Con nuevas alternativas tecnológicas y ambientales, los habitantes de Jerusalén olvidan el ruido de los fusiles y ahora trabajan en proyectos de energía solar, uso eficiente del agua y los residuos y desarrollos agroforestales. Foto: Jhon Barros | Foto: Jhon Barros

MEDIO AMBIENTE

ESPECIAL | Jerusalén, un pueblo que sana sus heridas con proyectos ambientales

Este municipio de Cundinamarca mediante nuevas alternativas tecnológicas y ambientales hace que sus habitantes olviden el ruido de los fusiles de la guerrilla y ahora trabajen en proyectos de energía solar, uso eficiente del agua y los residuos, así como en desarrollos agroforestales.

20 de octubre de 2019

A simple vista luce como uno de esos pueblos pequeños de tierra caliente a donde no ha llegado la tecnología, el desarrollo y la delincuencia. A las 6 de la mañana, cuando suena la campana de la iglesia parroquial, decenas de niños de las veredas llegan al parque principal en una chiva de colores verde y rojo para iniciar su jornada estudiantil. Los que viven más cerca arriman en bicicletas o de la mano de sus mamás. 

Los diez establecimientos comerciales que rodean el parque de Jerusalén, municipio de Cundinamarca ubicado a media hora de Tocaima y a más de tres horas de Bogotá, abren sus puertas para vender hortalizas, frutas, huevos, leche y pan para el desayuno. Solo uno ofrece desayunos, el mismo donde está la única carnicería del pueblo. Las gaseosas, jugos y cervezas no faltan en ninguna de las tiendas, ya que en algunos meses el calor es insoportable: la temperatura supera los 40 grados centígrados.

El parque, principal punto de encuentro de los más de 2.700 habitantes que habitan en el pueblo, con una extensión de 23.600 hectáreas, está acordonado con una polisombra, ya que desde hace un año está en remodelación. Por los rotos de la tela verde se ve una fuente en el centro, varios senderos en adoquín y árboles de mediano porte. En el cuadro no aparece ninguna silla.

Hacia las 9 de la mañana llegan jeeps con campesinos que habitan en las 17 veredas montañosas, zona donde está concentrada la mayoría de la población (más de 2.000 personas). Luego de negociar productos como maíz, caña, café, plátano y frutas, se dirigen a las tiendas para refugiarse del sol. Muchos prefieren sentarse en las sillas que hay en los andenes, protegidos por las tejas de las viviendas, para ver televisión con el tímido golpe de la escasa brisa.

A las 6 de la mañana decenas de niños de las veredas llegan al parque principal en una chiva de colores verde y rojo para iniciar su jornada estudiantil. Foto: Jhon Barros

Las puertas de las casas siempre están abiertas. Las llaves de los carros quedan prendidas al botón de encendido y las bicicletas revolotean por las calles polvorientas y áridas libres de cadenas y candados. No hay ladrones ni exceso de vendedores ambulantes.

La gente es tímida y reservada. A cada foráneo que llega lo analizan meticulosamente con la mirada. No dicen más de la cuenta y escuchan cuidadosamente. Esa precaución viene de décadas atrás, cuando la guerrilla de las FARC hacía presencia en la zona. Los habitantes más antiguos aún tienen vívidos recuerdos de esa época, como en 1996, cuando un atentado a la estación de Policía, ubicada en las calles que rodean el parque central, dejó dos muertos y más de cinco heridos. La fachada de la estación quedó totalmente destruida. 

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Las tropas guerrilleras se desplazaban constantemente por las montañas de Jerusalén, lo que tuvo a la población bajo un halo de zozobra y miedo por muchos años. Según el Registro Único de Víctimas, 73 personas del municipio declararon haber sido victimizadas por hechos relacionados con el conflicto armado. De ellas,  ocho padecieron por desaparición forzada.

Heriberto Sánchez, un habitante de la vereda El Hatillo con 65 años de edad, recuerda por lo menos dos tomas guerrilleras en el pueblo, que causaron pavor entre la comunidad. “Además, las veredas de las partes altas estaban totalmente dominadas por la guerrilla. Durante mucho tiempo acá funcionó el frente 42 de las FARC. Desde 2003 no volvimos a saber de ellos, gracias a Dios. Por eso hemos permanecido casi que en el anonimato, pocos saben de la existencia del municipio”.

