En este afluente hay una gran variedad de flora y fauna. Foto: PDD. | Foto: PDD

GRUPO RÍO BOGOTÁ

Sí es posible proteger y conservar la riqueza que alberga el río Bogotá

En el webinar "La biodiversidad del río Bogotá" los panelistas hablaron sobre las especies de flora y fauna que allí habitan, la importancia de articular a todos los actores de su cuenca y el papel activo que tiene la ciudadanía para lograr su recuperación.

27 de enero de 2021

Este es un contenido periodístico de la Alianza Grupo Río Bogotá: un proyecto social y ambiental de la Fundación Coca-Cola, el Banco de Bogotá del Grupo Aval, el consorcio PTAR Salitre y la Fundación SEMANA para posicionar en la agenda nacional la importancia y potencial de la cuenca del río Bogotá y  sensibilizar a los ciudadanos en torno a la recuperación y cuidado del río más importante de la sabana.

Aunque muchos lo crean, el afluente más importante de la sabana de Bogotá no está muerto.

A pesar de los vertimientos de residuos domésticos e industriales, la mala disposición de los desechos, las captaciones de aguas ilegales y la tala de árboles que han generado la contaminación del 97 por ciento de sus aguas, el río Bogotá lucha por sobrevivir y mantener la vida que allí se desarrolla.

Como lo demostró el último ajuste al Plan de Ordenación y Manejo de la Cuenca Hidrográfica del río, hay en él registros de 542 especies de fauna, de las cuales 322 son aves, 76 mamíferos, 66 reptiles, 55 anfibios y 23 peces.

Esta biodiversidad, sin embargo, no solo se limita a las especies animales, pues este cuerpo de agua también alberga 169 especies de plantas, muchas de ellas endémicas del altiplano cundiboyacense.

Este miércoles, 27 de enero, se habló sobre esta enorme riqueza en flora y fauna y sobre el estado de la cuenca hidrográfica en el webinar “La biodiversidad del río Bogotá”.

En el encuentro, Sandra Milena Rincón, directora de Cultura Ambiental y Servicio al Ciudadano de la Corporación Autónoma Regional (CAR), Crist Indira Ramos, alcaldesa de Zipacón, Gustavo Amarillo, veedor del río Bogotá y Roberto Sáenz, director de la Reserva Natural Tenasucá de Pedro Palo, dialogaron sobre diferentes iniciativas y acciones para la protección de este cuerpo de agua y los diferentes ecosistemas que lo rodean.

La vida que no se rinde

Para Rincón, funcionaria de la CAR, el río Bogotá está más vivo que nunca. “Muchas personas creen que el río está muerto, pero no es así. Estamos muy desconectados de la naturaleza. La gente desconoce que en nuestro río, por ejemplo, se encuentra el pez capitán, un pez prehistórico. El río Bogotá es la casa de la nutria neotropical, del cucarachero de apolinar, del oso de anteojos, de los frailejones. No debemos dañar este hogar”, describió en el espacio.

Imagen del pez capitán. Foto: Universidad Manuela Beltrán. 

Para dar un panorama más amplio de esta biodiversidad, Roberto Sáenz añadió que en este afluente también hay especies nativas de aves, como el colibrí frente azul. “También tenemos registros del oso hormiguero, del cusumbo, del roedor ñeque, de colibríes. Estamos conociendo, además, a una especie de ciempiés. Hay diferentes especies de árboles que están en peligro y que allí todavía posan como el cedro, el encenillo, el mantequillo”, dijo.

Estos animales, también encuentran en los diferentes ecosistemas de la cuenca y los municipios aledaños espacios ambientales que hacen parte de toda esta riqueza natural. De acuerdo con la alcaldesa de Zipacón, por ejemplo, en el municipio “realmente somos muy bendecidos por tener flora, fauna, y ese bosque de niebla que es único. Contamos con una reserva, con 15 nacederos, seis humedales y cinco lagunas. Es espectacular”, destacó.

