La historia de los mineros es conmovedora y ha ganado varios premios. | Foto: Juan Carlos Sierra

DOCUMENTAL

Parados en oro

Los mineros de Marmato, Caldas, protagonizan un documental sobre su lucha por alejar a las multinacionales.

Cristina Castro*
9 de octubre de 2014

“Yo me siento más cómodo dentro de la mina que por fuera. Cuando salgo a la calle, siento que ya no me adapto”, dice José Dumar Vélez, un minero recio que ha estado buscando el oro en las montañas de Marmato desde que era niño. “Por eso, desde que llegaron las multinacionales con la idea de trasladar el pueblo para hacer una mina a cielo abierto, me siento amenazado. No solo porque no sé hacer nada aparte de ser minero, sino porque tampoco me imagino viviendo en otra parte”, concluye. 

José Dumar es el protagonista de Marmato, un documental dirigido por Mark Grieco, que se estrenó esta semana y que se ha ganado múltiples premios. El director estadounidense llegó al municipio de Caldas en 2006, con apenas una cámara fotográfica, diciéndole a los marmateños que quería contar su historia. Dumar desconfió de él al principio pues creía que por ser ‘gringo’ trabajaba para la minera canadiense que quiere hacer un megaproyecto allí, pero con el pasar del tiempo le abrió las puertas de su mina y de su casa. Grieco lo filmó día tras día por cerca de seis años. En muchos momentos no entendía por qué el filme no salía más rápido y por eso en dos ocasiones renunció a ser su protagonista. “Ya tenía eso por perdido”, dice entre risas. 

Apenas se publicó el documental fue un éxito. Se ganó dos premios en Sundance, uno de los festivales más reconocidos del mundo, y tres en el Festival de Cine de Cartagena. El pasado dos de agosto lo estrenaron en Marmato. Había tanta expectativa, que tuvieron que transmitirlo en el Polideportivo. Fue más gente que en las Fiestas del oro, las tradicionales del municipio. Más de 1.200 personas se agolparon para verlo y, cuando se vieron en la pantalla grande, muchos no pudieron contener las lágrimas. 

Lo que cuenta la película no es más que la historia de su pueblo y de su resistencia.  Marmato lleva la minería en su ADN, tanto que Simón Bolívar usó esas minas para financiar la independencia de Colombia. El municipio se extiende únicamente alrededor de un cerro que guarda en sus entrañas la leyenda del Dorado y que hoy se cree que es una de las reservas más grandes del metal precioso que queda en el mundo. Hace más de cincuenta años, para controlar la fiebre del oro, la montaña se dividió en dos: la parte alta era para los pequeños mineros y la baja para las grandes empresas. Los problemas comenzaron cuando esa frontera invisible se perdió. Desde hace un par de años, la empresa Gran Colombian Gold busca desarrollar en toda la montaña un proyecto de mina a cielo abierto para lo cual ha planteado reubicar la totalidad del pueblo. 

“Para nosotros esa propuesta es una humillación”, dice Mario Tangarife, presidente de la Asociación de Mineros Tradicionales de Marmato. “Este cerro es nuestro desde hace más de 500 años, nos lo heredaron nuestros antepasados y no nos vamos a ir. Vamos a defenderlo porque es lo único que tenemos”, agrega.  Luis Gonzaga, un abuelo que decidió enfrentar ese problema con melodías compuestas por él, resume lo que vive su pueblo en una canción con la que abre el documental “el oro es muy bendito, el oro es muy sagrado, lo dejó mi diosito, pero es muy codiciado”.  


*Periodista de revista SEMANA