A la sombra de la Ley

Cada seis minutos muere una mujer a causa de un aborto ilegal. Esta cifra publicada por un estudio de Médicos sin fronteras, no obstante, no da cuenta de la realidad y de lo que significa tomar esa decisión y, sobre todo, hacerlo por fuera de la Ley.

En el marco del proyecto “Mi cuerpo, mis derechos” de Amnistía internacional tres fotógrafas de tres países diferentes cuentan a través de imágenes qué significa vivir el aborto clandestino en Argentina. Guadalupe Gómez Verdi, de Argentina; Lisa Franz, de Alemania y Léa Meurice de Francia buscan retratar con sus imágenes el lado humano de este procedimiento, vetado en varias circunstancias,  y exigir el respeto por los derechos sexuales y reproductivos de todas las personas.

En una entrevista a  BBC Mundo, la fotógrafa Guadalupe Gómez Verdi afirmó que el objetivo de la exposición es “poder mostrar que la mujer tiene poder para decidir siempre frente a cualquier contexto, y si necesita abortar y quiere abortar, lo va a hacer”.

Una de las imágenes más impactantes es la de una aguja de tejer sobre sábanas blancas. El uso de esta es frecuente en los hogares, sin embargo, también es de los instrumentos más peligrosos cuando se realiza un aborto.

Liliana es una de las protagonistas de la obra. Con tres hijos varones, ella se ha practicado dos abortos en la clandestinidad y reclama que si bien uno fue en la dictadura y otro en el período de la democracia,  ambos fueron hechos de manera ilegal.

La galería, sin embargo, no sólo se queda en el tema de la mujer. Está la fotografía de Pedro, quien acompañó a su novia a realizarse este procedimiento y da cuenta del papel que si bien es escaso en la mayoría de casos, tiene la pareja en la toma de decisión.

50.000 por un derecho

La campaña de Amnistía Internacional espera recolectar 50.000 firmantes para exigir a los líderes mundiales que protejan los derechos sexuales y reproductivos, ya que pese a los compromisos adquiridos hace 20 años en la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, según esta organización, muchos de los 1.800 millones de jóvenes de todo el mundo siguen teniendo grandes dificultades para acceder a la educación sobre sexualidad y los servicios de salud sexual y reproductiva necesarios para llevar una vida sana y segura.