Todas las especies que cultivamos hoy en día son el resultado de miles de años de mejoras genéticas.

Seguridad Alimentaria

El aporte de la biotecnología moderna a la seguridad alimentaria

Con el constante crecimiento de la población, para el 2050, se espera que en el mundo haya 10 mil millones de personas que van a necesitar más y mejores alimentos. La biotecnología es una herramienta que contribuye y contribuirá a la seguridad alimentaria con el mejoramiento y desarrollo de cultivos genéticamente modificados.

Por Paul Chavarriaga Aguirre*
1 de julio de 2014

Los cultivos genéticamente modificados (comúnmente también llamados biotecnológicos o transgénicos) podrán aportar  a la producción sostenible de alimentos, a la protección de las cosechas, a la mejora de la calidad nutricional de los alimentos y al mejor uso de nuestros recursos naturales.

A pesar de que el término modificación genética pareciera algo nuevo, todas las especies que cultivamos hoy en día son el resultado de miles de años de mejoras genéticas. Sí, la modificación de plantas se ha realizado a lo largo del tiempo y a grandes rasgos se podría clasificar en dos tipos: convencional y moderna.  La modificación genética de plantas alimenticias por mejoramiento convencional es una actividad humana y milenaria, que ha cruzado y seleccionado los mejores individuos por generaciones hasta ofrecernos, por ejemplo, el maíz, la papa y la yuca que hoy en día consumimos, que son genéticamente diferentes a los alimentos que tenían los indígenas, y muy diferentes genéticamente a las plantas que los originaron hace millones de años.

Por otro lado, existe la modificación genética de plantas realizada gracias a la biotecnología agrícola moderna, en donde los genes de los organismos (incluso aquellos organismos no relacionados entre sí) se pueden compartir usando técnicas de la ingeniería genética y abriendo así un abanico de posibilidades para escoger aquellos que podrían ayudar a hacer los cultivos más sostenibles y productivos, capaces de responder al cambio climático y contribuir a la alimentación del mundo en los próximos 500 años.

De este último grupo,  la mayoría de semillas o cultivos GM que hoy se encuentran en el mercado contienen genes que los protegen de algunas plagas que los atacan, o que les permiten tolerar la aplicación de herbicidas para eliminar malezas –que los hacen menos productivos-.

De otro lado, ya se encuentra aprobado en Estados Unidos  un maíz GM que puede crecer bajo condiciones de sequía, uno de los retos del cambio climático para la agricultura. Así mismo, se trabaja en el desarrollo de cultivos que toleren condiciones adversas de temperatura, o que por ejemplo puedan crecer en suelos con altas concentraciones de sal donde hoy en día no es posible cultivar. Estos son los cultivos GM de primera generación, cuyas características son de interés principalmente para los agricultores.

Por otro lado, los desarrollos biotecnológicos de segunda generación, tendrán características que no sólo beneficiarán a los agricultores sino también a los consumidores. Por ejemplo, cultivos con una mejor calidad nutricional, como es el caso del arroz dorado (Golden Rice) el cual contiene más Vitamina A, o soya sin grasas trans y con más Omega 3, entre otros.

Estos cultivos GM  y sus alimentos derivados se consumen en el mundo desde hace 18 años sin que haya reportes científicos que demuestren efectos adversos para la salud humana, animal o el ambiente.  De acuerdo con las cifras entregadas por el Servicio Internacional para la Adquisición de las Aplicaciones Agrobiotecnológicas (ISAAA, por sus siglas en inglés), sobre la adopción de cultivos biotecnológicos a nivel mundial -que corresponden principalmente a cuatro cultivos: soya, maíz, algodón y canola-. De hecho, en 2013 veintisiete países alrededor del mundo sembraron un total de 175.2 millones de hectáreas, cinco millones de hectáreas más que en 2012.

El informe afirma que ya son 18 millones de agricultores, de 19 países en vías de desarrollo y de ocho países desarrollados, que sembraron cultivos genéticamente modificados en 2013. Adicionalmente, más del 90% de los agricultores del mundo que adoptaron los cultivos GM son pequeños productores de bajos recursos.

En Colombia desde el año 2000, cuando se aprobó la primera siembra comercial de claveles azules  para exportación, el país le ha apostado al uso de esta tecnología, y hoy en día en el país se siembran, además, cultivos GM de algodón, maíz y rosas azules. De acuerdo con datos del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), los cultivos GM alcanzaron en 2013 un poco más de 102 mil hectáreas en el territorio nacional. Respecto al maíz genéticamente modificado –que ofrece las características de resistencia a algunas plagas y/o tolerancia a algunos herbicidas-, el área alcanzada fue de 75.094 hectáreas sembradas; para el caso de algodón, también resistente a plagas y/o tolerante a herbicidas, se sembraron 26.913 hectáreas; y para el caso específico de flores azules (claveles y rosas para exportación) la cifra se mantuvo en 12 hectáreas, igual que en 2012.

