Los teléfonos se instalan en lo alto de las copas de los árboles, donde pueden detectar la actividad de la tala ilegal. | Foto: DW

MUNDO

Doing Your Bit 2:Combatiendo la tala ilegal con teléfonos móviles

Rainforest Connection, una pequeña ONG, utiliza teléfonos móviles viejos para detener la tala ilegal en todo el mundo.

12 de enero de 2016

En el verano de 2011, Topher White visitó por primera vez la selva tropical de la isla de Borneo, en el sudeste asiático. En aquel entonces no era más que un turista, como él dice, visitando una área protegida para los gibones, una especie de primate. "Sobre todo, me impresionaron los abrumadores sonidos del bosque", recuerda. "Había una cacofonía constante de ruidos. El que más destacaba, sin embargo, era uno que me era imposible identificar en aquel momento. Un sonido, cuya presencia no la hubiera percibido nadie fuera del lugar". Era una motosierra.

Los leñadores ilegales talaban los árboles, sin permiso de las autoridades, en medio de la reserva de los gibones, a tan solo dos kilómetros de distancia del lugar donde se encontraba White. Y nadie lo escuchaba. Este fue el desencadenante de una innovadora idea: ¿por qué no utilizar teléfonos móviles viejos para monitorizar la selva? "Los móviles son excelentes, están llenos de sensores", dice White. "Y cada año se desechan cientos de millones". Entre los muchos sensores que están integrados en un teléfono móvil, hay micrófonos sofisticados y sistemas de localización GPS.

Utilizando la energía solar

Los teléfonos podrían instalarse fácilmente en lo alto de los árboles. Desde ahí reconocerían e identificarían los ruidos de motosierra al igual que una aplicación musical, como por ejemplo Shazam, que reconoce la canción que se está reproduciendo. Entonces el teléfono podría activar la alarma a las autoridades y como está equipado con GPS, el guardabosques sabría exactamente dónde buscar a los taladores ilegales.

Pero un momento: ¿cómo puede un teléfono móvil alertar a nadie en medio de la selva? "La gran sorpresa fue descubrir que teníamos cobertura en medio del bosque ", subraya White. Y es que, "estamos hablando de áreas que se encuentran a cientos de kilómetros de la carretera más cercana", aclara.

Como tantos otros fundadores de compañías emergentes, o startup, White se encerró en el garaje de sus padres y comenzó a trastear. Desarrolló un software y construyó fundas protectoras resistentes al agua construidas para proteger el pequeño ordenador de las adversidades atmosféricas. Pero pronto descubrió que el verdadero reto era abastecer a los móviles con electricidad en el bosque.

La opción inmediata fue utilizar placas solares, pero a través de la espesura de la maleza del bosque penetra muy poca luz del día. De este modo, a White se le ocurrió la idea de desmontar todos los componentes innecesarios que consumen energía del teléfono, incluyendo pantallas y altavoces. Además, desarrolló un diseño con células solares dispuestas alrededor del teléfono móvil como pétalos de flores.

Actualmente, White ha transformado su esfuerzo en una ONG, Rainforest Connection, y ha lanzado una exitosa campaña en Kickstarter, que hasta la fecha ha recaudado más de 150.000 dólares americanos (140.000 euros). Además, recibe toneladas de teléfonos móviles inteligentes viejos de regalo porque a la gente le gusta donar sus antiguos dispositivos por una buena causa.

La primera prueba del sistema, en la isla indonesia de Sumatra, fue satisfactoria. En ella, sorprendieron a un grupo de taladores ilegales en el acto, que cooperaron sin poner resistencia y abandonaron pacíficamente el lugar sin regresar de nuevo al mismo.

Con mucho apoyo de grupos ecologistas y voluntarios, la organización Rainforest Connection ha instalado desde entonces un sistema en Camerún y actualmente está trabajando en la implementación de otro en la Amazonia brasileña. Todo esto solo ha sido posible debido a la fascinación que le causaron a White aquellos sonidos de la selva en su primer viaje a Borneo.