En países como Francia la energía eólica ha sido una de las apuestas más contundentes en el sector energético. Por su parte, Colombia cuenta con los recursos naturales para generar energía a través de diversas fuentes, la que ofrece mayores beneficios en costos es la hidroeléctrica.

Energía

Energía Pura

Colombia avanza en la búsqueda de nuevas fuentes para generar energía. Eólica y geotérmica avanzan poco a poco.

21 de diciembre de 2012

Alemania es el primer país industrializado que toma la decisión de desmontar, de manera progresiva, el sistema de generación de energía nuclear y apostarles a otras formas renovables, como la eólica. Sin embargo, existen muchas dudas sobre qué va a pasar con el costo del servicio y con la confiabilidad y la expansión de la demanda futura, por lo cual le han llovido críticas del resto de Europa.

Pero mientras los alemanes se arriesgan con ese cambio radical, en Colombia la hidroelectricidad continúa como la principal fuente de energía, por ser económica y limpia. La crítica que señalan algunos expertos es que ello impide al país utilizar otros sistemas renovables a pesar de contar con recursos para ello. El ministro de Minas y Energía, Mauricio Cárdenas, no piensa lo mismo. Según el funcionario, no solo el 66 por ciento de la energía de Colombia se origina en las hidroeléctricas, sino que la cifra aumentará al final de esta década al 75 por ciento. “Somos un país absolutamente privilegiado por las caídas de agua y los embalses relativamente pequeños. Por eso tenemos mucha menos presión que otros países en generar energías alternativas”, explica.

Luis Fernando Rico, gerente general de Isagén, agrega que la energía hidroeléctrica es renovable, limpia y compatible, lo que quiere decir que su agua es utilizable simultáneamentepara uso humano, riegos y prácticas
industriales. “Las características del líquido, tanto desde el punto de vista físico como del químico, no cambian en el proceso de generación y eso le da una serie de ventajas muy grandes. Además, los proyectos hidroeléctricos se pueden usar para el control de inundaciones si se diseñan de esa manera. Una necesidad
clave con estos inviernos”, asegura.

Vientos energéticos

Sin embargo, eso no significa que el país no avance en el desarrollo de energías renovables. Desde 1998, EPM lidera el proyecto ‘Jepirachi’ en la alta y media Guajira, con el que busca fuentes eólicas. Aún es un parque
experimental, un laboratorio del conocimiento que recibe visitas permanentes de universitarios de todo el territorio nacional en trabajos de investigación. El ministro de Minasy Energía sostiene que ‘Jeparachi’ ha dejado importantes enseñanzas como la necesidad de construir torres más altas para aprovechar mejor los vientos, así como de levantarlas más alejadas de las costas.    

Por su parte, Isagén logró obtener la licencia ambiental de otro parque eólico en La Guajira. Hoy, la entidad está a la espera de estructurarlo financieramente, con el fin de ofrecerlo en el mercado en el momento adecuado. La entidad además trabaja en dos proyectos que buscan generar energía geotérmica, cuya gran virtud es no depender del clima ni del viento: su materia prima es un elemento generado en el interior de la Tierra.

“Tiene un inconveniente y es que hay que encontrarlo, y en eso es muy parecido a hallar petróleo porque hay
que correr riesgos al hacer las perforaciones para buscar un recurso que está en profundidades superiores a dos o tres kilómetros. Si se encuentra, muy bueno.Pero si no, se ha tomado el riesgo y esa plata no retorna”, explica Rico.

El primer estudio en este campo se realiza en dos áreas del macizo volcánico del Ruiz, localizadas en Caldas, Risaralda y Tolima, con el apoyo de la Universidad Nacional de Colombia, Ingeominas, el Centro Internacional de Física, y la cofinanciación de Colciencias y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Al mismo tiempo, tanto Colombia como Ecuador confiaron a Isagén los estudios en la región volcánica fronteriza para
buscar este recurso. El proyecto cuesta cuatro millones de dólares y es financiado por los dos gobiernos. Se espera que esté terminado a finales de 2013.

“Todo ello cuesta –advierte el ministro Cárdenas–. Por eso, la pregunta que tenemos que hacernos como sociedad es quién va a pagar esa diferencia. Debemos hacer todos estos experimentos, pero luego de buscar recursos internacionales para cubrir el diferencial frente a nuestra energía hidroeléctrica”. No obstante, para el
funcionario no todo es solo cuestión de plata. Como país, Colombia debe ser social y ambientalmente responsable, pues tiene 2.300.000 habitantes que no cuentan con acceso a energía eléctrica porque viven en zonas alejada como la Orinoquia y la Amazonia.

Allí no hay manera de que llegue el sistema interconectado nacional, pues resulta muy costoso ampliar las redes. “Si subimos el costo de la generación de energía, vamos en contravía del objetivo de poder universalizar la prestación del servicio”, señala el ministro.

El brillo del sol

Por ese motivo, en aquellos lugares que no se pueden conectar al sistema nacional por razones técnicas, geográficas, ambientales o económicas, el país explora los potenciales energéticos de las zonas. Un caso exitoso es la producción de energía con la madera sobrante del río Atrato, en el municipio de Necoclí  (Antioquia).

“La comunidad recoge los troncos que deja el río en la playa. Los cortamos, les damos el tratamiento respectivo y con ellos generamos biogás. Estamos ahora en una segunda fase para revisar el grado de  contaminación que se pueda producir por este método”, explica Juan Carlos Caiza, director general del Instituto de Planificación y Promoción de Soluciones Energéticas para las Zonas No Interconectadas (IPSE). A su turno, en Murindó (también en Antioquia) ya se implantó el sistema de alumbrado público solar. Al mismo tiempo, cerca de 20 escuelas en La Guajira y Guainía, así como un centro de salud en La Chorrera (Amazonas), operan con paneles solares.

Y, de acuerdo con Caiza, ya se apropiaron 5.000 millones de pesos para suministrar este tipo de energía a las primeras 100 escuelas en Chocó. Aunque la hidroelectricidad sigue en primer lugar en la matriz energética del país, se calcula que solo se ha aprovechado el 15 por ciento de su potencial, por lo cual se hace indispensable explorar aún más este sistema con miras incluso a exportar energía a otros territorios (ya lo hace a Ecuador y Panamá), como lo propuso el ministro Cárdenas en la pasada Cumbre de la Américas.

Y es que, a pesar de sus abundantes recursos hídrico y de gas, se requiere una interconexión de grandes ‘autopistas’ que transporten la energía por el continente.“Construir esta infraestructura tiene sentido social y político, pero se necesita el respaldo de gobiernos y empresarios que comprometan recursos para crearla. Es una oportunidad de negocio para los colombianos”, concluye el funcionario.