Home

Opinión

Artículo

OPINIÓN

Nuevas formas de ambientalismo

Encontramos un nuevo universo de expresiones que combina intereses y maneras de funcionamiento de grupos o individuos.

28 de octubre de 2015

A partir de nuestro trabajo institucional de campañas en 2015, y el uso intensivo de redes sociales nos dimos a la tarea de recopilar información, y analizar de forma empírica las formas de expresión de algunas de las múltiples expresiones del ambientalismo urbano en Bogotá. Y encontramos un nuevo universo que combina intereses y maneras de funcionamiento de grupos o individuos que son manifestaciones de la diversidad de colectivos que existen en una capital.

Una primera constatación es que parte del ambientalismo acoge los postulados de la cultura contestataria a los enunciados institucionales, manifiesta oposición a la venta de la naturaleza entendida como pago por servicios ambientales; compensaciones por emisiones, privatización de fuentes de agua, e interpela al gobierno de manera directa, el cual a veces replica de manera pública, aspecto inusual en nuestra cultura política de poco intercambio entre gobernantes y ciudadanía, y rendición de cuentas.

Otro elemento que se advierte es la ampliación del discurso de organizaciones no gubernamentales de derechos humanos hacia temáticas ambientales. Un aspecto que resulta interesante es que algunas expresiones, antaño más institucionalistas, sorprenden por sus mensajes directos acerca del estado del ambiente, y de las escasas políticas públicas sobre el tema, y elevan demandas que en otra época estuvieron en manos más radicales.

Otro grupo lanza mensajes sobre problemas globales con soluciones individuales que sumadas constituirían conjuntos, comunidades, y dentro de ellas existen llamamientos a combatir el cambio climático con actividades de reducción de desechos, reciclaje, ahorro de agua, en fin cambio de patrones de conducta manifestado en acciones cotidianas.

La vida animal doméstica y salvaje es un tema sensible que alcanza reacciones de solidaridad hacia las especies e individuos a la vez que concita fuertes mensajes que llegan a sobreponer la vida animal sobre la humana, como explícitamente lo dice una twittera: “prefiero los animales a la gente”.

Sigue el trabajo de ONG tradicionales que mantienen una sede y desarrollan iniciativas sobre nuevas causas como la eficiencia energética, la captura de carbono a través de la siembra de árboles, replican acciones universales como la lucha por la conservación de glaciares, y de no explotaciones petroleras en el Ártico.

Ahora bien profundizando en comportamientos abiertamente ambientales encontramos preguntas y respuestas que manifiestan niñas, niños y jóvenes en encuentros sobre cambio climático, cumbres pioneras en América Latina, donde aparecen ya los resultados de procesos educativos formales que han incorporado contenidos ambientales. De esta manera en un próximo futuro se esperaría comportamientos de nuevas generaciones más sensibilizadas hacia los temas y las apuestas por lograr un mejor ambiente.

Una mención aparte son los colectivos de grafiteros, que con los permisos respectivos, o en muestras móviles en espacios cerrados incluyen lo ambiental dentro de sus imágenes, y mensajes.

Finalmente, encontramos que la cultura de uso de la bicicleta es realmente la máxima expresión de quienes de manera individual se desplazan, o integran circuitos espontáneos, o grupos formales organizados que propugnan por más días sin carro, y participan en eventos periódicos denominados ciclo paseos o rodadas donde se visibilizan como grupos de importancia cuantitativa, y cualitativamente promoviendo con sus acciones, cambios de patrones de conducta como una alternativa real para el transporte. Y lo hacen dentro de ambientes alternativos, valga la redundancia, en colectivos que a la vez que esgrimen otras formas de movilidad reivindican con música, visuales, apoyo a agricultura urbana, en un esfuerzo por colocar en el imaginario urbano otras maneras de relacionarse, y de expresarse.

Seguir esa lectura con la esperanza de que las nuevas generaciones nos enseñen a enfrentar de maneras creativas, sostenibles y solidarias los retos ambientales y sociales del mundo.