Home

Impacto

Artículo

Estos niños y jóvenes hacen parte del equipo de fútbol Esporte Clube Favela, de la comunidad Parque Bristol de Sao Paulo. | Foto: Juana Marcela Guerrero

Deporte y Desarrollo

El Deportivo de la Favela

Brasil es uno de los países más futboleros del mundo. Niños y jóvenes encuentran en él una opción diferente a las drogas y la delincuencia.

Por Juana Marcela Guerrero
8 de julio de 2014

Recorrer la favela Parque Bristol en compañía José Dos Santos significa hacer una pausa en cada esquina. José se detiene, con un carisma casi de político, a saludar los vecinos que lo abordan. Es un hombre reconocido y respetado en el barrio. José llegó a vivir en esta favela, ubicada en el sureste de Sao Paulo, a los 10 años de edad y hoy, a sus 27, dice que aunque lograra una mejor condición económica, no se iría de ahí.

Esquivando los grupos de niños que juegan en las calles estrechas, rodeadas de casas con ladrillos a la vista que fueron empezadas a construir sin la certeza de cuándo serían concluidas, llegamos a una tienda. “El centro de operaciones”, como la llama José, es el punto de encuentro para los jugadores del equipo de fútbol que dirige hace seis años, el Esporte Clube Favela. Este nació hace 11 años por iniciativa propia de la comunidad, como una estrategia para evitar que sus jóvenes se iniciaran en la delincuencia y la drogadicción.

En el “centro de operaciones”, una repisa improvisada al lado de una mesa de billar sirve para exhibir los trofeos y las copas que el Clube Favela ha ganado a lo largo de su historia. Pero las más grandes conquistas de este equipo, compuesto actualmente por 22 jóvenes, caminan por la calles del barrio como ejemplo para los más chicos.

Un par de ellos son las historias de Roberto Carlos Dos Santos y Michel Brito, de 15 y 16 años, que en el pasado fueron consumidores de Lanza Perfume, una droga popularizada en los carnavales de Rio de Janeiro que en los últimos años se ha convertido en el pasatiempo de muchos jóvenes de las favelas de Brasil que sin ninguna actividad de esparcimiento se reúnen en el vecindario a inhalar esta droga.

Roberto Carlos afirma que gracias al fútbol ya no pasa sus tardes en las calles de la favela y perdió el interés en consumir drogas. Ahora invierte su tiempo libre en los entrenamientos del equipo y su atención está puesta en formarse como lateral para lograr ser un jugador profesional del Corinthians.  

Además de apartar de la delincuencia y las drogas a los jóvenes del barrio, José Dos Santos sueña con que sus pupilos alcancen el nivel profesional en el fútbol. Es consciente de que no es un camino fácil, él mismo logró ser jugador profesional, jugó como volante por más de un año en el Mogi Mirim, el equipo del conocido jugador Rivaldo. Sin embargo, tuvo que abandonar este sueño por la falta de dinero para la mantener a su familia.  

Después de esto José regresó a la favela con más ganas de aportar a su comunidad y a pesar que El Clube nunca ha sido patrocinado por ninguna entidad gubernamental ni por la empresa privada, él está orgulloso de que hayan logrado mantenerse gracias a la solidaridad de la comunidad y de los pequeños comerciantes de la misma. Funciona como una ley de retorno en donde la favela retribuye el trabajo hecho de y para su beneficio.