Según Pesticide Action Network-Europe (PAN-Europe) y Générations futures, la Comisión Europea y los Estados miembros habrían autorizado la homologación de medio centenar de moléculas (es decir, de una decena de pesticidas) sobre los que tienen sospechas de que pueden resultar nocivos para el ser humano o el medioambiente. Estas sustancias se autorizaron gracias a un procedimiento de “volver a remitir” una solicitud, puesto que así se puede evitar la directiva europea de 1991 sobre la evaluación de los riesgos asociados a moléculas fitosanitarias que se emplean en los distintos países de la UE.

“Tal y como sucede a menudo cuando se trata de Europa y de los reglamentos, el asunto es un tanto complicado”, constata Le Monde, que ahonda aún más:

Básicamente se explica a la Comisión que puede que los productores industriales hayan decidido retirar voluntariamente del mercado una sustancia que estuviese en proceso de evaluación para beneficiarse así de un periodo de gracia hasta finales de 2011 antes de retirarlos de hecho... el tiempo necesario para que "volviesen a remitir" un mini-dossier de homologación [menos exigente con respecto a los elementos que hay que facilitar en relación a la toxicidad del producto]. Este procedimiento acelerado únicamente es posible, según defienden desde Bruselas, "si no existen muestras claras de efectos nocivos en la primera evaluación, gestionada por el Estado miembro que autoriza". Las ONG lo enfocan desde un ángulo completamente distinto. François Veillerette, presidente de Générations futures, lo ve como un "regalo" que se hace a la industria envuelto como "homologación con descuento". Según estas dos ONG, con 87 moléculas se ha intentado seguir este atajo y 64 ya han obtenido la homologación definitiva por esta vía. Para los activistas anti-pesticidas, este "regalo" es el fruto de un compromiso con los químicos agronómicos con el objetivo de reducir el riesgo de un contencioso.