Cabe destacar que algunos países con menor superficie que Colombia, como Uruguay y Paraguay, tienen sembradas 1.5 y 3.6 millones de hectáreas con este tipo de cultivos,  respectivamente. En Suramérica, Brasil y Argentina son los líderes, pues juntos siembran más de 64 millones de hectáreas.

En temas de investigación, Colombia también cuenta con desarrollos de productos genéticamente modificados que aún se encuentran en fase de investigación en diferentes laboratorios, universidades e instituciones. Allí, los investigadores buscan introducir en los cultivos características deseables, o para simplemente entender cómo funcionan los genes en esos cultivos, especialmente ahora que los genomas de varios de ellos han sido descifrados.

A continuación se destacan algunos ejemplos de las investigaciones que se están llevando a cabo en Colombia:

  • ·    La Corporación para Investigaciones Biológicas (CIB, Medellín), al igual que la Universidad Nacional de Colombia (UN, Bogotá) trabajan en papa común y papa criolla, respectivamente, desarrollando líneas resistentes el ataque de la plaga conocida como la polilla guatemalteca (Tecia solanivora).

  • ·    En la Universidad Nacional de Medellín UN, se están dando los primeros pasos para desarrollar un cultivo GM de tomate de árbol, pensando en que se podría introducir resistencia al hongo llamado fitóftora, la principal causa de pérdidas de este cultivo.

  • ·    Por otro lado, la caña de azúcar también es motivo de investigación en biotecnología agrícola moderna en el Valle del Cauca.

  • o    El Centro de Investigación de la Caña de Azúcar de Colombia (Cenicaña, Florida) está enfocando sus esfuerzos en la obtención de caña resistente al virus de la hoja amarilla, una enfermedad que afecta a todos los países cañicultores y que en Brasil representa pérdidas en la producción de hasta el 80%.

  • o    El Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT, Palmira), una de las instituciones de mayor tradición en la investigación con cultivos derivados de la biotecnología, trabaja desde 1993 en el desarrollo de plantas GM de yuca, arroz, pasturas tropicales y frijol para diversos propósitos, entre ellos el mejoramiento de la calidad nutritiva y como herramienta de apoyo al mejoramiento convencional para entender el funcionamiento de los genes y sus partes.

En colaboración con instituciones de dentro y fuera del país, el CIAT mantiene un activo programa de investigación en yuca que usa la biotecnología agrícola moderna para explorar soluciones a problemas como la pudrición de la planta causada por bacterias, el deterioro pos-cosecha, o sea, el ennegrecimiento de la raíz después de su cosecha,  y la tolerancia a herbicidas y a virus, entre otras características. De la misma manera, el CIAT ha colaborado con un sinnúmero de instituciones educativas del país para explorar metodologías que permitan el desarrollo de cultivos GM de lulo, tomate y heliconias, entre otros, ayudando de paso a estudiantes de pre- y posgrado a realizar sus trabajos de investigación.

Es importante resaltar que, de acuerdo al estudio realizado por Graham and Brooks (PG Economics) en 2013, si los cultivos genéticamente modificados no hubieran estado disponibles para los 16.7 millones agricultores que los utilizaron en 2011, el mantenimiento de los niveles globales de producción de ese año hubieran requerido siembras adicionales de 5.4 millones de hectáreas de soya, 6.6 millones de hectáreas de maíz, 3.3 millones de hectáreas de algodón y 200 mil hectáreas de canola. Esto hubiera significado la necesidad de ampliar la frontera agrícola.

La apuesta por el desarrollo de cultivos genéticamente modificados se enfoca principalmente a contribuir a que hoy y en un futuro los consumidores sigamos teniendo acceso a los alimentos y además de esto, a que dichos alimentos puedan tener un mejor contenido nutricional y, así, aportar a la solución de problemas alimenticios que sufre la población.

No debemos tener miedo de la ciencia ni de los avances científicos pues, como todo, si se utilizan correctamente pueden mejorar nuestras condiciones de vida. En este caso particular, los cultivos GM han demostrado ser una herramienta segura y que ha contribuido a la sostenibilidad de la actividad agrícola.

La agricultura es fundamental para nuestro presente y futuro y no puede ser concebida y sostenida sin la aplicación de ciencia y tecnología. La biotecnología moderna es una herramienta que nos ayuda a ser más eficientes para producir más  y mejores alimentos de una forma más amigable con el ambiente.

*Biólogo genetista del Área de Agrobiodiversidad del CIAT