Francisco, el auténtico

“¿Qué el Papa Francisco le regaló cuánto?”, preguntó una señora que iba en el Transmilenio a otra mujer que se encontraba sentada, teniendo no sólo su bolso,  su lonchera, sino el bolso y las bolsas de quien le preguntaba.

“200 mil pesos, porque la robaron”, dijo la mujer que estaba sentada. “Pobre Papa. ¿Se imagina que uno le escribiera por todo lo que nos roban los políticos? Se queda en los rines”, le contestó la curiosa amiga.

En realidad, estaban hablando de los 200 euros (unos 270 dólares) que el Papa Francisco le regaló a una anciana que había sido asaltada en un autobús en la ciudad italiana de Margehera, cerca de Venecia. La anciana viajaba en un autobús para acompañar a su esposo enfermo a un hospital de Venecia, cuando un individuo le robó su cartera con 54 euros.

La mujer escribió la carta al Papa solo para consolarse. Sin embargo, semanas después el sacerdote de su parroquia recibió un sobre sellado remitido por el Sumo Pontífice. El clérigo abrió el sobre y en su interior encontró un cheque y una nota. "Le ruego que entregue, en la forma que estime conveniente, este importe a la señora señalándole que se trata de una donación de Su Santidad, el cual le acompaña con la Bendición Apostólica como prenda de ayuda y divino conforto para ella y para su marido".
Alrededor del mundo existe una euforia y curiosidad generalizada por las acciones del nuevo pontífice. Mientras que unos lo llaman un verdadero representante de Jesús en la tierra, para otros son medidas para ganar popularidad. Semana Sostenible habló con Monseñor José Daniel Falla, Secretario General de la Conferencia Episcopal de Colombia, sobre esta forma de llevar las riendas de la Iglesia.

Semana Sostenible: ¿Por qué llama la atención que un Papa ponga en orden la casa y ayude a los más necesitados?

Monseñor José Daniel Falla: Lo que llama la atención es primero su autenticidad. En segundo lugar que nos está mostrando lo que nosotros sentimos que debemos ser. Por más que el mundo nos llene de cualquier cantidad de cosas, cuando uno se encuentra solo y se enfrenta a su propia vida, el ser humano dice “esto no es felicidad y esto no es lo que nos da sentido a mi vida”. De  pronto aparece el santo padre con una serie de gestos que uno dice eso es, eso es lo que tengo que vivir.

A lo largo  y ancho del mundo todos están entusiasmados, porque el centro del deseo del ser humano es construir una vida feliz, tener una vida donde se haga algo maravilloso.   Y ver al Papa Francisco hacer este tipo de cosas te lleva a pensar en “por fin estoy viendo de manera sencilla, con gestos muy nuestros lo que debemos ser todos”
Si él fuera egoísta, el ser humano diría yo soy eso, pero yo  quiero ser distinto. No son medidas populistas, sino a que a través de sus acciones nos está cuestionando sobre hacia dónde va nuestra vida.

S.S: ¿Cómo construimos un mundo más igualitario?

M.J.D.F: Se tiene que tener en cuenta a la población, sus necesidades reales. Mire las explotaciones minerales que hay, por ejemplo.  Son riquezas pero no hay derecho que eso no se tenga en cuenta para suplir las necesidades reales de la gente.

Hay que entrar en una serie de diálogo con las comunidades, con los representantes, que se les escuchen sus preocupaciones, que sientan que cuando pasan las autoridades y empresas por un lugar, las personas, vean que están dejando algo mejor de lo que encontraron. Hay que dialogar saber cuáles son las necesidades,  darle condiciones reales de vida a las personas, donde uno diga qué maravilla de progreso. ¿Quién no quiere tener mejores condiciones de vida?

S.S: Hace una semana salieron las cifras de la ANSPE, donde se evidenciaba que 70.000 familias superaron la pobreza extrema ¿Cómo ve la Iglesia el progreso en el tema de pobreza? ¿Realmente estamos por buen camino?

M.J.D.F: Yo diría que no. La superación de la pobreza es el crecimiento humano integral. Así,  cuando miramos un país tan lleno de injusticias, donde falta la educación, donde falta la salud, donde la gente sufre por las mínimas necesidades de vida, uno dice “podré tener un poquito más de dinero, pero no tengo una serie de recursos que me permitan tener una calidad de vida”

Ahí es donde la gente se muere de hambre y tiene el Gobierno que salir a darle una limosna, lo cual no es el camino, porque la idea es crear condiciones donde haya una mejor productividad Creo que falta mucho para entender que tengo que  trabajar por el ser humano integral.