho laboral y sin embargo juegan un papel clave en la economía y ayudan al medio ambiente.

Nohra Padilla, directora de la ARB, fue clave en las acciones judiciales que consiguieron la protección legal para los recicladores de Colombia.

Una contribución no reconocida

En Bogotá, una megaciudad que crece rápidamente y que cuenta con unos 8 millones de habitantes, los recicladores recogen cerca de 1.200 toneladas de residuos diarios, según un estudio de caso del 2015. Estos desvían los materiales reciclables fuera del relleno Doña Juana que se encuentra casi copado, a los centros de reciclaje de la ciudad.

Los recicladores suministran un flujo constante de materiales a las empresas colombianas. Por ejemplo, los recicladores venden las botellas de agua a empresas, donde a veces son usadas para producir productos similares o incluso pantalones vaqueros u otras vestimentas.

Además de ayudar a la economía, esto también reduce las emisiones de gas de efecto invernadero, reduciendo la basura y evitando de la explotación de materiales brutos. (Vea: Tenis fabricados con plástico reciclado del mar)

“La experiencia que tenemos de otros países en vías de desarrollo es que sin los recicladores el reciclaje no prospera porque los sistemas en marcha no pueden salir adelante”, dice Sonia Maria Dias, socióloga y especialista en residuos de Brasil.

En muchos países en vías de desarrollo los materiales reciclables van a parar a las incineradoras, contaminando el aire, lo que “no tiene sentido” dice Dias. La mayoría de los residuos domésticos producidos en el hemisferio sur es orgánico o reutilizable y no necesita ser quemado, añade.

La quema de materiales reciclables como el plástico puede emitir dioxinas, un cancerígeno que permanece en el medio ambiente durante largos periodos de tiempo. Los materiales no reciclados pueden terminar también en el agua o en hábitats naturales, amenazando la biodiversidad.

‘Agentes medioambientales‘

Mientras el gobierno y el público han empezado lentamente a reconocer esos beneficios medioambientales y económicos, la organización ha cambiado la manera de verse a si misma.

La ARB ofrece formación a sus miembros sobre los estándares técnicos y de seguridad. También lleva a cabo seminarios de liderazgo, particularmente para las mujeres, quienes representan el 31% de los recicladores en Bogotá.

“La ARB ha dado a los recicladores una nueva percepción de si mismos: tu no eres un solo reciclador, eres un agente medioambiental y también un proveedor de un servicio público”, dice Federico Parra, coordinador del programa de recicladores para América Latina de la Red de Mujeres en Empleo Informal: Globalizando y Organizando (WIEGO, por sus siglas en inglés).

Sin embargo, los recicladores tienen que luchar para conservar los logros obtenidos en 2013. Recientemente, los recicladores de la ARB tomaron las calles de Bogotá para protestar contra las propuestas del nuevo gobierno municipal para eliminar el actual sistema de recolecta de residuos por uno más avanzado tecnológicamente. Los recicladores ganaron.

Planes de futuro

Ahora la ARB, una de las varias organizaciones de recolecta de residuos en Colombia, también se enfrenta a los poderosos intereses económicos. Padilla ha recibido amenazas por teléfono y físicos con ataques de hombres armados. También le robaron su ordenador y documentos de identificación.

Sin embargo, la ARB convenció al gobierno colombiano de adoptar un sistema de gestión de residuos que incluye a los “recicladores” y está trabajando con 12 ciudades en Colombia con el objetivo de implantarlo. También ha inspirado a movimientos de recicladores en países como Ecuador, Argentina y Sudáfrica.

Los críticos siguen considerando a los recolectores de residuos un modelo anticuado que debería remplazarse con las nuevas tecnologías modernas.

Pero las nuevas tecnologías pueden ser bien utilizadas y tener un impacto medioambiental mínimo, dice Padilla.

Por ejemplo, los recicladores en Bogotá ahora tienen planos oficiales que usan para examinar cada esquina de la ciudad en busca de la preciada basura empujando una carretilla llamada zorro. A diferencia de los modernos camiones de basura, tales carretillas no contaminan, aunque la ARB usa algunos camiones de basura.

“La acción de los recicladores es una tecnología social que impacta el medio ambiente de manera más altamente positiva que otras”, dice Padilla.