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¿Quiere o no la Alcaldía urbanizar los Cerros Orientales?

Según el Distrito cambiar la clasificación de los suelos no tiene como objetivo construir sino invertir en un parque metropolitano. Para los defensores del ecosistema el cambio de clasificación viola lo establecido por el Consejo de Estado.

4 de agosto de 2017

Esta semana se conoció la intención de la Alcaldía de Bogotá de cambiar la clasificación de los suelos que forman parte de la franja de adecuación de los cerros orientales de rural a urbana. La iniciativa se radicó ante el Tribunal Administrativo de Cundinamarca responsable de darle seguimiento al fallo del Consejo de Estado que en 2013 estableció la protección a la reserva forestal de los cerros. De acuerdo con el procedimiento establecido, el magistrado debe revisar la propuesta y compartirla con el Comité de Veeduría de los Cerros, antes de tomar una decisión.

Mientras la administración defiende que su intención no es construir en los Cerros Orientales los opositores de la propuesta ven al proyecto como el primer paso para urbanizar la zona.

Para el secretario de Planeación Distrital, Andrés Ortiz, el primer objetivo de la propuesta es que el Distrito pueda hacer “intervenciones directas para hacer parques y en las zonas de franja, tener control administrativo e invertirle permanentemente a la operación del parque que se construiría, tal como se hace con el Parque Simón Bolívar”. En esta tarea no solo estaría involucrada la Secretaría de Ambiente sino también el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD) en la parte operativa. El segundo argumento tiene que ver con los indicadores de la ciudad, “a la luz del Plan de Ordenamiento Territorial esto nos va a mejorar los indicadores de espacio público efectivo por habitante, en el que en el momento Bogotá está muy mal”.

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Según el funcionario, no hay intención alguna de construir. “La sentencia es taxativa y dice que no se puede construir absolutamente nada que no tenga derechos adquiridos demostrados. Nosotros estamos obligados a cumplirla y estamos de acuerdo con la sentencia en su totalidad. Sabemos que esto no posibilita ni facilita que sea construido ni un centímetro cuadrado más y lo que queremos es que la franja permanezca como parte de la estructura ecológica principal de la que hacen parte los humedales, ríos urbanos y grandes parques”.

Sin embargo, el documento radicado en el despacho del magistrado, al que tuvo acceso Semana Sostenible, no cita la necesidad de espacio público ni la compensación a los ciudadanos como argumentos para el cambio en la clasificación. El motivo al que se hace referencia está relacionado con las dificultades que se le han presentado al Distrito para responder a las solicitudes de verificación de existencia de derechos adquiridos dentro de la franja. Este ha sido uno de los retos que, más allá de jurisdicciones, inversiones o indicadores, sí tiene en jaque a todas las entidades responsables de darle cumplimiento al marco legal existente. “Es muy importante dejar claro que la sentencia claramente ordena que hay que reconocer los derechos adquiridos que se demuestren dentro de la franja de adecuación y manejo y esto hay que acatarlo sin importar si el área es rural o urbana”, respondió Ortiz ante el cuestionamiento de Semana Sostenible sobre este punto.

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El marco jurídico de la franja es bastante complejo, tiene más de 40 años de historia y es relativamente polémico, particularmente por el tema de los derechos adquiridos. Cuando la resolución 76 de 1977 convirtió los Cerros Orientales en una reserva forestal hubo un obstáculo para su registro: no existía la cartografía necesaria para delimitarla adecuadamente. El tema quedó en el aire hasta que, 13 años después, el Concejo de Bogotá expidió el Acuerdo 6 de 1990 en el que buscaba proceder con el registro pero hacerlo tomando en cuenta los barrios y canteras que durante ese periodo ya había intervenido en la zona. El Ministerio de Ambiente tardó otros 15 años, hasta, 2005, para expedir una resolución que intentaba poner orden con base en la realidad existente al establecer la famosa franja de adecuación como un área para la transición entre la ciudad y la reserva.

En este mapa se observa en rojo el actual límite y en amarillo la propuesta de la Alcaldía que restaría gran territorio a los Cerros Orientales.

El fallo definitivo se dio en el 2013, a través del Consejo de Estado, que estableció varias zonas con diversos grados de protección y no una gran reserva: zonas de conservación, zonas de rehabilitación ecológica, zonas de recuperación paisajística, zonas de recuperación ambiental y la famosa franja de adecuación. En el fallo, se respetan los derechos adquiridos de quienes tuvieran una licencia vigente y hubieran obtenido derechos para construir (o construyeron) antes del 26 de abril de 2005, cuando se registró la reserva en los folios de la matricula inmobiliaria, un hecho burocrático pero legalmente imprescindible. No se pueden otorgar nuevas licencias en ningún lugar de la reserva, ni dentro ni fuera de la franja de adecuación.

Para los críticos de la administración, el argumento del secretario de no tener la menor intención de construir dentro de la zona es imposible de creer, particularmente porque hay muchos ejemplos de parques en suelo rural. Así lo manifestaron tanto en redes sociales como en la Audiencia sobre los Cerros Orientales que se realizó el pasado 3 de agosto en el Congresode la República.

Para líderes de opinión como María Mercedes Maldonado, Andrés Ramírez y Víctor Mallarino, urbanizar es volver el suelo urbano y va en contra del fallo del Consejo de Estado y de los avances que ha habido en la materia durante los últimos 40 años. En Twitter, María Mercedes Maldonado, exsecretaria de Hábitat, advirtió que “el parque que les obligada (sic) a hacer la sentencia lo pueden hacer en suelo rural”. Para esta experta en planeación no tiene sentido decir que el hecho de cambiar la clasificación a urbana no es lo mismo que urbanizar. Para Maldonado y muchos otros de los contradictores de la administración, es imposible separar los intereses inmobiliarios de las intenciones de la Alcaldía en esta y muchas iniciativas del Distrito.

La propuesta continuará siendo objeto de discusión. La Administración Distrital puede haber elegido un momento político equivocado para enfrentarse, con su falta de credibilidad actual, a los defensores de la reserva; pocas cosas unen a los bogotanos más que la protección de los Cerros Orientales.