CIENCIA

Medio grado centígrado de más basta para multiplicar desastres climáticos

Un estudio de la revista Nature Climate Change reveló que solo 0,5 grados de aumento en la temperatura provocaron grandes irregularidades en el planeta.

30 de junio de 2017

El hecho de que la temperatura media se elevara “solo” de medio grado centígrado bastó para que se multiplicaran e intensificaran las canículas y las lluvias torrenciales en estos últimos años en varias regiones del mundo, según un estudio publicado el viernes.

Los investigadores compararon dos periodos (1960-1979 y 1991-2010), entre los cuales la temperatura media aumentó 0,5 ºC.

Entre ambas épocas, la intensidad de las precipitaciones extremas aumentó un 10% sobre un cuarto del territorio mundial. Y las sequías se prolongaron una semana más en la mitad de las regiones, según el estudio, publicado en la revista Nature Climate Change.

Como el planeta ya había ganado 1ºC respecto a la época anterior a la Revolución Industrial, “ahora disponemos de observaciones reales que nos permiten determinar los impactos concretos del calentamiento”, dijo Carl-Friedrich Schleussner, investigador del Potsdam Institute of Climate Impact Research.

El cambio climático, generado por la combustión de carbono, petróleo y gas, debutó con la industrialización, pero se aceleró en los últimos 50-60 años.

Entre los periodos estudiados, los veranos registraron temperaturas a veces superiores en 1ºC, y los inviernos, en 2,5ºC.

La comunidad internacional adoptó a fines de 2015 en París un acuerdo para limitar el calentamiento por debajo de 2ºC, respecto a la Revolución industrial, incluso a 1,5ºC.

“Vemos claramente que una diferencia de 0,5ºC cuenta”, explicó Erich Fischer, de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, coautor del estudio.

Un aumento de 2ºC, respecto a 1,5ºC, duplicaría por ejemplo el número de canículas, mientras que si se lograra el difícil objetivo de mantener el alza por debajo de 1,5ºC, se daría una oportunidad a las barreras de coral, corazón de ecosistemas de los que dependen 500 millones de personas y un cuarto de la vida submarina.