El potencial hídrico del bosque seco tropical pone en peligro su conservación. Es atractivo para grandes proyectos hidroeléctricos. Foto: Felipe Villegas/Instituto Humboldt | Foto: Felipe Villegas /Instituto Humboldt

MEDIOAMBIENTE

Acabamos con el bosque seco tropical en Colombia

Durante siglos su clima benévolo y sus tierras fértiles lo hicieron atractivo para el desarrollo urbanístico, ganadero e industrial. La intervención humana desbocada lo tiene a punto de desaparecer.

5 de enero de 2017

En Colombia solo queda un 8 por ciento de bosque seco tropical. Es decir, solo se conservan 720.000 hectáreas de las 9 millones con las que contaba originalmente el país, según indica el informe ‘Biodiversidad 2015‘ del Instituto Humboldt. A 2014 la pérdida de ecosistemas naturales fue de 15,9 por ciento en páramos; 24,9 por ciento en sabanas y 37,5 en bosques. Entre todas esas pérdidas el bosque seco tropical es quizás el que ha disminuido a mayor velocidad.

Lo que sucede con él está muy ligado a la ignorancia. En primer lugar, pocos conocen o distinguen este ecosistema, a pesar de que es considerado prioritario para la conservación de la diversidad y exclusividad biológica colombiana. “Hay bosque seco a menos de dos horas en casi todas las ciudades principales de Colombia, pero la gente no lo sabe”, comenta Roy González, investigador del Instituto Humboldt.

En segundo lugar, el desarrollo urbano, ganadero e industrial del país se ha realizado dentro de este ecosistema y al hacerlo han desaparecido gigantescas hectáreas de capa vegetal que han fragmentado los corredores vitales de cientos de especies animales, dejándolas aisladas. Grandes obras de infraestructura también lo han puesto en peligro, “muchas de las grandes construcciones hidroeléctricas en Colombia están asociadas a bosque seco: Ituango, Quimbo, Espíritu Santo o el proyecto Cañafisto”, afirma Hernando García, director (e) del Instituto Humboldt.

El bosque seco tropical se encuentra en tierras bajas entre los 0 y 1.000 metros de altura sobre el nivel del mar y se caracteriza por presentar lluvias durante el año pero también largos periodos de sequía que pueden ir desde tres hasta cinco meses. En otras palabras, su principal característica es el estrés por falta de agua. Esto permite encontrar una diversidad única de plantas, animales y microorganismos  adaptados a condiciones extremas. Además, también se puede encontrar bosque seco tropical en regiones con bastantes lluvias pero donde los suelos retienen poca agua.

La situación de este ecosistema se hace más compleja debido al limitado acceso a información y a datos de escala nacional que impiden conocer en detalle la riqueza de especies. Solo hace unos años el Instituto Humboldt, en asocio con investigadores de todo el país, empezó a producir unos mapas de distribución de biodiversidad.

¿Cómo lo perdimos?

La degradación del bosque seco tropical no es nueva: se remonta a épocas prehispánicas y sobre todo a la Colonia, cuando los españoles decidieron asentarse en lugares como Santa Fe de Antioquia, Valle del Cauca y las tierras comprendidas entre Honda, Guayabero y Armero, solo por citar algunos ejemplos. Esto ocurrió debido al clima benévolo de estas regiones, generalmente planas y fáciles de transitar.

El bosque seco se convirtió en una opción para fundar poblaciones ya que presentaba menos plagas que los bosques húmedos tropicales y allí era mucho más fácil construir vías de acceso y comunicación. De hecho, muchas de las grandes capitales colombianas como Cali, Barranquilla o Cúcuta están ubicadas en zonas de influencia de este ecosistema.

Totalmente fraccionado

Hoy el bosque seco tropical se encuentra en un estado crítico de fragmentación y degradación ya que, debido a la relativa fertilidad de sus suelos, la mayoría de sus áreas están expuestas a actividades como la ganadería, la agricultura y la infraestructura humana. Sumado a lo anterior, el ecosistema está poco protegido y cuenta con un porcentaje muy pequeño dentro de las áreas del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (Sinap), con tan solo el 6,4 por ciento.

Su pérdida acelerada llevó a que el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible lo declarara estratégico para la conservación de la biodiversidad. Aun así, grandes proyectos recientes del país lo han afectado, como en el caso de la hidroeléctrica del Quimbo en el Huila o Ituango en Antioquia. En este último departamento también se plantea la construcción del embalse Cañafisto, que podría sumarle un enorme impacto ambiental al maltratado bosque seco tropical. 

Cifras:

* El bosque seco tropical en Colombia: 32,5 por ciento rastrojo, 33,4 por ciento bosque secundario, 22,3 por ciento bosque maduro.

* Ubicación del bosque: 24.800 hectáreas en el valle del Patía; 31.200 hectáreas en el valle del río Cauca; 26.800 hectáreas en el valle del río Magdalena; 77.700 hectáreas en los llanos; 184.700 hectáreas en la región norandina; y 394.300 hectáreas en la región Caribe.

*El bosque seco tiene: 2.569 especies de plantas registradas, 83 de ellas endémicas.  Este ecosistema tiene el 10 por ciento de la diversidad de plantas del país.

*68 especies de escarabajos. 24 por ciento de la diversidad de escarabajos en Colombia.

*49 especies de anfibios. 6 por ciento de los anfibios del país.

*Afectación principal: 65,1 por ciento del bosque ha sido sembrado con pastos para ganado.

*Solo el 3,07 por ciento de las áreas protegidas en Colombia son de bosque seco tropical.

Verde oscuro: distribución actual del bosque seco tropical.

Verde claro: distribución potencial del bosque seco tropical.

Créditos ilustración: Rodríguez-Buriticá S., Corzo G., García H., Córdoba D., Isaacs P. y Etter A. (2016). Haciendo visible lo invisible. En: Gómez, M.F., Moreno, L.A., Andrade, G.I. y Rueda, C. (Eds). Biodiversidad 2015. Estados y Tendencias de la Biodiversidad Continental de Colombia. Instituto Alexander von Humboldt. Bogotá D.C.