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Los niños aprenden la importancia del cuidado del medio ambiente y de la relevancia que tienen sus acciones en el mismo. Foto: Comunicaciones de la Secretaría de Ambiente. | Foto: Secretaría de Ambiente

GRUPO RÍO BOGOTÁ

EN VIDEO: la iniciativa que impulsa el reciclaje en los colegios rurales de Usme

En las zonas rurales de esta localidad de Bogotá se desarrolla un proyecto que le apuesta a la reutilización de los residuos para que los más pequeños comprendan la importancia del cuidado del medioambiente. Conozca aquí de qué se trata.

29 de diciembre de 2020

* Este es un contenido periodístico de la Alianza Grupo Río Bogotá: un proyecto social y ambiental de la Fundación Coca-Cola, el Banco de Bogotá del Grupo Aval, el consorcio PTAR Salitre y la Fundación SEMANA para posicionar en la agenda nacional la importancia y potencial de la cuenca del río Bogotá y  sensibilizar a los ciudadanos en torno a la recuperación y cuidado del río más importante de la sabana.

La Agrupación Rural OHACA, un grupo de instituciones rurales integrada por los colegios Olarte, El Hato, La Argentina, El Curubital y Arrayanes, lidera un proyecto que le apuesta a la reutilización de los residuos para crear conciencia ambiental.

En esta iniciativa, desarrollada en la ruralidad de Usme, los más pequeños, con la guía de sus maestros, recolectan distintos materiales que, a simple vista parecen haber perdido su utilidad. Además, los convierten en implementos para su aprendizaje y en elementos de decoración que van llenando de vida los espacios en los que pasan su día a día. 

Así, estos materiales, combinados con ingenio y creatividad, se han convertido en máquinas para armar palabras y operaciones mecánicas, títeres e incluso en implementos útiles en la cocina y los baños. 

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Por ejemplo, el colegio La Argentina exhibe su nombre elaborado con tapas de plástico y de metal. Asimismo, en su extenso jardín, flores y plantas posan acompañadas de frascos, canecas, botas de caucho, llantas y muñecas decoradas.

Jairo Alonso Ramírez, director de la agrupación rural, le contó a la Secretaría de Ambiente que esto no se limita a la elaboración de estos artículos, pues “estos tienen un trasfondo pedagógico muy importante. Por ejemplo, en matemáticas, miramos el espacio que cubre una botella para saber cuántas se necesitan para toda la pared de una de las aulas o un salón prefabricado. Además, los niños aprenden cómo se forma el plástico o por qué le hace daño al ambiente", explicó.

De esta forma, los niños aprenden la importancia del cuidado del medioambiente y de la relevancia que tienen sus acciones en el mismo. En una pedagogía que le apuesta al respeto por la naturaleza, desde sus primeros años, los pequeños son conscientes de que arrojar papeles o plásticos es perjudicial para el planeta. 

En el modo de evaluar el aprendizaje de los alumnos también se hace uso de la reutilización. En cada aula hay un “semáforo” en el que, con cucharas, se ubican los nombres de cada estudiante dependiendo de su desempeño. 

El colegio La Argentina exhibe su nombre elaborado con tapas de plástico y de metal. Foto: Secretaría de Ambiente.

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Para los padres de familia esta iniciativa resulta valiosa, partiendo de la idea de que los pequeños serán los responsables de darle una mano al planeta a futuro. Según cuenta Sara Rodríguez, madre de una de las alumnas del colegio La Argentina,  su hija “entró a la escuela a los tres años y ella no permitía que yo fuera por la calle y botara una botella. Los niños aprenden que las cosas no son para desecharlas, sino que les dan otra utilidad. Ellos se motivan a reciclar y no contaminar el medioambiente”. 

Además de este enfoque de aprovechamiento de los residuos, el modelo educativo de la agrupación rural también le da a los niños la posibilidad de ejecutar otras iniciativas encaminadas al cuidado de los ecosistemas cercanos a la zona. Algunas de estas actividades son, por ejemplo, la elaboración de huertas ecológicas y la protección de los cuerpos de agua. 

Aunque la pandemia pareció ser un impedimento para continuar con esta labor, durante este año, los más pequeños, en compañía de su familia, mantuvieron este proyecto en pie, recolectando residuos que posteriormente se convirtieron en artesanías. 

Por esta labor, la agrupación rural fue reconocida por la Secretaría de Ambiente como “un modelo a seguir y una demostración de que es posible darles una segunda vida a los residuos para contribuir al cuidado y preservación de la naturaleza”.