Articulación: clave para el renacer del río Bogotá

Para proteger esta diversidad biológica, coincidieron los panelistas, es fundamental la sinergia entre los actores públicos, privados, las autoridades ambientales y la ciudadanía. “Este tema es fundamental. Hay que trabajar de la mano, desde las diferentes aristas. Los ciudadanos también, pues somos muchos, somos miles, y cada acción contribuye”, destacó Rincón.

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Un ejemplo exitoso de esta articulación fue mencionado en el encuentro y se trata del de la administración de Zipacón con los veedores del río Bogotá del municipio. “Se debe buscar siempre una articulación entre la ciudadanía y el Estado. La gente se extraña de que trabajemos de la mano con la Alcaldía de Zipacón. No es extraño porque tenemos objetivos y sentimientos comunes para con el río. Necesitamos que nuestro territorio vuelva a ser lo que fue”, aseguró Gustavo Amarillo, veedor del río Bogotá de Zipacón.

En el encuentro, también se dialogó sobre cómo la ciudadanía puede aportar al río. 

Al respecto, la alcaldesa comentó que esta conexión “existe por el amor al medioambiente y el ecosistema de Zipacón. Todos queremos lo mismo. De hecho, desde la Alcaldía soñamos con convertir al municipio en el pulmón de sabana de Occidente”.

Dentro de este proceso también participan otros sectores de la sociedad. Por ejemplo, según mencionó Ana Alejandra Jiménez, gerente de Sosteniblidad y Responsabilidad Social Empresarial del Banco de Bogotá, desde la entidad financiera han priorizado prácticas, tanto internas como externas, que generan una visión de cuidado por el medio ambiente. 

Así nació la iniciativa Apartamentos el Río, un proyecto para generar conciencia sobre la cantidad de desechos que van a parar a este afluente. Bajo la idea de que los objetos que lanzan los ciudadanos al cuerpo de agua alcanzan para amoblar un condominio, la entidad bancaria amobló una serie de apartamentos con sofás, mesas, cámaras, celulares, camas, electrodomésticos y demás objetos encontrados en el río.

Alexandra Bernal, jefe ambiental de la PTAR Salitre, también mencionó en el encuentro que desde la planta de tratamiento, "se hacen diferentes esfuerzos con actividades de orden nacional, departamental, en razón del fallo".

Dentro de estas, la jefe ambiental destacó dos: el proceso de adecuación hidraúlica del río y la ampliación y optimización de la PTAR Salitre. "La idea es que las aguas que se tratan, antes de ser vertidas, sean de óptima calidad, beneficiando el sanemaiento del río", manifestó. 

También se necesita de la conciencia ambiental

Con la sentencia emitida por el Consejo de Estado, en 2014, se ordenó el diseño e implementación de medidas encaminadas a la descontaminación del río Bogotá.

A partir de la decisión, el Ministerio de Ambiente, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), el Distrito Capital, la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB), entre otras instituciones, así como los 47 municipios, incluida la capital, donde tiene influencia el río, han emprendido iniciativas para cumplir con dicha sentencia.

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Por ejemplo, de acuerdo con la alcaldesa de Zipacón, la sentencia le impuso a su municipio 16 órdenes a cumplir. “De estas, hemos cumplido satisfactoriamente ocho y las restantes las estamos llevando a cabo”, comentó.

Al respecto, aprovechó el encuentro para explicar las razones por las que ha sido difícil este cumplimiento. “Como somos un municipio pequeño, asimismo es nuestro presupuesto. Son solamente 137 millones de pesos para la parte ambiental, donde lo único que podemos hacer es gestión. Se nos pide un plan maestro de alcantarillado y esto cuesta unos 9.000 millones de pesos. Zipacón jamás podría pagarlo con sus propios recursos. Lo que hemos hecho, ha sido con el amor que le tenemos al medioambiente, con las uñas. Por eso hemos sembrado casi 5.000 árboles y hemos realizado otras actividades”, dijo.

A pesar del depósito de residuos domésticos e industriales, la mala disposición de los desechos, las captaciones de aguas ilegales y la tala de árboles, que han generado la contaminación del 97 por ciento de sus aguas, el río Bogotá lucha por sobrevivir y mantener la vida que allí se desarrolla. Foto: EAAB.

