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MUNDO

Reintroduciendo el castor en el Reino Unido

Durante 400 años, no ha habido castores en el Reino Unido. Los ecologistas están demostrando que su reintroducción tendría beneficios para el medioambiente.

Alianza DW
5 de octubre de 2016

El suroeste de Inglaterra es un lugar idílico. En el pasado, los castores dejaron aquí un gran número de huellas. Sin embargo, hace unos 400 años, estos roedores desaparecieron como consecuencia de la caza humana para conseguir su piel y carne. En algún momento de 2008 surgió de nuevo un pequeño grupo de animales en el condado de Devon. Fueron descubiertos en un río con el equívoco nombre de Otter (nutria en inglés), para el deleite de los investigadores del castor.

“Es una especie clave, un animal que manipula su medio y beneficia con ello a otras especies”, explica Mark Elliott de la organización Devon Wildlife Trust (DWT). “Tenemos algunos ejemplos fantásticos de beneficios a los que han dado lugar", afirma.

Las habilidades técnicas de este mamífero pueden ser de gran ayuda para la biodiversidad y evitar inundaciones en determinadas regiones. Esto es fundamental para un país que sufre de tormentas cada vez más fuertes, y en el que uno de cada diez animales está en peligro de extinción, de acuerdo con un informe reciente. Según los ecologistas, el castor es un buen candidato para ser reintroducido en la naturaleza. Un equipo de científicos y ecologistas de DWT y la Universidad de Exeter están tratando de demostrar las ventajas de su reinserción en la naturaleza, frente a la oposición de algunos agricultores.

Ciencia de vanguardia

El DWT tiene en marcha dos proyectos sobre el castor en Devon. Uno gira en torno al grupo que se ha asentado en el río Nutria. Aquí, se da libertad total a los animales para que interactúen con la naturaleza.

El otro proyecto se encuentra más al oeste, en un lugar cerrado y bien aislado, cerca de la pintoresca ciudad de Okehampton. Aquí la investigación se lleva a cabo con cámaras trampa y otras tecnologías de vigilancia de última generación.

“La tecnología que utilizamos es una de las más avanzadas del mundo en la investigación del castor y su impacto en el agua”, explica Elliot, amigo del castor y ecólogo experto en humedales, que trabaja desde hace 10 años para DWT.

En tan solo cinco años, los castores han logrado transformar con sus “conocimientos de ingeniería” densos pastos, dando lugar a lo que Elliott describe como un “enorme y complejo humedal”.

“Lo hacen realmente bien”, dice. Los cambios son fácilmente reconocibles. Y es que los diques, que construyen, están por todas partes. La principal corriente de agua, anteriormente solo un reguero, fluye ahora con una gran caudal a través de una serie de estanques repletos de agua.

“Aquí les podemos ofrecer un hábitat óptimo”, explica Elliott. “Sin la restricción de la zona probablemente hubieran migrado río abajo, en busca de aguas más profundas. Sin embargo, como no ha sido así, han tenido que ingeniárselas y manipular su entorno para conseguir esas aguas profundas”.

Servicios adicionales

Los resultados del ensayo de campo son hasta ahora prometedores. A medida que fluye el agua, se filtran contaminantes tales como sedimentos y fosfatos. Asimismo, las construcciones de castor recogen el agua de la lluvia, impidiendo la formación de torrentes y dejando así pasar el agua de forma lenta cuando hay períodos de sequía.

En teoría, la reintroducción a gran escala de los animales podría mejorar la seguridad en la práctica agraria y hacer que las posibles inundaciones fueran menos severas. En 2015, por ejemplo, precipitaciones fuertes en el norte de Inglaterra causaron graves daños. En el futuro, se estima que Inglaterra gastará más de 3,5 millones de euros en la prevención de inundaciones.

Asimismo, la labor que realizan los castores no solo permite una mirada hacia el futuro, sino también hacia el pasado, según el profesor Richard Brazier que dirige el equipo de investigación. “Probablemente, la principal lección es comprender cómo deberían de funcionar nuestros ecosistemas hídricos dejando que las especies nativas se desarrollen en libertad”.

El impacto del castor en la biodiversidad del entorno también es obvia. Un pájaro carpintero, que era difícil de ver, se escucha ahora más a menudo sobre los troncos de los árboles. También ha aumentado el número de mariposas que revolotean alrededor de los estanques. Y la garza real disfruta de nuevo de un verdadero buffet de ranas.

“Durante el primer año de reintroducción del castor, solo tuvimos diez montones de huevos de rana”, cuenta Elliott. “Este año, sin embargo, han sido 571 ya que el complejo de humedales ahora tiene grandes estanques, que son perfectos para criar anfibios”.

Cuestión de equilibrio

Sin embargo, algunos se oponen a la reintroducción del animal en los campos británicos, entre ellos la Unión Nacional de Agricultura (NFU, en sus siglas en inglés). El sindicato teme que una gran población de castores podría dañar las tierras de cultivo disponibles. En Escocia, los granjeros afirman que los roedores han excavado en los diques y sistemas de drenaje. Por este motivo, algunos fueron sacrificados.

Sin embargo estos temores son exagerados, según Helen Meech de Rewilding Britain, una nueva organización, que aboga por la reintroducción de especies nativas como una manera de mejorar elcampo británico.

“En Baviera se reintrodujeron castores hace 30 años. Hoy, hay 18.000 ejemplares y el paisaje no es tan diferente al del Reino Unido”, afirma Meech. “Aquí hay una agricultura intensiva. Los castores a veces también dan problemas, sin embargo, se controlan fácilmente”.

De todos modos, en Devon la población local parece estar contenta de tener a estos animales de vuelta. Cuando la población de castores fue descubierta por primera vez en el río Nutria, el gobierno quiso eliminarla. Esto, sin embargo, condujo a una protesta pública y a una exitosa campaña para mantener a los animales.

Por otra parte, Richard Brazier y Mark Elliott afirman que hasta el momento apenas ha habido conflictos entre castores y agricultores y si fuera el caso, se tendrían en cuenta las necesidades de estos últimos.

Una vez que finalice el estudio del castor en libertad, en 2020, el destino de los castores en el río Nutria estará en manos del gobierno, que se pronunciará sobre su permanencia o no. Mientras tanto, los animales seguirán – al margen de la discusión – construyendo diques.