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La evolución de la filantropía

La nueva filantropía no es solo donar dinero. Es entender que es una acción voluntaria e independiente que abarca decenas de aspectos diferentes. La nueva filantropía es la oportunidad de mejorar nuestro mundo desde un enfoque renovado.

Sostenibilidad.Semana.com
16 de noviembre de 2012

Muchas personas asocian la filantropía con donar dinero. Si uno analiza el origen de la palabra, la filantropía tiene una connotación diferente. La palabra filantropía proviene de las palabras griegas ‘philos’ y ‘anthropos’, que quieren decir ‘amor por la humanidad’. Para los griegos el significado de la filantropía era donar tiempo, energía, conocimientos y compartir pasiones.

Muchas personas piensan que muchos de los problemas de la sociedad se arreglan con dinero. Indiscutiblemente se necesitan recursos para mejorar esta problemática; sin embargo, la realidad es que los conocimientos, la capacidad de gestión y la coordinación de esfuerzos de las personas pueden ser iguales o más valiosos que el cheque que puedan
girar para tener un impacto significativo en estos problemas sociales.

La filantropía hoy está viviendo un contexto muy diferente al que existía cuando muchas de las prácticas actuales se desarrollaron. El contexto en el cual opera la filantropía está siendo impactado por muchas fuerzas, incluidos: los cambios sectoriales, la globalización, la crisis fiscal en los países desarrollados, la
evolución de la tecnología y las redes sociales y el proceso de paz. Para poder ser efectivos en este contexto los filántropos y las fundaciones van a tener que evolucionar en su manera de operar. Para reducir la inequidad en el país y lograr una nación más sostenible, será importante actuar con una escala mucho mayor y adaptarse al nuevo contexto.

Hay que ser audaces y proponernos metas ambiciosas. Va a ser importante sobrepasar algunas barreras
al cambio que existen en el sector. La filantropía es la fuente de capital más flexible que existe para beneficio de la sociedad. Los filántropos y las fundaciones pueden actuar sin tener en cuenta lo que los otros hacen o el éxito o fracaso de sus actividades.  

Ninguna otra fuente de capital está posicionada para poder tomar riesgos y tratar nuevos esquemas que puedan resultar en cambios transformativos para la sociedad. Sin embargo, muchas veces la filantropía se
enfoca en financiar emprendimientos sociales de bajo riesgo para ‘no desperdiciar el dinero’. La aversión al riesgo también causa en muchas ocasiones una visión corto placista.

Otro efecto de la aversión al riesgo es que los filántropos tienden a sobrediversificar sus inversiones sociales. La investigación de mejores prácticas filantrópicas en el mundo ha mostrado que aquellos filántropos que han optado por definir un foco y profundizar en este, han logrado tener mucho más impacto en sus inversiones sociales.

La filantropía es un acto voluntario e independiente por naturaleza. Este acto no está sujeto a presiones políticas ni de mercado. El control es algo que a los humanos nos gusta tener, y la colaboración o coordinación de esfuerzos es difícil. En el mundo social existe una competencia por ideas, reputación y reconocimiento. En cierto sentido, esta competencia es entendible ya que la filantropía muchas veces está ligada al legado de una persona o familia. Paradójicamente, el protagonismo muchas veces puede ser un impedimento importante para maximizar el impacto de la inversión social.

La realidad es que para lograr un cambio sistémico en el país es crucial coordinar los esfuerzos de los sectores público y privado y de la sociedad civil. El individualismo en la filantropía es un modelo obsoleto.
Somos todos parte de un ecosistema social, y cuando reconozcamos esto y busquemos maneras para optimizar el desempeño de este ecosistema, vamos a obtener todos los beneficios del impacto colectivo. Harry Truman dijo: “Es increíble lo que podemos lograr si no es importante quien recibe el reconocimiento”.