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MUNDO

Sobre el éxito de la prohibición de pesca

El pescado es un alimento importante en todo el mundo, pero cada vez hay menos peces. El concepto "Blue Ventures" intenta finalmente conciliar la conservación de especies con la pesca comercial.

Alianza DW
7 de septiembre de 2015

Blue Ventures podría estar en lo cierto. La organización sin ánimo de lucro y con sede en Reino Unido, aboga siempre por involucrar a las comunidades locales en las tareas de conservación marina. Este enfoque reconoce las necesidades de los pescadores y les otorga una importancia similar a la protección de los arrecifes coralinos. Y eso es crucial para el éxito.


Según Alasdair Harris, director general de Blue Ventures, los pescadores de la costa tropical no apoyan la protección medioambiental, ya que la perciben como una amenaza. Y es que durante el tiempo que se prohíbe la pesca para recuperar las reservas de peces, se priva a las comunidades locales de su sustento esencial.

"Todos salen ganando con la existencia de áreas marinas protegidas para recuperar las poblaciones de peces. Pero el reto, es: ¿qué hacemos durante el tiempo de espera?", se pregunta Harris, quien ha pasado mucho tiempo buscando soluciones.

El número de moluscos cefalópodos en las costas de Madagascar se redujo mucho hace unos años, sobre todo, debido a la demanda de marisco fresco en el sur de Europa y a la industria pesquera local.

La búsqueda comenzó en 2001, cuando llegó a Madagascar. Inspirado por las expediciones submarinas de Jacques Cousteau en el Océano Índico, Harris decidió examinar la ecología de los arrecifes. Especialmente la de los pulpos que viven allí. El número de ejemplares se estaba reduciendo entonces, en parte por la demanda de marisco fresco en el sur de Europa y en parte por la industria pesquera local. #bbig #

Harris se dio cuenta de que este tipo de molusco cefalópodo crece muy rápido. Si no se les molesta, en medio año los pulpos pueden duplicar su tamaño e incluso triplicar su peso, según explica Harris. Este crecimiento permitiría a los pescadores capturar animales más grandes y al mismo tiempo tener que pescar menos a menudo. La ganancia no cambiaría.

Con este planteamiento Harris se convertiría en 2003 en uno de los fundadores de Blue Ventures. El objetivo de la organización estaba claro: querían preservar el hábitat de los arrecifes, pero permitiendo al mismo tiempo la supervivencia de las comunidades costeras, que eran dependientes del entorno.

Comienzos humildes

Inicialmente, la idea fue crear una reserva natural para el pulpo, con la ayuda de los arraigados pescadores. Para ello, Harris convenció a los más ancianos de la aldea pesquera de Andavadoaka de que proporcionaran 200 hectáreas de sus caladeros de pesca para un período de prueba de seis meses. Ese tiempo fue suficiente para permitir la recuperación de la población del molusco. Al finalizar ese tiempo surgió algo que Harris describe como una "gran captura", tanto en cuanto al tamaño como a la cantidad de ejemplares.

La noticia del éxito se extendió rápidamente por toda la isla y se desarrollaron proyectos de seguimiento. Mientras tanto, las llamadas áreas marinas gestionadas localmente (del inglés, LMMAs: Locally Managed Marine Areas) protegen gran parte de la costa de Madagascar, donde cientos de pueblos están involucrados. Según Harris, sus efectos se hacen sentir mucho más allá de las inmediaciones.

Para poder evaluar el impacto de su trabajo, Blue Ventures midió durante ocho años el efecto de los cierres temporales de 36 zonas y comparó su rendimiento económico con el de aquellos lugares que no se sometieron a una prohibición de pesca. Los resultados fueron publicados en la revista científica PLoS ONE: aquellas comunidades, que dejaron de capturar pulpos por un período de dos a siete meses duplicaron sus ingresos en los 30 días después de que la pesca fuera de nuevo permitida y no tuvieron pérdidas de ingresos de ningún tipo.

Las comunidades, que dejaron de capturar pulpos por un período de dos a siete meses duplicaron sus ingresos en los 30 días después de que la pesca fuera de nuevo permitida.

Las comunidades, que dejaron de capturar pulpos por un período de dos a siete meses duplicaron sus ingresos en los 30 días después de que la pesca fuera de nuevo permitida.

Un cambio fundamental

Harris define este enfoque como un catalizador para la protección marina. "Los cierres temporales se han convertido en algo así como en la medida base de protección medioambiental comunitaria en Madagascar", explica. Desde 2004, la isla ha experimentado una serie de iniciativas de conservación similares, encabezadas por Blue Ventures, y con el apoyo de las comunidades pesqueras locales. Entre tanto se han incluido un mayor número de cierres temporales en manglares y algunos programas son ahora reconocidos oficialmente por el Estado. Tanzania y la vecina isla Mauricio también se han embarcado en planes de conservación similares.

En abril de 2015, Harris fue galardonado con el premio Skoll Award a la innovación social, dotado con 1,25 millones de dólares (cerca de 1,1 millones de euros), por su trabajo con las comunidades pesqueras de Madagascar. Harris tiene clara su receta para el éxito: "Hay que escuchar lo que las personas necesitan para encontrar soluciones conjuntas con ellos. Los ecologistas tienen que pensar empresarialmente y salir fuera de sus oficinas".


A lo largo de las costas tropicales, viven más de mil millones de personas. Para ellos, el mar no solo significa alimento, sino también lugar de trabajo.

La enorme importancia de la pesca en espacios reducidos

A lo largo de las costas tropicales, viven más de mil millones de personas. El mar no solo es su principal fuente de alimentos, sino que les proporciona puestos de trabajo. Y eso conlleva otros problemas. "El trabajo es el principal factor para poder establecer una pesca sostenible en los países en desarrollo", dice Yemi Oloruntuyi, portavoz del Consejo de Administración Marina.

Diversos estudios sugieren que las reservas de marisco silvestre podrían agotarse en las próximas décadas, a no ser que se tomen medidas de protección integrales. Este escenario conduciría a una mayor competencia por los recursos entre los pescadores, con demasiados barcos persiguiendo a muy pocos peces.

De acuerdo con los datos más recientes, publicados en la revista Science, solo el siete por ciento de la pesca en los países en desarrollo posee un certificado de pesca sostenible. No obstante, gracias al trabajo de grupos de conservación como Blue Ventures, cada vez más consumidores son conscientes de la situación global de la pesca. Y esta conciencia conduce a una mayor demanda por mejorar las prácticas de gestión pesquera. "Hay un interés creciente en la pesca sostenible. Los proveedores quieren saber de dónde provienen los peces que venden" explica Oloruntuyi.

En todo caso, Harris quiere llevar su modelo "Blue Venture" a otros lugares de Madagascar. Solo con la confianza y ayuda de la población local, las poblaciones de peces se mantendrán estables.