El banano Gros Michel todavía circula en mercados locales, pero desapareció del comercio mundial, gracias al hongo Fusarium oxysporum.

AGRICULTURA

El banano en peligro de muerte

El banano se cultiva en más de 135 países. Sin embargo, esta fruta podría desaparecer si no se detiene el avance de la temible plaga del ‘mal de Panamá’, causada por el hongo raza tropical 4.

15 de febrero de 2017

A finales del siglo XIX la industria bananera nació con unas perspectivas de crecimiento sin precedentes. Las bondades que ofrecían los suelos tropicales en algunos países del Caribe hicieron que el cultivo y exportación del banano se incrementara rápidamente, hasta convertirlo en la fruta más popular del mundo.

Sin embargo, al mismo tiempo que germinaba esa industria, en las tierras bananeras se gestaba la llamada ‘Fusariosis del banano’ causada por el hongo Fusarium oxysporum. La plaga fue tan letal que entre 1890 y 1960 exterminó casi por completo a la variedad Gros Michel, que hasta 1950 era la más consumida en el planeta.

El banano Gros Michel, más conocido en español como plátano roatán, era apetecido por ser uno de los más dulces y por contar con un tamaño ideal para su transporte. A pesar de su popularidad, la industria dejó atrás su comercialización porque una sola planta infectada con la raza 1 del hongo Fusarium oxysporum implicaba eliminar toda la plantación y acarrear millonarias pérdidas. Como consecuencia de este dilema, la industria bananera optó por reemplazar los cultivos con la variedad de banano Cavendish, mucho más pequeña, menos sabrosa, pero con la capacidad de sobrevivir en los suelos infectados por el hongo causante del llamado ‘mal de Panamá’.

El problema que enfrenta el banano es que a pesar de que existen cerca de 1.000 variedades, también existen cuatro razas del mismo hongo que las afecta. La última de ellas se conoce como raza tropical 4 (FOC R4) y tiene en vilo a la industria bananera en este momento. Y no es para menos, pues el hongo se expande a una gran velocidad y podría llegar a erradicar el 95% de los cultivos de banano en el mundo. Todo un ‘Bananageddon’.

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El temible hongo

La raza tropical 4, causante del brote más reciente del ‘mal de Panamá’, apareció inicialmente en 1990 cuando atacó las plantaciones de banano Cavendish, que se creían inmunes, en el sudeste asiático (Filipinas, Taiwán, Indonesia, Malasia y China). Posteriormente se trasladó a Oriente Medio (Omán, Jordania, Pakistán y Líbano) y finalmente llegó a África, estableciéndose en Mozambique. Su alcance ha sido tal, que en 2015, a pesar de una gran campaña por controlar al patógeno, se detectaron plantas infectadas en el norte de Australia.

Por esta razón los grandes productores de banano se encuentran en máxima alerta. Si este hongo llega a América ocasionaría una catástrofe, ya que en esta región se encuentran cinco de los diez mayores exportadores del mundo: Ecuador, Colombia, Nicaragua, Costa Rica y Estados Unidos.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) esta es la fruta que más se produce y exporta. Tan solo en 2015 se produjeron 106 millones de toneladas  en el mundo, 55 millones de ellas de la variedad Cavendish. Además, se estima que el consumo per cápita está cerca de los 12 kilogramos habitante por año.

En el plano local la devastación no sería menor. La Asociación de bananeros de Colombia (Augura) registró 738 millones de dólares en exportaciones en 2014  y 836 millones en 2015. El ‘mal de Panamá’ afectaría gravemente al gremio.

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Unidos por el banano

Una de las entidades que más se ha movido para evitar la llegada de la raza 4 tropical a Colombia es el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA). Según la entidad, si la plaga llega al país los más afectados serían los departamentos de Magdalena, La Guajira y todos los municipios que componen el Urabá, donde se cultiva el banano Cavendish.

Según Emilio Arévalo, director técnico de Epidemiología y Vigilancia Fitosanitaria del ICA, “la situación es de gran peligrosidad y por tal razón este brote tiene a la entidad en un estado de alta vigilancia a los cultivos de banano”. La preocupación es tan grande que todos los países de la región conformaron un bloque que involucra a las entidades sanitarias de cada Estado, para evitar la llegada del hongo a tierras americanas.

El ICA ya inició un plan de choque que trabaja en varios frentes. Existe una estricta regulación para los materiales de siembra que llegan a Colombia, esto quiere decir que semillas y material genético relacionado con el cultivo de banano (la mayoría de ellos en condición In Vitro), solo se aceptarán si provienen de países no afectados por el hongo raza tropical 4. Esta es la primera barrera que se le pone a la enfermedad.

Así mismo, la entidad viene realizando una campaña de comunicación con turistas y cultivadores para que en caso de visitar alguna finca en los países afectados por el hongo apliquen protocolos sanitarios para evitar la entrada del patógeno a través del suelo. Por ejemplo, se trabaja con gremios como Augura y Asbama para evitar que turistas extranjeros ingresen a las zonas de cultivo de banano, ya que el hongo puede transportarse en la suela de los zapatos.

Respecto a un posible brote en Colombia, Arévalo asegura que hay un plan de vigilancia fitosanitaria para controlarlo. “Contamos con una técnica para confirmar cada uno de los brotes de Fusarium oxysporum, este  nos permite saber de qué raza es el patógeno y cómo aislarlo en caso de ser raza tropical 4”, asegura. Esta tarea se realiza con el apoyo de la Universidad de Wageningen, una institución ubicada en Holanda que se  especializa en el cultivo de banano en el mundo.

Como la labor implica mucho esfuerzo, el ICA ha buscado el apoyo de otras entidades con las que ha realizado simulacros en algunos lugares y trabaja de la mano con las aduanas y el Ministerio de Agricultura “para fortalecer a toda la institucionalidad en torno a una enfermedad de gran peligro para la región” enfatiza Arévalo.

Aunque hablar de una tragedia a escala global puede sonar un poco alarmista, no hay que olvidar que la variedad Gros Michel prácticamente desapareció del mapa en solo cinco décadas. No en vano expertos como Gert Kema de la Universidad de Wageningen advierten que la salida a este impase podría estar en la ingeniería genética. Sin embargo, mientras no haya un consenso frente a esto último, la única esperanza es que las estrategias para detener al hongo y al ‘mal de Panamá’ resulten efectivas. De no lograrlo, los días del banano tal como lo conocemos hoy podrían estar contados.