Medio Ambiente

“Es una pena que no podamos valorar la naturaleza por sí misma”

Semana Sostenible habló con Randall García, director del Instituto Nacional de Biodiversidad de Costa Rica (InBio) sobre el potencial en diversidad biológica de Colombia, los retos del país en materia de servicios ecosistémicos y por supuesto, el ejemplo de su país para el mundo.

20 de agosto de 2014

Semana Sostenible: En este momento se habla mucho sobre la necesidad de acercar el conocimiento relacionado con biodiversidad a las personas del común, ¿cómo hacerlo?

Randall García Víquez: Conforme vamos conociendo la naturaleza vamos encontrando más formas de usarla a beneficio de la comunidad. Ese es un conocimiento que para los científicos es conocimiento puro. Pero, por otro lado, está que es necesario que ese conocimiento se convierta en cosas prácticas para todos. Por ejemplo, en la biodiversidad hay medicina, la penicilina es el ejemplo más típico, o la aspirina. Lo que pasa es que las personas, sobre todo en la vida urbana hemos perdido de vista que eso viene de la naturaleza.

Semana Sostenible: ¿Cómo recordarles esto a las personas?

R.G.V.: Cómo recordarles de donde viene el agua de la casa. Cómo recordarles la relación entre el agua y las montañas. Cómo recordarles que la ropa que usan es de algodón y este viene de una planta. Cómo hacerle entender a la señora que le gustan los jardines, que si se acaban las abejas nos quedamos sin polinizadores y nos quedamos sin flores. Esas relaciones son las que tenemos que evidenciar frente a las personas a través de conocimiento científico.

Semana Sostenible: ¿Quién debe recordarles a las personas esto: instituciones como el Humboldt en el caso colombiano, los medios de comunicación, las escuelas y universidades?

R.G.V.: Hay una gran responsabilidad de los medios. Nosotros hicimos una encuesta en Costa Rica  sobre los valores de los costarricenses y una de las preguntas era cómo aprende usted sobre medio ambiente y sobre los problemas de la biodiversidad. El 92% de las personas dijo que a través de los medios de comunicación. No están aprendiendo en un aula, en una conferencia, están aprendiendo a partir de lo que los medios publican y dan a conocer. Entonces, el rol  de los medios es muy importante, por supuesto articulado con las instituciones que generan la información. En el InBio en Costa Rica, decidimos que debíamos tener científicos pero también comunicadores, porque decidimos que debíamos tener gente que traduzca. Pero, necesitas que el comunicador entienda lo suficientemente del tema para poder ponerlo en palabras que sean interesantes para la población. A veces hay aplicaciones científicas que el científico las lee y dice ¡Wow, qué cantidad de información! Pero para la gente del común no dice mucho. Le cuesta entender qué significa, qué relación tiene eso con mí día a día. Y en esos temas del ambiente, lo más importante es en la medida de los posible relacionar esa información con la vida diaria de las personas para que tenga sentido, si no esos esfuerzos de generar conocimiento y demás es un desperdicio de plata. Hemos cometido errores a lo largo de la historia de no comunicar la ciencia como debe ser, y además, hemos permitido que los científicos acaparen esa información y no la compartan y eso en estos tiempos ya no se vale.

Semana Sostenible: ¿Cómo lograron en Costa Rica que la gente vaya más a parques naturales que a los estadios?

R.G.V.: Te puedo decir que cuando los procesos de paz concluyan y con la conversación que ustedes tienen sobre biodiversidad nos van a dejar botados. Lo tengo clarísimo, y se los digo con toda honestidad. Lo que sucede es que hay coyunturas, por ejemplo la situación geográfica del país, la situación política, la situación de ser un país que tiene cien años de no tener ejército son elementos que generan confianza en el turista. Entonces, voy a ir a un lugar que me queda cerca si soy norteamericano, en el que no me siento amenazado y que además todo está cerca. En cuatro horas paso del océano pacífico al atlántico. Entonces esas coyunturas hicieron que el país se posesionara. Nuestro país es muy hermoso, pero sin embargo, los paisajes colombianos son espectaculares, porque al ser un país más grande todo es mucho más espectacular. Entonces, ha habido coyunturas económicas, políticas que eso no suceda en Colombia, pero conforme eso vaya cambiando ustedes van a poder hacer lo mismo. Lo que también sucede en nuestro caso es que ha habido un proceso de educación a lo largo del  tiempo y que el turismo ha hecho una cosa que no estábamos previendo, al ser turismo de naturaleza, hace que la naturaleza valga más en el sentido económico ordinario, no en el valor de existencia de la naturaleza. Entonces, un campesino puede vender un hermoso árbol que tiene en su finca un millón de veces, en vez de venderlo una sola vez como madera. Ahora mantener el árbol tiene más sentido que cortarlo.

Semana Sostenible: Con eso se refiere al pago por servicios ecosistémicos, ¿cómo hacer que nuestras comunidades encuentren valor en mantener el árbol y no en tumbarlo?

R.G.V.: Primero que entiendan esas relaciones entre naturaleza y bienestar. Y luego, hay que desarrollar mecanismos para que esos servicios puedan incorporarse a la economía. Hay mucha gente a la que no le gusta porque piensan que eso es como ponerle valor a la naturaleza, pero en realidad si nosotros no recibimos beneficios directos sobre todo en comunidades rurales pobres, que se traducen en mejores económicas, no se logra.  Si nosotros no logramos convertir esa agua que ellos salvaguardan en ingresos económicos es muy difícil que por sí solos lo puedan valorar. Es una pena que no podamos valorar la naturaleza por sí misma, pero en el modelo económico en el que vivimos es una estrategia que funciona muy bien. En Costa rica, las comunidades que viven del turismo de naturaleza no van a destruir el bosque. Las comunidades que reciben pagos porque sus fincas producen agua no van a destruir el bosque. Hemos logrado que  aprendan a vivir con el bosque que es una cosa importante, pero el mecanismo que usamos no fue simplemente la conciencia y la educación, sino mecanismos económicos.

