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La documentalista encontró que muchas niñas desprecian su condición de mujer, ya que socialmente se le impide hacer otras cosas. | Foto: Archivo Semana

Mujere

No más rechazo por ser mujer

La documentalista Diana Fabianova ha dedicado su trabajo a mostrar lo que la mayoría de mujeres quieren ocultar: la menstruación. Semana Sostenible habló con ella.

4 de junio de 2014

¿Es empoderamiento femenino usar ropa blanca mientras se tiene la menstruación? ¿Saben las empresas fabricantes de tampones y toallas higiénicas que no es un líquido azul lo que les llega a las mujeres todos los meses? Diana Fabianova es una documentalista eslovaca y ha dedicado su vida a romper los mitos que se dan como ciertos en estos temas. Más allá de llamar la atención sobre este aspecto natural de la mujer, espera enseñarle  tanto a hombres como mujeres que no es algo malo, ni vergonzoso.

Con su más reciente documental ‘La luna dentro de ti’ para adolescentes, ha descubierto que las niñas no quieren ser mujeres, ya que menstruar significa no ir a estudiar en muchos casos e incluso, ser considerada como menos persona. (Vea aquí el documental)

Semana Sostenible: ¿Es la menstruación realmente un tema tabú?

Diana Fabianova: Las mujeres aún sienten mucha vergüenza y prefieren que nadie se entere que tienen la menstruación. Esto es una pena en el caso de las niñas, porque ahí es cuando se forma el qué significa ser mujer y esto es visto de manera negativa, ya que influye en cómo se ven y cómo ven a sus pares.

S.S: ¿Por qué  la menstruación sigue siendo un tema tabú?

D.F: Cuando hice el primer documental nos dimos cuenta de que la situación con respecto a la menstruación continua siendo un tabú en todo el mundo. Hay muchos prejuicios, no se habla del tema. De hecho en muchos casos niñas y mujeres me decían que yo era la primera persona con la que hablaban de este tema y si nunca se habla de esto en un hogar las niñas inmediatamente crecen creyendo que es un tema vergonzoso.

S.S: ¿Entonces se mantiene ese círculo vicioso sobre algo que es normal?

D.F: Sí. No tiene sentido, pero tampoco es cambiar el discurso y mostrarle a todo el mundo que tenemos la menstruación. Hay que hablar en el hogar y darle la relevancia que tiene. Uno de los prejuicios más dañinos que encontramos es que cuando se infunda una sensación de asco hacia la niña o la mujer, esta se empieza a auto rechazar.

S.S: ¿Cuáles han sido las consecuencias de esta discriminación?

D.F: La discriminación a causa de la menstruación no es algo nuevo. Desde hace decenas de años se ve como algo sucio y se utiliza como herramienta para justificar ciertas conductas machistas: no poder ser curas o participar en la Iglesia, no votar, porque sus ciclos hormonales les causan inestabilidad y por lo tanto, no son lo suficientemente inteligentes para hacerlo. En otros países, la menstruación ha sido la  razón para evitar que las mujeres sean gerentes, parte de las fuerzas militares. Al final es un tema político.

Hace muy poco encontré la historia de un doctor que vendía parches y tratamientos para no menstruar, porque las mujeres venían a él pidiéndoles que les quitara ese mal y así poder estar en cargos de poder. Esto lo que indica es que si quieres tener éxito, debes ser como un hombre y no menstruar.

Lo ridículo es que la medicina ha probado que los hombres tienen los mismos altibajos hormonales de la mujer, solo que no se ven. Pero no son emocionalmente  más  estables.

S.S: ¿Cómo se puede hacer sentir a una mujer cómoda con la menstruación?

D.F: Tiene que aceptarlo, porque es parte de ser mujer y verlo desde un punto de vista  positivo. Gracias a esto está sana. No dejar influenciarse por los mensajes irresponsables de algunos medios, tener la capacidad de amar su propio cuerpo y no asociarlo al dolor, por ejemplo.

S.S: Una de las cosas que usted más crítica es que las empresas fabricantes de toallas higiénicas o tampones son quienes mantienen mitos y tabúes alrededor del tema de la menstruación. ¿Cómo responderle a estas empresas y no dejar que tengan efectos negativos en la mujer?

D.F: Lo primero es que yo misma dejé de usar tampones, ahora uso la copa menstrual. Por otro lado, lo peor que le puede ocurrir a una mujer muchas veces es que alguien se entere de que tiene la menstruación y las empresas usan esta idea para vender “protección” y cobertura. Igualmente, las imágenes que usan en sus campañas publicitarias son muy confusas para las mujeres como líquido azul o todo el mundo caminando libremente.

Hoy en día, los tampones y este tipo de productos siguen siendo de lujo, porque son muy caros. Hasta los años 70 aproximadamente, los productos empezaron a masificarse, pero en realidad es un negocio.