Los ratones y los primates son los animales más usados para experimentos científicos. Foto: Jerchow /MDC vía BBC.

MEDIOAMBIENTE

¿Cómo les va a los animales de laboratorio en la crisis del coronavirus?

Laboratorios en EE. UU. ya han sacrificado miles de ratones. Alemania no tantos, pero la situación ha puesto de relieve una vez más la polémica práctica de la experimentación con animales.

Alianza DW
5 de julio de 2020

En un tiempo en el que a la mayoría de nosotros ni siquiera se nos hubiera ocurrido comprar papel higiénico por pánico, Andreas Lengeling se aprovisionaba de cajas de heno, jaulas, pellets de comida y medicamentos veterinarios. No quería depender de proveedores externos durante los siguientes tres meses. Era finales de febrero, y se preparaba para la pandemia del coronavirus que golpearía a Alemania.

Como encargado de investigación y bienestar animal de la Sociedad Max Planck, la principal responsabilidad de Lengeling es asegurar que las 65 especies de animales alojadas en sus institutos de investigación en Alemania y en el extranjero estén bien cuidadas. Estas incluyen insectos, roedores, peces, ranas, pájaros y vertebrados más grandes como las alpacas.

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En marzo, investigadores estadounidenses reportaron de cómo los confinamientos dificultaban el cuidado de los animales de laboratorio. Miles de ratones han sido sacrificados. Esto se debe en parte a la escasez de personal, ya que las personas mayores y vulnerables optan por trabajar desde casa. La mayoría de los experimentos también se han detenido. Una investigadora en Colombia incluso llevó 100 huevos de tortuga a su casa para protegerlos.

Trabajo en equipo

"Estoy absolutamente preocupado por estos informes", dice Lengeling."Es realmente desgarrador escucharlos". Pero informa que la situación no ha sido tan grave en Alemania. "Reaccionamos muy pronto", dice Lengeling. "A finales de febrero, ya estábamos adaptando nuestros planes de emergencia al escenario de la pandemia. Estábamos muy bien preparados".

Andreas Lengeling


Andreas Lengeling

Otros institutos también reaccionaron con antelación. En el Centro Alemán de Investigación para la Salud Ambiental (HMGU), en Múnich, donde los científicos trabajan con roedores y peces, todos los nuevos experimentos fueron suspendidos. Sin embargo, los animales se salvaron gracias a la excelente cooperación entre los cuidadores de animales, los científicos, los responsables del bienestar animal y el equipo de gestión de crisis, según Johannes Beckers, jefe del grupo de investigación del HMGU.

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Pero no todos los institutos de Alemania actuaron a tiempo para rescatar a sus animales. El Centro Max Delbrück de Medicina Molecular (MDC) de Berlín informó que 1.500 ratones y ratas jóvenes fueron sacrificados como consecuencia de la perturbación causada por la pandemia. Esto se debe a que la mayoría de los ratones y ratas utilizados en los experimentos tienen que tener una edad específica dependiendo de lo que se esté investigando. Estos animales en particular eran demasiado jóvenes para ser utilizados en los experimentos y serán demasiado viejos para el momento en que se reanuden los experimentos.

Experimentos suspendidos y proyectos retrasados

La pandemia ha planteado un desafío particularmente difícil a los laboratorios de investigación que trabajan con primates no humanos como los macacos rhesus y los titíes. Esto se debe a que existe el riesgo de que los humanos transmitan una infección de SARS-CoV-2 a los monos.

Peces zebra en el Instituto Max Planck.

Peces zebra en el Instituto Max Planck.

Averiguar qué especies de animales corren el riesgo de infectarse con el SARS-CoV-2 es, a su vez, tarea de Andreas Lengeling en Múnich. Analiza los estudios sobre coronavirus y crea alertas en la base de datos PubMed para encontrar nuevos trabajos de investigación. Comparte sus hallazgos con los veterinarios de los institutos Max Planck para tomar decisiones.

"Por suerte, parece que la mayoría de los animales no pueden ser infectados por el [nuevo] coronavirus", dice Lengeling. "Pero hay algunas excepciones". Los gatos, hámsteres, hurones, visones y primates no humanos pueden enfermarse. En los monos macacos, la enfermedad se presenta como un síntoma leve, parecido a un resfriado. Otros animales, hasta ahora, parecen ser resistentes a cualquier transmisión natural del SARS-CoV-2.

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Un estudio reciente de Sinovac Biotech, una empresa privada con sede en Beijing, demostró que su vacuna, que contiene una forma inactiva del virus, hace que los macacos sean inmunes a una segunda infección. Pero este hallazgo debe ser tomado con una pizca de sal: como los síntomas de la covid-19 en los humanos son mucho más dañinos y severos, los resultados no son necesariamente comparables.

Experimentos con animales para luchar contra COVID-19

Estas pruebas de las vacunas COVID-19 en animales y la noticia de que muchas ratas de laboratorio han sido sacrificadas ha alimentado un viejo y continuo debate. Aquellos que no apoyan las pruebas con animales para obtener conocimientos científicos dicen que la crueldad que conlleva supera sus beneficios y han iniciado peticiones en línea.

Un mono Rhesus en el Centro Alemán de Primates en Göttingen.


Un mono Rhesus en el Centro Alemán de Primates en Göttingen.

Pero Ulrich Kalinke, un profesor del Instituto de Investigación Experimental de Infecciones en Hannover, hace un claro alegato a favor de continuar con las pruebas con animales. Dice que el desarrollo de una vacuna sin un modelo de infección no sólo es peligroso, sino difícil.

"Siento una tremenda presión", dice Kalinke. "Necesitamos una vacuna. Pero si tratas de abordar estos experimentos solo con humanos, y sin ponerlos en peligro, tendrías que empezar con dosis muy, muy bajas de vacuna. Esto llevaría años". Y el tiempo es esencial en esta lucha contra el nuevo coronavirus.

Vacunas: a veces una espada de dos filos

En el pasado, hubo muchos ejemplos en los que el uso de nuevas vacunas salió mal. En 1966, un test de una vacuna contra el virus sincitial respiratorio (VSR) en EE.UU. tuvo un final desastroso cuando resultó en la muerte de dos niños. Más recientemente, se descubrió que una vacuna oral contra la poliomielitis, administrada ampliamente a familias de ingresos bajos y medios en todo el mundo, había causado muchos casos de la misma enfermedad.

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Kalinke dice que la comunidad científica ha aprendido de esos fracasos. También quiere evitar un escenario en el que un individuo de cada 1.000 vacunados sufra graves efectos secundarios, cuando las pruebas previas en animales pueden evitar que esto ocurra.

Según Ulrich Kalinke, la vacunación masiva necesaria para frenar la pandemia de coronavirus en todo el mundo significa que las preocupaciones de seguridad son primordiales. "Esperamos que habrá la necesidad de vacunar tal vez a uno o dos tercios de toda la población mundial. Así que es mejor que sepamos que la vacuna es segura".