Las tortugas hicoteas son la especie que más se trafica. Alrededor de 104.000 fueron capturadas y movilizadas entre 2005 y 2010. | Foto: Archivo particular

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Semana Santa, una amenaza para la flora y la fauna

224.000 especies de animales y plantas fueron traficadas en Colombia entre 2005 y 2010

Por María Piedad Baptiste, Programa biología de la conservación y uso de biodiversidad. Instituto Alexander Von Humboldt
24 de marzo de 2013

En Colombia el tráfico de especies es un delito, con penas de hasta 108 meses de cárcel y multas de hasta 35.000 salarios mínimos. Las cifras más recientes sobre la implementación de la estrategia de tráfico de especies en el país hacen referencia a que cerca de 224.000 especies fueron objeto de tráfico entre 2005 y 2010. Pese a que mucho de este tráfico ilegal es nacional, muchas de nuestras especies son vendidas en el exterior en el mercado negro.

La Semana Santa en Colombia es una época crítica para muchas especies de flora y fauna silvestre por el aumento del tráfico ilegal, bien sea para consumo de su carne y huevos en el caso de reptiles como la tortuga hicotea o morrocoy (Trachemys callirostris), la babilla (Caiman crocodylus fuscus) y la iguana (Iguana iguana), o como mascotas en el caso de del perico bronceado (Brotogeris jugularis), primates y osos perezosos.

De acuerdo con las cifras oficiales más recientes, las especies con mayor número de individuos decomisados son las tortugas hicoteas (104.000), las babillas (25.991), las iguanas (11.882) y los pericos bronceados (5.251). Estos datos son solo un porcentaje de la información proporcionada por las corporaciones autónomas regionales (Car), quienes son la autoridad ambiental en las regiones y aunque pueden estar subestimadas, muestran un panorama que hace que esta sobrexplotación no sea sustentable. El tráfico de algunas de las especies mencionadas tiene un vínculo importante con esta temporada religiosa.

La palma de cera, representativa del domingo de ramos en Semana Santa, ha sido el modelo de iniciativas que buscan reducir su extracción, contribuyendo regionalmente a acciones para la recuperación de dicha especie. Este ejemplo demuestra que las iniciativas son más efectivas cuando existe una conciencia ciudadana y acción colectiva donde todos hacen su parte.

Sin embargo, el panorama no es del todo oscuro. En el país existen diferentes entidades que abordan esta problemática, además Colombia hace parte del Convenio Internacional sobre Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (Cites) junto con otros 179 países, el cual busca regular el comercio internacional de especies. Por otro lado, Colombia cuenta regionalmente con las  Car, que organizan campañas de prevención y control. 

La invitación en esta semana de reflexión y descanso en familia es a reconocer que las especies silvestres no son mascotas y por lo tanto no deben ser considerados como animales domésticos; ellas son una parte fundamental en el funcionamiento de los ecosistemas donde habitan y para el mantemiento de servicios ecosistémicos como la dispersión de semillas de muchas plantas, que directa o indirectamente benefician a los seres humanos.

Para comunicar o denunciar el tráfico ilegal de especies silvestres, contacte directamente a la Car  o la Secretaria de Ambiente más cercana, quienes trabajan conjuntamente con Policía Ambiental para estos casos.