Más de 400.000 niños colombianos trabajan en actividades agrícolas. | Foto: Daniel Reina

Trabajo

Ser niño: el único trabajo

Este 12 de Junio el mundo se une para rechazar el trabajo infantil. Conozca cuál es la realidad que viven miles de niños y jóvenes en Colombia.

Por Natalia Borrero
12 de junio de 2013

Andrea Gómez tiene 14 años. Vive en un barrio del norte de Bogotá. Está en octavo grado. Sus días comienzan a las 5.30 a.m., cuando su mamá la levanta para ir al colegio, del cual sale entre 2.30 y 3.00 p.m. dependiendo de las actividades que tenga programadas. Por lo general, llega a su casa, descansa, ve televisión, hace sus tareas y va a la cama alrededor de las 9.30 p.m. Los fines de semana asiste a clases de natación y, con frecuencia, va de paseo con sus papás y su hermana a algún lugar cerca de la ciudad.

A pocas cuadras vive Karen Rodríguez, de 13 años, con sus tres hermanos. Para ellos amanece más temprano. Tienen que levantarse a las 3.00 a.m. y arreglarse velozmente para que, a las 5.30 a.m., cuando sus papás se vayan a trabajar queden listos para irse caminando al colegio. Luego de terminar su jornada escolar, a las 12.30 p.m., regresan a su hogar y una vez se cambian los uniformes salen, muchas veces sin almorzar, a desarrollar algunas actividades lúdicas, recreativas o de refuerzo escolar.

El plan de las tardes es nuevo para ellos, pues hasta diciembre del año pasado su rutina era otra. Llegaban del colegio, hacían sus tareas y se iban con sus papás a eso de las cinco de la tarde a trabajar. Volvían a la casa alrededor de las 11.00 p.m. luego de haber recorrido varias calles del norte de la ciudad hurgando en la basura y separando el material que puede ser reutilizado. Su jornada de trabajo se extendía a los fines de semana. Durante años, estos cuatro niños pasaron los sábados y los domingos a bordo de un triciclo o de una zorrita reciclando.

“Para nosotros como papás era una situación muy difícil, porque no los podíamos dejar solos en la casa, pero éramos conscientes de que tampoco estaba bien que los expusiéramos a ese ambiente tan pesado. Recuerdo que a Claudita la sacábamos de dos meses en una tina, la policía nos molestaba mucho”, cuenta Olga Rodríguez, mamá de los niños.

Karen y sus hermanos, Angie, Juan Sebastián y Claudia, hacen parte del más de un millón de niños, niñas y adolescentes trabajadores que hay en Colombia, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística –DANE­–.

En todo el mundo, cientos de miles de niñas y niños realizan trabajos que los privan de la educación, la salud, el tiempo de descanso y las libertades elementales. De estos, más de la mitad están expuestos a las peores formas de trabajo infantil en entornos peligrosos –en actividades ilícitas como el tráfico de drogas y la prostitución–, así como a la participación en conflictos armados.

Frente a esta realidad, entidades como los ministerios de Trabajo, Educación y Salud, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) plantean leyes y programas para erradicar el trabajo infantil. Por su parte, el sector privado también idea mecanismos para terminar con este fenómeno. La Fundación Telefónica, por ejemplo, ha hecho la tarea y a través de su programa Proniño, con el que busca e identifica a niños trabajadores que luego son incluidos en programas sociales, para asegurar su acceso y permanencia en el sistema educativo, mientras se realiza acompañamiento directo a sus familias.

Karen y sus hermanos hacen parte de esta iniciativa, y su vida ha cambiado radicalmente. Guardando las proporciones, viven una niñez similar a la de Andrea. Ahora, ellos también toman clases de danza, música y arte, y cuentan con personas que les ayudan con sus tareas y los acompañan en su único trabajo: crecer.

“Nosotros estamos muy contentos con lo que la fundación ha hecho por los niños. Los apoyamos y estamos comprometidos con el programa, pues nuestro único anhelo es que ellos tengan un mejor futuro y crezcan en un entorno diferente”, afirma Óscar Cubillos, papá de los niños.

Una realidad transformada


De acuerdo con la última encuesta realizada por el DANE, las ciudades con más casos de niños trabajadores son: Ibagué, Bucaramanga, Sincelejo y Bogotá. Pero para comprender las razones de esta realidad, como lo plantea Claudia Aparicio, directora de la Fundación Telefónica, hay que tener en cuenta variables como la pobreza, el tamaño de la familia, quién es el jefe del hogar y la cultura.

Esto, porque en las zonas rurales del país, por ejemplo, culturalmente está bien visto que los niños además de estudiar también ayuden a sus papás en las labores del campo. Por su parte, en ciudades como Bucaramanga, donde hay tantas empresas familiares, los niños son vinculados a procesos productivos de fabricación de calzado; se encargan, particularmente, de pegar las suelas de los zapatos.

De esta forma, como afirma Aparicio “no se puede simplificar el problema, cada contexto es diferente”. Hay que actuar bajo cada entorno.

Los mitos

La cultura de muchas ciudades y países ha hecho que exista desconfianza frente a reconocer que el trabajo infantil existe. El ICBF ha identificado algunas ideas equivocadas que tienen los adultos y que hay que romper para acabar con la problemática. Aquí te presentamos algunas:
 
·    Si trabajan desde niños, los formamos como seres honrados.
·    Si le doy trabajo a un niño, le estoy haciendo un favor.
·    Las labores domésticas no son trabajo infantil.
·    Si trabajan desde pequeños se forman más rápido como adultos.
·    El trabajo que hacen los niños y las niñas es más barato que el de los adultos.
·    La educación en la escuela no sirve tanto como la formación que deja el trabajo.
·    Es mejor que los niños, niñas y adolescentes trabajen y no desperdicien su tiempo libre.
·    Si yo trabajé cuando pequeño, los niños también pueden hacerlo.
·    Apoyar el trabajo infantil es ayudar a mejorar la economía del país.
·    Los niños y jóvenes que ganan su propio dinero, aprenden a valorarlo más.   

¿Cómo denunciar?
Tú puedes ayudar a que muchos niños que aún se encuentran trabajando reciban el apoyo necesario para dejar de hacerlo.

Vía virtual
·    Entra a la página www.icbf.gov.co. Ingresa al link ‘registra aquí tus denuncias’.
·    También puedes enviar tu reporte al correo atencionalciudadano@icbf.gov.co
·    A través de la aplicación ‘yo digo aquí estoy’, que puedes descargar en tu celular, o ingresa a la página www.yodigoaquiestoy.com y sigue las instrucciones.

Nota: ten en cuenta que los reportes falsos generan desplazamientos innecesarios de las autoridades competentes.

Vía presencial
Puedes acercarte a uno de los 202 centros zonales del ICBF, a sus sedes regionales, a las comisarías de familia o a las inspecciones de policía y realizar la denuncia de forma verbal o escrita.

Vía telefónica
A través de la línea gratuita del ICBF a nivel nacional: 01 800011 2440.