Semana Sostenible: En Colombia aparentemente hay voluntad política para implementar estos mecanismos, ¿es esto suficiente?

R.G.V.: (Risas). La voluntad no es suficiente. La voluntad es necesaria para considerar la posibilidad de hacer algo. Después de eso hay que actuar y ahí si la cosa tiene sentido. Hay dos elementos que pueden hacer  que Colombia tenga  un cambio significativo: Primero, los recursos están, o sea la biodiversidad en Colombia todavía está. Lo otro es que hay posibilidad de desarrollar estrategias de conservación, por ejemplo lo que están haciendo con el río Bita. Y, segundo, también hay la posibilidad de desarrollar herramientas económicas que permitan además generar ingresos para algunas poblaciones.

Semana Sostenible: ¿Cómo han hecho en Costa Rica para valorar esos servicios ecosistémicos, que mecanismo han utilizado?

R.G.V.: El que más se conoce es pago por servicios ambientales, que lo que se hace es pagarle al propietario una cierta cantidad de dinero relacionada con el principal servicio que su propiedad ofrece, que puede ser agua, conservación de biodiversidad y también hay servicios que tienen que ver con belleza escénica y fijación de carbono. ¿Cuánto valen estas cosas? A eso no se le ha puesto precio, se le pone valor a lo que él podría estar ganando si no conservara. Para que no salga negativo entonces, si por ejemplo el lugareño tiene una vaca en una hectárea y la vaca la produciría tanto, se le paga ese tanto, un equivalente o parecido al que él estaría ganando por esa actividad.

Semana Sostenible: ¿Y, quién paga?

G.V.R.: Hay varios mecanismos de pago. En Costa Rica, por ejemplo, le pusimos un impuesto a la gasolina. El que contamina paga. Esto va  a un fondo del Ministerio de Ambiente para pagar servicios ambientales. Ahí pagamos una primera cuota todos los costarricenses. Hay otro que es que países que están contaminando dan dinero a ese fondo para compensar porque estamos fijando carbono. Y está otro que es mucho más local que es la disponibilidad de pago. En ese caso, entonces, en una comunidad que recibe el agua de Chingaza, vas con economistas y haces una encuesta  a la gente y le preguntas: estaría dispuesto a pagar un poquito más si le aseguramos que a futuro va a tener la misma calidad y cantidad de agua. A partir de ahí, de esa disposición de pago empiezas a buscar algo que al principio puede parecer simbólico, pero que cuando lo multiplicas te das cuenta que es un volumen de dinero muy significativo, que puedes aprovechar para conservación de agua, biodiversidad o lo que se necesite. Entonces hay iniciativas a escala nacional e iniciativas a escala local.

También sucede con represas hidroeléctricas privadas que necesitan asegurarse que no haya erosión porque disminuye la vida útil de la reserva. Entonces, ellos pagan servicios ambientales de conservación a los dueños de bosques para que estos lo mantengan y así darle mayor vida a su negocio. Eso lo hace el canal de Panamá.

Semana Sostenible: ¿Cómo llegó Costa Rica a encontrar en el turismo de naturaleza una gran fuente de ingresos económico? ¿Cuál fue el punto de quiebre?

R.G.V.: En el caso del turismo ecológico nos tomó por sorpresa. Los que lo descubrieron fueron los turistas y no nosotros.  Nosotros le apostábamos a un turismo de sol, mar y playa, y nunca lo hubiéramos  logrado. El quiebre fue en 1988, producto de eso se creó InBio, y el sistema de parques naturales con una estructura más abierta. En la estrategia para conservación se planteó que los países que quería ser exitosos en conservar la biodiversidad tenían que hacer tres cosas: protegerla, conocerla y usarla. Si solo se protegía en el largo plazo no iba a tener sentido para la sociedad, igual que si no se conocía y no se usaba.  En ese entonces Costa Rica tenía un 25 por ciento protegido y nosotros decíamos: es como tener una casa con cuatro cuartos y uno de ellos, aunque pequeño, no lo podemos usar, porque esa era la lógica de solo proteger.  Entonces, pasamos de solo protegerlo a también promover conocimiento y uso de esa biodiversidad. Costa Rica había sido muy exitoso en la estrategia de proteger, entonces, compraba las tierras, les ponía guardas y un letrero de ¡No Tocar! Al dar el salto a que esa biodiversidad se conozca y se use fue donde empezó a aparecer una institucionalidad diferente, mucho más abierta. Había un recurso que si bien era patrimonio, también era un recurso para poder usar.

Semana Sostenible: ¿Costa Rica va a lograr en 2020 ser carbono neutral?

R.G.V.: (Risas) Que no me oigan las autoridades, pero yo creo que no. Es muy sencillo. Hemos enfocado  todo el esfuerzo de ser carbono neutral a partir de la fijación de carbono en bosques y aunque convirtiéramos todo el país en bosque no es suficiente.  Hay que hacer transformaciones en el transporte, en el uso de la energía y eso no creo que lo logremos en el plazo que nos queda.