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El mono y la mona en bikini

El tráfico y tenencia ilegal de fauna silvestre sacan lo peor de la especie humana y son el tercer mercado ilegal en el mundo. La publicidad de una de marca colombiana de vestidos de baño nos da luces de porqué es tan difícil de combatir.

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27 de noviembre de 2015

La mayoría de los colombianos no saben qué es un Cebus capucinus. Usted de seguro no es la excepción. Apenas se lo presente va a saber que sí lo conocía; lo ha visto en alguna foto bajo el rótulo “biodiversidad” o en esa película donde sale lo poco de magia que nos queda. Es un animal de esos que en este país llamamos micos, y que a los que estudiamos biología nos acostumbran a decirles monos. A este en particular le decimos mono cariblanco, un animal hermoso, de cuerpo negro y rostro blanco, que le saca una sonrisa a cualquiera al verlo. Ese es el mono de esta historia.

Alguna vez tuve mucho que ver con el mono cariblanco. Estaba en Fundación Ecolombia, una organización que trabajaba con rehabilitación de fauna decomisada. Aunque nos enfocábamos en trabajar con mono aullador rojo, nos entregaban todo tipo de animales. Mis compañeros y yo vimos a cientos sufrir la crueldad humana. Los tiernos bebés de monos, perezosos, iguanas, loros y hasta tigrillos que compran los papás a sus hijos, llegaban moribundos a nosotros. Llegaban por decomisos o porque las mismas familias que los habían comprado los entregaban, a veces porque les tomaban lástima, pero casi siempre porque les empezaban a estorbar.

Así conocí el tráfico y tenencia ilegal de fauna silvestre. Un delito que saca lo peor de la especie humana y que es el tercer mercado ilegal en el mundo, después del narcotráfico y el tráfico de armas. Sólo durante la Semana Santa de este año se incautaron 13.644 animales, según cifras del Ministerio de Ambiente. Muchísimos son aves y reptiles, pero entre los mamíferos los monos son el grupo más afectado. Se parecen a nosotros (¡obvio! somos todos primates), sus bebés son frágiles, tiernos, te abrazan y te necesitan… ¿quién no quisiera tener uno? Pues resulta que los más probable es que esa carita hermosa que compras muera en tus manos y por tu culpa. Más aún, para que esa carita llegue a tus manos muchos tuvieron que morir: otros bebés que fueron capturados, los miembros de su grupo que quisieron defenderlo del cazador y, casi siempre, su madre luchando porque no se lo arrebataran. (Vea: Un tráfico bestial, las cifras del tráfico animal en Colombia)

Esta semana tuve un encuentro con un mono cariblanco. Estaba pegado de una mona. De una mona en bikini.



En redes, vi el llamado a reaccionar frente a las fotos de un catálogo de vestidos de baño de la marca Agua Bendita en donde la modelo llevaba prendido un bebé de mono cariblanco; la persona colgó las fotos con la indignación de ver a una marca patrocinando el tráfico de fauna silvestre y el maltrato a un animal aún bebé. Más me demoré en ver las fotos que en hervir de la ira. Cuando uno sabe lo que está detrás de cada animalito de estos, se le parte el alma y la puñalada llega profundo. Repasé los cientos de campañas pedagógicas que en Antioquia han hecho las autoridades ambientales, Gobernación, Alcaldía, Policía y ONGs para crear conciencia sobre el tráfico ilegal. ¿Cómo era posible que una marca de ropa de gente educada y de excelente posición social de Medellín pensara que estaba bien, que era normal, usar un bebé para vender vestidos de baño?

En diferentes tonos, unos más propositivos y otros más agresivos, por redes muchos mostramos nuestro rechazo y pedimos que retiraran las fotos. Algunas personas se tomaron el trabajo de ir hasta los almacenes a explicar el horror de la campaña. Había fotos por dos lados; además de las puestas por la marca, Bancolombia tenía una promoción asociada, y estaba usando las mismas imágenes del catálogo. Bancolombia reaccionó de forma responsable al llamado de redes, retiró toda publicación, manifestó su rechazo a las acciones y pidió disculpas, incluso de manera individual a quienes les habían escrito.