Sin embargo, aunque las medidas que parten desde lo institucional se traducen en grandes avances en este objetivo, para los panelistas esos esfuerzos no son suficientes si de por medio no se encuentra el interés ciudadano por cuidar sus entornos.

“Los ciudadanos pueden contribuir mucho con acciones en el hogar. Por ejemplo, no botar el aceite en el lavaplatos, no tirar el papel higiénico en el sanitario. Las personas deben preguntarse qué están haciendo para ahorrar agua o para mejorar el manejo de los desechos. En la educación ambiental no podemos bajar la guardia, por eso siempre estamos pensando en cómo movemos corazones para cambiar hábitos”, dijo Rincón.

En este sentido, la funcionaria de la CAR mencionó iniciativas que se realizan desde esta autoridad ambiental con el objetivo de generar conciencia en las personas. Una de estas es el programa “Sembrando agua”, desde el cual se impulsa la protección de los humedales y ecosistemas, a través del ahorro del agua. También está la iniciativa “Ciclo re Ciclo”, con la cual se hace educación ambiental alrededor de la distribución de los residuos para que no terminen en los diferentes ecosistemas y fuentes hídricas.

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Para la alcaldesa de Zipacón, por su parte, esta conciencia ambiental y cambio de hábitos no da espera. “Nosotros aquí en casa tenemos el nacimiento del río Apulo, el cual todavía tiene sectores en los que el agua está limpia. Hemos encontrado que las personas que nos visitan dejan desechos en las fuentes hídricas como pañales. Nosotros hacemos campañas de limpieza. Es bastante triste ver como paran en estos ecosistemas celulares, camas, colchones. Realmente esto debe empezar desde casa, desde nosotros como padres de familia, desde el ejemplo”, dijo.

Para Sáenz, quien se ha dedicado de lleno a la conservación con su Reserva Natural Tenasucá, la cual rodea a Pedro Palo, una laguna incrustada en el bosque de niebla de Tena, Cundinamarca, todo empieza desde cada uno. “La revolución en cuanto a la parte ambiental empieza por cada persona. Es decir, es un ejercicio individual en el que uno piense su relación con la naturaleza”, dijo.

Por su lado, Gustavo Amarillo, veedor del río Bogotá en el municipio de Zipacón, añadió que “Debemos conservar y restaurar lo que queda del río, darle su verdadero valor. El río no es un parque, debe conservar su ronda y su bosque. Hay que dejarlo quieto para que produzca agua, aire y albergue todas las especies que están dentro de él”.

Una oportunidad para la ciencia

El cuidado de estos espacios naturales también puede representar una oportunidad para conocer más sobre la diversidad biológica.

Un ejemplo de ello lo dio Roberto Sáenz. De acuerdo con el bogotano, “desde hace más de 200 años, el municipio de Tena y la laguna de Tena fueron visitados por el sabio Mutis. Parte de la descripción inicial del árbol de la Quina fue hecha por él y también la de una flor que se llama Matisia uribei”, contó.

Unos años más adelante, en 1993, según describió Sánez, el profesor Thomas Van Der Hammen realizó un estudio de polen en la laguna. “Esos estudios los retomó la universidad Leicester de Inglaterra en 2006. El año pasado otra universidad vino a hacer un muestreo de los sedimentos de la laguna para tener información de 40.000 años atrás, y la idea es continuar con el ejercicio de compaginación del estudio de polen con la historia reciente”, agregó.

A estas visitas desde el exterior, se le suma también la de la universidad de California, entidad que  hizo un estudio de ornitología de una especie de colibrí para conocer sus hábitos de reproducción.

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Sin embargo, este interés académico no solo proviene de otros países, pues a nivel nacional, Sáenz ha recibido visitas de la Universidad Nacional y sus grupos de biología, agronomía y arquitectura. También de la Universidad del Rosario y la Universidad Javeriana.

“Vino la Corporación Universitaria Minuto de Dios para temas relacionados con la agroecología y la sostenibilidad de alimentos sin agrotóxicos. La UDCA realizó un estudio en donde el tema principal era el agua, el territorio y la ancestralidad. Se trató de resignificar el territorio con esos saberes populares. De entender que este es un cuerpo sagrado de agua”, dijo.