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"Pueblo Viejo, cabecera municipal de Tasajera, es otro Haití"

Cinco docentes de las universidades de Los Andes, Magdalena y Javeriana, reflexionaron sobre la situación que vive esta zona, a propósito del accidente del camión cisterna.

10 de julio de 2020

El accidente del pasado martes en Tasajera, el corregimiento ubicado en el municipio de Pueblo Viejo, en el departamento del Magdalena, sigue dando de qué hablar. No solo porque la cifra de muertes ya ascendió a 26, sino por la problemática social y ambiental que respira la zona.

A raíz de esto, docentes de varias universidades se reunieron en un foro virtual este viernes para reflexionar acerca de lo que enmarca la tragedia del camión cisterna. Que no es la única: este viernes, en la vía Cartagena-Barranquilla, un vehículo cargado de pescado se volcó y también fue saqueado por varias personas de la zona.

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El accidente del martes dejó más de 40 heridos y 26 muertos. El lugar se encuentra en medio de la Ciénaga Grande de Santa Marta. Allí, un camión cisterna perdió el control, se volcó y posteriormente explotó, mientras varios pobladores de la zona saqueaban las reservas de gasolina que había en su interior.

La mayoría de medios de comunicación se concentró en la pobreza de de Pueblo Viejo y, en particular de Tasajera. Sin embargo, la discusión va mucho más allá. La inestabilidad política y el deterioro ambiental para fines económicos, son dos de los principales responsables. Así lo plantearon en un panel de expertos los profesores Rasine Ravelo y Patricia Ruiz, de la Universidad del Magdalena; Sebastián Restrepo, de la Javeriana, y Sandra Vilardy junto a Pablo Sanabria, fueron la cuota de la Universidad de los Andes.

Para los docentes el accidente de Tasajera no es un hecho aislado de lo que pasa a diario en Colombia y por eso que insisten en que no debe ser ignorado. “Pueblo Viejo, guardando las proporciones, es un Haití suramericano. El alto Baudó de la región Caribe, Uribia en la Guajira o Cumaribo en el Vichada son algunos de los municipios con más pobreza en Colombia”, dijo Ravelo.

Para el docente de la Universidad del Magdalena, el latifundio ha sido uno de los grandes responsables de la injusticia política y social de la zona, pues más del 60 por ciento de los habitantes de este municipio pertenecen al sector rural, amenazado por las grandes empresas que se apropian de las tierras. 

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En las reflexiones, los expertos también comentaron la importancia de esta zona. Resulta que este corredor del Magdalena es uno de los más estratégicos pues convergen varios intereses tanto a nivel económico como político, y los choques de poderes han puesto en riesgo a estas poblaciones.

Además de las dos carreteras que construyeron en este sector, la que conecta Ciénaga con Barranquilla, y la que es paralela al río Magadalena, también hay varios procesos productivos que han cambiado la dinámica alrededor del agua y su uso. El recurso más importante de este territorio. Por eso que la pesca ha sido una de las actividades más afectadas. “Esto tiene implicaciones directas en cómo se regulan las condiciones hidrológicas en la Ciénaga, cómo se comportan en el largo plazo las pesquerías, cómo hay recambio de especies y pues, por supuesto, cómo estos cambios afectan la economía y en las condiciones de salud de quienes viven allí”, explicó el profesor Sebastián Restrepo.

A su vez, expuso que estos contextos son los que llevan a que no solo la población de Tasajera, sino de varias zonas del país, tengan que recurrir a los saqueos o robos para subsistir, pues las actividades económicas de base, de las que antes dependían, ahora desaparecieron. “En estos casos es cuando la sociedad colombiana entra a opinar sin mucho contexto e indolencia”, concluyó. 

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Por otro lado, la bióloga marina y ecóloga, actual directora de la iniciativa Parques Cómo Vamos, Sandra Vilardy, se refirió al paramilitarismo: esa otra enfermedad que atacó a la Ciénaga Grande de Santa Marta a principios de este siglo y de la cual no se ha podido reponer.

Para Vilardy, muchas iniciativas que buscan lograr un cambio en la zona se han caído por este conflicto armado. “Esa historia institucional de acción y luego de freno es muy dolorosa y explica mucho el por qué estamos así hoy. No hemos logrado superar ese limbo que nos dejó esa década desastrosa del paramilitarismo en la institucionalidad pública. No hemos logrado activar de nuevo la zona y ahí están las omisiones. Nos reventaron literalmente en la cara”, explicó Vilardy. 

A su vez, Rasine Ravelo, afirmó que la inestabilidad política en el Magdalena es otro factor clave para comprender lo que pasa en Pueblo Viejo y sus corregimientos. “Hemos tenido 13 gobernadores en 28 años. Y en una época de crisis, del 2004 al 2011, tuvimos seis gobernadores en siete años. Hay una inestabilidad de gobernanza en el territorio de las acciones del estado: el primer ente territorial que debe asumir, llevar y materializar las políticas públicas en un entorno vulnerable como este”, dijo el docente de la Universidad del Magdalena. Para el académico hoy en día el departamento está pagando ese quiebre que se dio no solo a nivel político. La época del dominio paramilitar en cifras dejó 8.600 personas desplazadas y expulsadas de Pueblo Viejo. Un escenario que también reconfiguró la situación de su población.

Pero, ¿qué hacer para mejorar este panorama? Para los ponentes, mirar más allá de lo que pasa en la capital es clave, pues aunque el accidente de Tasajera logró ponerle la lupa a este tipo de problemáticas, no es el único lugar del país que sufre por causa de estos embates a nivel político, económico, social y, por supuesto, ambiental.  

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A su vez, coincidieron en que trabajar con la comunidad, con las personas directamente afectadas por los estragos ambientales de la zona, debe ser lo primero en la agenda. Acercarse a ellos, explicarles el contexto que los llevó a vivir esta realidad y darles herramientas para poder salir de ella. 

Involucrarse directamente y trabajar con ellos desde lo creativo. Además, desde la comunicación tenemos que poner en la agenda mediática este tema”, propuso Patricia Ruiz. Para la docente, este tipo de noticias negativas o trágicas, infortunadamente pueden ser el único canal para llegar al cambio y desde el accidente de Tasajera ya se ha visto cómo algunos medios empezaron a hablar y a poner sobre la mesa la situación en la Ciénaga. No obstante, mientras las autoridades regionales y nacionales sigan haciéndose las de la vista gorda con las problemáticas tanto de Tasajera, como de tantas poblaciones olvidadas del país, será mucho más complejo lograr un cambio estructural.