Los habitantes viven con precaución pues la guerrilla de las FARC hizo presencia en la zona durante décadas. Foto: Jhon Barros

Renace un pueblo verde

En 2016, la calma absoluta en la que vivían los pobladores de Jerusalén se vio alterada. Pero en esta ocasión no fue por el ruido de los fusiles de los grupos armados o por las amenazas que causaron pánico en el pasado. Eran funcionarios de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), que empezaron a visitar constantemente el pueblo.

“Nos dijeron que Jerusalén sería el primer municipio ecosostenible de Colombia y que nos iban a ayudar a mejorar nuestra calidad de vida e incrementar los ingresos por medio de acciones ambientales, como energía solar, uso eficiente del agua y siembra de nuevos árboles. Al comienzo no creíamos. Los pueblos pequeños somos muy incrédulos, porque hemos permanecido casi que invisibles ante los ojos del país. Nos costó creer”, dijo Sánchez campesino que vive con su esposa y tres hijas.

La propuesta de la CAR era un programa integral de sostenibilidad con énfasis en energías alternativas, llamado Jerusalén Ecosostenible, que introduciría en el municipio conceptos desconocidos para casi toda la población, pero que iban a cambiar sus vidas, reducir los costos energéticos y disminuir las afectaciones ambientales.

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Páneles solares que surten energía; filtros que mejoran la calidad del agua en las zonas rurales; un banco de agua para evitar escasez; reservorios para las actividades agropecuarias; tratamiento de los vertimientos; abonos con basura orgánica; biogás con excrementos de los cerdos; y plantaciones de especies forestales; son algunas de las experiencias que hoy en día hacen resurgir a Jerusalén.

“En los cuatro años que lleva el proyecto no sólo hemos aprendido que sí se puede vivir cuidando la naturaleza: la economía despertó. Antes no había un solo restaurante o sitio para que algún turista pudiera pasar la noche. El movimiento era escaso. Ahora, hay cerca de cinco hoteles, pequeños pero decentes, y un restaurante con comida muy rica. Hasta extranjeros nos han visitado por este proyecto. Estamos saliendo del anonimato”, asegura Sánchez, hombre delgado, de estatura baja y con piel color melaza y curtida por el sol.

Edwin García, director del Centro de Investigación Ambiental de la CAR, alma y corazón de este proyecto, informó que desde 2016 la entidad ha invertido más de 1.000 millones de pesos para convertir a Jerusalén en el primer municipio ecosostenible de Colombia.

“Hemos tratado de aprovechar el fuerte de cada vereda. Por ejemplo, en las zonas más montañosas, donde hay nacimientos de agua, nos enfocamos en mejorar la calidad del recurso con filtros y reservorios; y en las áreas más secas implementamos acciones agroforestales, un banco de agua y paneles solares. El ideal es abarcar la mayor cantidad de cobertura del municipio”.

Con los diferentes proyectos sostenibles, Jerusalén ya no es el mismo municipio rezagado y olvidado. “En 2017, Jerusalén ocupaba la posición 80 por su índice de desempeño en Cundinamarca. El año pasado estuvo entre los 30 primeros. Eso demuestra el éxito de la estrategia ecosostenible”, anotó García.


 La CAR ha invertido más de 1.000 millones de pesos para convertir a Jerusalén en el primer municipio ecosostenible de Colombia. Foto: Jhon Barros.

Y vienen más cosas para los jerusolemitanos. Según García, la CAR ya trabaja en nuevos proyectos de investigación sobre energía renovable con la Universidad Nacional, una alianza de 500 millones de pesos, y la perforación de un pozo de aguas subterráneas en el casco urbano, por medio de un convenio de 600 millones de pesos con el Ejército Nacional.

“También construiremos un centro de investigación de energías alternativas, riego y bosque seco tropical, que contará con asesoría de expertos israelitas, y con Enel-Emgesa pondremos en marcha litros de luz, que busca iluminar con energía solar sitios de las zonas veredales, como los polideportivos”. 

Por los buenos resultados alcanzados por este proyecto ecosostenible, la CAR pretende replicar varias actividades en otros municipios. “Hemos visitado acueductos verdales en Silvania y empresas porcícolas en Pacho, donde montaremos biodigestores. El ideal es trascender y que otros municipios tengan ese cambio de vida que ha tenido Jerusalén”, dijo Daniel Rojas, líder del proyecto de la CAR.

SEMANA SOSTENIBLE visitó varios de los proyectos emprendidos por la CAR y conversó con los campesinos que han vivido en carne propia la transformación de un pueblo marcado por la violencia que ahora vive de cuidar la naturaleza. 

Este especial fue tomado de: https://semanarural.com/web/articulo/proyectos-ambientales-innovadores-en-jerusalen-cundinamarca/1086