Elise quería hacer un experimento que casi todo niño hace durante su infancia: tomar una papa, a veces es una semilla de aguacate o un frijol, y ponerla en agua para ver si crecía una hoja.
Por eso fue con su abuela al supermercado y compró una papa dulce. Al llegar a su casa la puso en agua y esperó tres semana. Nada pasó. Intentó con otra papa del supermercado, esperó otras semanas y, de nuevo, nada creció.
Preocupada fue a hablar con el encargado de comprar los productos para el supermercado. Cuando el hombre oyó la historia se rió y le dijo: "nada va a crecer de las papas que compres en el supermercado porque las rocean constantemente con cloropropano, que es un químico que, de alguna manera, mutila las frutas, vegetales y tubérculos". Para que viera la diferencia el hombre le sugirió que plantara una papa orgánica y se la regaló.
Elise retomó su experimento, esta vez con la papa orgánica. Esperó dos semanas y de la papa creció una larga hoja. Al ver esto le pidió a su abuela que la llevara al mercado orgánico más cercano y allí compró otra papa orgánica. Esta vez solo tuvo que esperar una semana. Después de ese tiempo crecieron muchas hojas largas y frondosas de la papa.
Para no dejar la tarea a medio hacer Elise averiguó sobre el cloropropano y descubrió cosas aterradoras: el cloropropano puede causar enfermedades congénitas, tumores y ddisfunción erectil. Más aterrador aún es que frutas, vegetales y tubérculos usualmente son empapados en este químico para mantenerlos 'conservados'.
Así, con tres papas, el mensaje de Elise es claro: lo orgánico es mejor.
Vea el video del experimento aquí: