¿Cómo va a llegar el agua a Cúcuta?

A principios de 2014 el documento Conpes 3798 le asignó vigencias futuras al proyecto para el fortalecimiento de la prestación del servicio de acueducto para Cúcuta, los Patios y Villa del Rosario, municipios de Norte de Santander. Según el documento la disponibilidad de agua de Cúcuta se había visto amenazada por contaminación, periodos de sequía, y por derramamientos periódicos del oleoducto que opera Ecopetrol sobre el río Pamplonita.

Precisamente por ese interés y responsabilidad, Ecopetrol contrató un estudio para evaluar las alternativas de suministro. Según el documento Conpes, el Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio  la Gobernación de Norte de Santander, CORPONOR y las alcaldías de Cúcuta, Villa del Rosario y Los Patios acompañaron esa evaluación.

El resultado de ese estudio fue la selección de una de las alternativas de ingeniería para el proyecto cuyo elemento central es la captación por bombeo desde distintos puntos del Río Zulia.

Aunque el documento Conpes establece que esta alternativa fue “concertada con la región”, los líderes gremiales no están de acuerdo.

El  Movimiento por la defensa del agua para la ciudad y el campo es el grupo en el que se han organizado los lideres gremiales de la región, entre los cuales se destacan los arroceros, que se verían beneficiados por una alternativa que no solamente priorizara el agua para la ciudad de Cúcuta sino la provisión también para la agricultura.

Para ellos, la decisión “se tomó de manera ligera y no fue suficientemente socializada”, por lo que piden que las autoridades electas recurran a un tercero independiente con amplia experiencia y credenciales técnicas y éticas que defina cuál es la mejor alternativa para la competitividad de la región. Incluso en septiembre del 2015 salieron a marchar por las calles de la capital.

La alternativa al bombeo, el embalse multipropósito de Cínera, es un proyecto que lleva más de treinta años en las discusiones de los líderes del Norte de Santander.. Este proyecto cubriría las necesidades de agua potable de la ciudad por medio de la gravedad y serviría también para generar energía hidroeléctrica, regular el caudal del río y, para el interés de los agricultores, permitiría ampliar el área de cultivos de riego de las actuales 15.000 a 45.000 hectáreas.

Como todo embalse, el de Cínera enfrentaría el reto no de causar demasiados daños ecosistémicos, al interrumpir el flujo natural del río se interrumpen los ciclos de vida de todas las especies de flora y fauna. Con frecuencia los proyectos de embalse también tienen que pasar por la difícil tarea de desplazar comunidades a nuevos lugares, una tarea que nunca deja satisfechos a todos los involucrados.

El factor decisivo en la elección del bombeo podría ser el costo, la alternativa de bombeo autorizada por el Conpes cuesta solamente 338 .000 millones de pesos, de los cuales Ecopetrol cubriría 188.000 millones la Nación a través de Ministerio de Vivienda 100.000 millones y la Gobernación 50.000 millones. El embalse Cínera, para el cual no hay una única versión proyectada, costaría más de 600.000 millones de pesos. Aunque Semana Sostenible no pudo confirmarlo, al parecer Ecopetrol no haría una inversión en este proyecto.

Al parecer, una tercera opción sería la más robusta, la realización de los dos proyectos. Pero los costos parecen hacerla inviable. Lo cierto es que la alternativa de bombeo de un río con caudales inestables no parece ser la mejor idea ante los escenarios de cambio climático existentes. Por otra parte, los retos de construir un embalse bien hecho son muchos, pero su cuidadosa planeación podría presentar un escenario menos vulnerable a largo plazo.

Los nuevos líderes de Cúcuta y Norte de Santander tendrán que tomar la decisión rápidamente. Abrir las puertas al dialogo entre todos los sectores sería prudente. Hablar de opciones de alianzas publico privadas en las que los sectores más interesados en la construcción del embalse se metan la mano al bolsillo podría presentar una alternativa interesante.