Home

Impacto

Artículo

Esta vez la limpieza comenzó mientras se terminaba la carrera.

Impacto

The Color Run aprendió a ser colorida y limpia

En su segunda versión ‘la carrera más feliz del mundo’ cumplió con un requisito importante: dejar limpia la ciudad.

16 de diciembre de 2013

El 8 de septiembre los bogotanos salieron con sus kits a correr en medio de nubes de colores.  Todos lo disfrutaron, todos se rieron y vivieron una experiencia única. Hubo solo un problema, Bogotá quedó sucia por más  de tres días y los trabajadores de Aguas de Bogotá, la empresa encargada de la limpieza, se enfrentaron a los 5 kilómetros más  caóticos de su carrera profesional.

Fue tanto el reguero que Aguas de Bogotá retiró 30 operarios de sus puestos y los mandó a limpiar  esa zona en turnos de 8 horas seguidas. Así mismo,  tuvieron que usar una hidrolavadora y una compactadora más de lo que se había presupuestado. El estado de la ciudad causó revuelo en las redes social

Los organizadores de la carrera se enfrentaron al escarnio público y tuvieron que responder  por qué destinaron  la ínfima suma de 2 millones para limpiar una carrera  que incluye una bolsa con harina y colorante por cada participante.  Fue tanta la controversia que se debatía si hacer o no la segunda fecha.

La carrera se hizo. El domingo pasado, 15 de diciembre de 2014,  cientos de personas se reunieron para correr por segunda vez el circuito que incluía una celebración  final en el Parque Simón Bolívar.  La expectativa frente a la logística de limpieza era enorme.

Aquí algunas fotos tomadas durante la carrera:


Los organizadores, sin embargo, aprendieron de sus errores pasados y estuvieron a la altura de lo que el resto de bogotanos les ha exigido siempre: dejar las calles de la ciudad tal y como las encontraron.

¿Por qué la segunda vez sí funcionó?

La respuesta a esta pregunta es sencilla: mientras que la primera vez al hacer la cotización con Aguas de Bogotá  los organizadores de la carrera estimaron que  2 millones serían suficiente para limpiar la ciudad, esta vez hicieron la tarea con juicio.

Según José  Marulanda,  gerente general para Latinoamérica de The Color Run,  “esta vez contratamos de nuevo a Aguas de Bogotá y les pagamos 15 millones por la ruta y 12 millones adicionales por la recolección en el Simón Bolívar”. Esto son 25 millones más que la vez pasada.

Adicionalmente,  Marulanda afirmó que habían recorrido la ruta de la carrera con Aguas de Bogotá para que tuvieran claro cuáles serían los lugares de recarga de  la harina y el colorante y por dónde tenían que comenzar.

Para Marisela Cárdenas, asesora de comunicaciones de Aguas de Bogotá, “esta vez estamos mucho más preparados. Apenas finalizó la carrera comenzamos con las labores de limpieza. Hicimos una primera limpieza  y luego otra  en la madrugada del lunes 16 de diciembre”.

Aquí fotos de Aguas de Bogotá limpiando durante y después de la carrera:

Cárdenas afirma que aunque no ha caído el cien por ciento del colorante, la situación está controlada, a diferencia de la  primera vez. “Esta vez los organizadores han sido más atentas en preparar los dispositivos para generar el mayor impacto posible”.

El único tema que queda por estructurar es la cantidad de agua que se necesita para limpiar la ciudad que, según Aguas de Bogotá, son más de 10.000 litros.

El 25 de enero del próximo año  se hará la primera Color Run de noche en  el mundo en Medellín. La diferencia con las carreras hechas de día es que en vez de harina y colorante habrán luces y pinturas neón. Lo único que queda por ver es si la buena labor hecha con la segunda carrera en Bogotá perdura en todas las que están por venir.