Así luce en la actualidad el sector de El Rodadero en Santa Marta en época de coronavirus. Foto: tomada del Twitter de @ALEJOMICHELLS

MEDIOAMBIENTE

La bahía de Santa Marta vuelve a ser la más linda de América

Por estos días en sectores como El Rodadero y Taganga es posible apreciar el azul del mar en todas sus dimensiones. La prohibición de actividades marítimas, por el confinamiento para evitar el contagio por covid-19, les ha dado un gran respiro a los ecosistemas marinos.

1 de abril de 2020

Una amplia gama de azules se puede observar por estos días en el mar de Santa Marta. La bahía volvió a ser, sin duda, la más linda de América. 

Las restricciones tomadas por la alcaldía de ese Distrito Turístico, Cultural e Histórico, así como por la Gobernación del Magdalena, para prevenir la propagación del covid-19, también han impactado positivamente en la recuperación de sus playas y en el descanso de los ecosistemas marinos.  

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En redes sociales los habitantes de esa ciudad han publicado fotos y videos en los que se puede observar la bahía en todo su esplendor. 

En solo 16 días, el mar volvió a recuperar su tonalidad azul y en algunas zonas el agua luce transparente. La arena retornó a su blanco natural, libre de desechos en sectores como El Rodadero y Taganga. Los animales regresaron y ahora disfrutan tranquilamente ante la ausencia de humanos

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El pasado martes 17 de marzo la alcaldía y la gobernación decretaron el cierre temporal de playas, ríos y balnearios y prohibieron el ingreso de grandes embarcaciones, incluidos cruceros.

Igualmente, sin botes y navíos menores, la bahía ha podido respirar, pues sus aguas ya no están agitadas. Eso ha hecho que la sedimentación baje y se estanque, situación que permite observar la transparencia del mar y toda su riqueza íctica. 

Y es que este tipo de embarcaciones suelen aportar derrames oleosos que conribuyen a la contaminación. 

Una situación similar se viene registrando en la bahía de Cartagena, cuyas aguas volvieron a su azul turquesa, al igual que en otras ciudades costeras del país, donde la naturaleza ha reverdecido ante la ausencia de actividades marítimas y de humanos para desarrollarlas.