Mientras tanto, en la página de Facebook de los vestidos de baño el community manager borraba progresivamente todo mensaje que les ponían. Retiraron las fotos del homepage de la marca, pero no del catálogo. Esto comenzó el martes en la noche y hoy es jueves; el primer post que yo vi ha sido compartido casi 800 veces y hay muchos nuevos post que están circulando, incluyendo uno desarrollado de manera muy profesional que directamente maldice a la marca. Pero las dueñas de los vestidos de baño no parecen inmutarse.

Hoy, después de cuatro días de ver con desconsuelo al mono y a la mona en bikini, entendí por qué mis coterráneas no retiraban las fotos. La cosa es que yo al mono lo conocía bien, pero a la mona no, y ahí estaba la clave. La mona es Shannon de Lima, una modelo venezolana muy reconocida y muy bien casada; nada menos que con Marc Anthony. El mismo que canta y baila, literalmente, y que además toma excelentes fotos. ¡Esta marca de vestidos de baño logró la receta victoriosa de tener a Marc Anthony fotografiando a su esposa vistiendo la última colección!

Una receta que les ganó la portada de la revista ¡Hola! Colombia, nota en ¡Hola! TV, People, Telemundo y una cantidad de medios que yo nunca hubiera leído de no ser porque Marc y Shannon estuvieron acompañados por Tony, y ¡Tony sobraba en esa receta!. Ese es el nombre que le pusieron al mono cariblanco, a quien por respeto seguiré llamando mono. Sin duda las dueñas de la marca han de sentirse orgullosas de esa campaña que tan buenos resultados les ha dado y que no poco les ha de haber costado. Seguramente fueron los publicistas y no ellas las que pensaron en el mono. Eliminar esas fotos es tarea dura, pero se las quiero facilitar. (Vea: Una flota aérea contra el tráfico de animales)

Las fotos no parecen ser tomadas en Colombia; en el mejor de los casos para ellas, es probable que la tenencia de fauna silvestre no sea ilegal en el país donde se hizo la sesión. El punto es que en Colombia lo es, y las fotos están exhibidas en Colombia, en cada almacén de la marca, en su sitio web, Instagram, Facebook y Twitter. Los medios light de farándula están difundiendo la sesión de fotos del cantante y su esposa desde hace meses, y en cada video el bebé cariblanco es protagonista.

No soy publicista, pero soy mujer y de corazón creo que un bebé cariblanco no es un buen accesorio para un vestido de baño ni me hace ver más sexi. La campaña innecesariamente está mostrando como normal una situación que es ilegal y cruel. Sin pensarlo, le están haciendo un daño enorme a las entidades que se desviven por generar mayor conciencia sobre el maltrato animal, el tráfico y la tenencia de fauna silvestre. ¿Y si en las fotos saliera una niña en bikini tomando whiskey o una modelo aspirando cocaína? Sería muy fácil ver los valores violentados y entender que esos son delitos ¡Una foto de esas no habría durado un día!

Que esas fotos sigan publicitando una marca de excelente reputación muestra lo mucho que nos falta por valorar el medio ambiente y respetar los animales. No sé si las autoridades ambientales vayan a levantar alguna acción contra la empresa (lo pueden hacer), pero pienso que sería muchísimo más útil para todos que reconocieran su error, cambiaran las fotos y los videos y, con una centésima de lo que les costaron las fotos de su colección, ayudaran a la dura campaña contra el tráfico ilegal de fauna que se aproxima en vacaciones de navidad, en donde muchos monos como el bebé de la foto perderán su vida, sus familias y su libertad para seguir alimentando el ego humano.

*Ingeniera Forestal y Bióloga, MEM Yale University