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Un clima saludable para gente saludable

¿La contaminación del aire le ha generado tos, asma o hasta una enfermedad cardiovascular? ¿Ha padecido alguna enfermedad transmitida por insectos como el dengue, la malaria, la fiebre amarilla o el chikungunya?

28 de septiembre de 2017

Por: Lina M. Rodríguez*

¿La contaminación del aire le ha generado tos, asma o hasta una enfermedad cardiovascular? ¿Ha padecido alguna enfermedad transmitida por insectos como el dengue, la malaria, la fiebre amarilla o el chikungunya? ¿Se ha sentido agotado o ha perdido la consciencia a causa de una oleada de calor intenso?

Los efectos del cambio climático se sienten día a día. Durante los últimos 50 años las actividades humanas han generado la cantidad de partículas de dióxido de carbono necesaria para “atrapar” calor adicional en la atmósfera baja (troposfera), provocando un aumento en las temperaturas globales y afectando drásticamente los ecosistemas sensibles al clima. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el cambio climático puede perjudicar y revertir el desarrollo humano a través de cinco mecanismos: el primero es la producción agrícola y la seguridad alimentaria, el segundo es el estrés por falta o inseguridad de acceso al agua, el tercero es el aumento en el nivel del mar y la exposición a desastres meteorológicos, el cuarto es la transformación de los ecosistemas y  la biodiversidad y el quinto son los impactos en la salud humana.

En términos generales, predecir los impactos del cambio climático en la salud humana puede ser contradictorio, pues estos dependen de factores como el nivel de exposición, las condiciones socioeconómicas, políticas, de infraestructura y la capacidad adaptativa. Según un reporte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), los efectos en la salud se reflejarían principalmente en cargas adicionales de enfermedades diarreicas, desnutrición y enfermedades cardiorrespiratorias e infecciosas. Además, se presentaría un aumento de la morbimortalidad debido a inundaciones, olas de calor y sequías, como también cambios en el comportamiento de las llamadas enfermedades vectoriales, frecuentes en zonas tropicales y lugares con problemas de acceso al agua potable y al saneamiento.

La variabilidad climática puede afectar la salud de diversas formas: mediante la proliferación de microorganismos bacterianos que contaminan los alimentos y el agua, el estrés climático debido a altas y bajas temperaturas que llevan a eventos climáticos extremos y que a su vez amenazan la producción de alimentos y aumentan las enfermedades y la mortalidad por lesiones y nutrición. Además, los cambios en la ecología de los vectores (persona, animal o microorganismo que transmite un patógeno a otro organismo vivo) y los desplazamientos poblacionales como resultado de inundaciones, sequías, incendios y derrumbes, afectan la salud mental, aumentan la pobreza, la malnutrición e incrementan la transmisión de enfermedades infecciosas.

En este contexto, ¿cómo afecta el cambio climático la salud de los colombianos?

De acuerdo con la tercera comunicación nacional de cambio climático en Colombia, el territorio nacional presentará un aumento en la temperatura media anual que podría alcanzar los 2.14ºC en 2100, provocando el incremento del nivel del mar, el derretimiento acelerado de nevados y glaciares y la reducción del sistema de páramos. Además, las precipitaciones disminuirían entre 10 y 30% para el período 2071-2100, afectando departamentos como Amazonas, Vaupés, sur del Caquetá, San Andrés y Providencia, Bolívar, Magdalena, Sucre y norte del Cesar. Para ese mismo período, se espera que las precipitaciones aumenten en igual proporción en departamentos como Nariño, Cauca, Huila, Tolima, Eje Cafetero, occidente de Antioquia, norte de Cundinamarca, Bogotá y centro de Boyacá. Cabe resaltar que Colombia pertenece a la lista de países altamente vulnerables al cambio climático y que el desplazamiento y la pobreza empeorarán sus efectos.

Las patologías que mayor tienen relación con el cambio climático y sobre las que más se ha generado información en Colombia son las transmitidas por vectores, como la malaria y el dengue. En el país 130.000 colombianos padecen malaria cada año y se estima que dichas enfermedades, incluido el chikungunya, alcanzarán nuevas zonas geográficas y llegarán a ciudades como Medellín y Bucaramanga. Las inundaciones y las precipitaciones juegan un papel fundamental en la transmisión de estas enfermedades, según Adriana Estrada Estrada, subdirectora de salud ambiental del Ministerio de Salud, quien afirma que “para el caso de vectores, se genera una proliferación de insectos portadores ya sea del parásito de la malaria o del virus del dengue. Es ahí cuando hay un aumento significativo de este tipo de patologías”.

Por otro lado, durante los periodos de calor intenso se presenta un incremento en la circulación de partículas tóxicas en el aire que resulta en enfermedades respiratorias o cardiovasculares. Además, el deterioro en la calidad del aire en ciudades como Bogotá o el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, en Antioquia, puede generar o agravar dichas enfermedades.

Las dolencias gastrointestinales también son frecuentes y afectan en mayor proporción a la población infantil, pues están relacionadas con el acceso al agua limpia y al sistema de saneamiento. Se habla de enfermedades diarreicas, salmonella, fiebre tifoidea y parasitosis entre las más comunes.

Otro indicador importante del impacto del cambio climático es el acceso a alimentos suficientes, seguros y nutritivos en todo momento, conocido como seguridad alimentaria. En el caso colombiano, períodos largos de intensa sequía como los que han azotado La Guajira han llevado a la desnutrición, ocasionando la muerte de 300 niños en los últimos años debido a la falta de agua y a la muerte de miles de cabras, alimento básico en la cultura de los indígenas Wayúu.

Ante este escenario y de acuerdo a las características de vulnerabilidad, es imprescindible adoptar medidas de adaptación que se ajusten a cualquier alteración del clima. Para esto el Estado debe promover la inversión en la investigación y el desarrollo de soluciones que relacionen el cambio climático y las políticas de salud pública. También, proteger a la población de enfermedades recurrentes como las cardiovasculares y respiratorias mediante la transición desde los combustibles fósiles hacia el uso eficiente de energías limpias y responsables.

Igualmente, Colombia debe incluir en su agenda de desarrollo la transición hacia ciudades que promuevan estilos de vida saludables para sus ciudadanos y para el planeta, pues vivir en ciudades sostenibles reduce la contaminación del aire, la emisión de gases tóxicos, las tasas de obesidad, diabetes, cáncer y de enfermedades cardiovasculares, mentales y respiratorias.

Los impactos del cambio climático son variados, complejos y dependen de la naturaleza de cada enfermedad. Representan retos y desafíos para los gobiernos y para la sociedad, en especial en los países más vulnerables, como Colombia, ya que serán estos los más afectados por el clima del futuro.