George Schaller. | Foto: Foto: Beth Wald.

Impacto

“La humanidad se desconectó de la naturaleza”

George Schaller uno de los fundadores de la conservación de la fauna visitó Colombia por primera vez.

3 de abril de 2014

“Desde las colinas se ven cientos de gacelas y cebras. A veces, en medio de todos estos animales, se forma un pequeño hueco en donde se sientan leones”. Así describe George Schaller el Parque Nacional de Serengueti en Tanzania, África. Uno de sus lugares favoritos del mundo.

La historia de Schaller es el relato de incontables paisajes y animales salvajes. En total soledad ha caminado entre gorilas en África y observado leones y tigres desde la rama de un árbol en India. Nació en Alemania en 1933, pero se educó en Estados Unidos, en Alaska y Wisconsin. Es reconocido en todo el mundo por ser uno de los fundadores de la conservación de la fauna.

Durante su primera visita al país conoció la reserva privada La Aurora, en Casanare. Esta isla de conservación en los Llanos Orientales ha sido un aliado estratégico de la fundación Panthera, de la cual Schaller es vicepresidente, en el trabajo de observación del corredor del jaguar, una iniciativa de esta organización para la preservación del gran felino, desde Argentina hasta México. En la reserva viven cientos de especies de animales, convirtiéndola en el más grande proyecto de la sociedad civil en Colombia en este campo.

Se podría decir que su trabajo en este campo comenzó en 1956, cuando partió en una expedición hacia Alaska con un grupo de investigadores. De esta misión surgió el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico, una de las reservas de fauna más grande del mundo.

Después de esto ha trabajado incansablemente bajo la premisa de que “la protección de un animal, es la protección de un ecosistema”. Ha liderado proyectos de conservación de especies amenazadas como el leopardo de las nieves en Mongolia, los pandas gigantes de China y el gorila de montaña en África Central. Su estudio de campo de esta última especie sentó un precedente en la investigación de animales salvajes y le ganó reconocimiento mundial.

Sentado en un restaurante de un lujoso hotel capitalino, el opuesto total de la naturaleza en la que ama perderse, Schaller reflexiona sobre la dura batalla, en apariencia irreconciliable, entre el desarrollo humano y la preservación del medio ambiente.

“¿Qué es la conservación?” se pregunta “Es mantener la belleza de la naturaleza y todos los obstáculos que entorpecen este propósito”.

Para él,  los grandes problemas ambientales que enfrenta la especie humana en la actualidad, como el cambio climático y el desabastecimiento de recursos, son productos de una larga tradición cultural, presente en casi todas las sociedades, en la que el hombre “se ve a sí mismo como un ser desconectado del entorno natural” con una mentalidad predominantemente cortoplacista.

“Todo lo que queremos, necesitamos y tenemos proviene de la naturaleza” dice Schaller “Si a esto se le adiciona el dramático incremento del consumismo y que la mayor parte de la población mundial vive en las grandes ciudades, totalmente desinformada de lo que ocurre fuera de su contexto próximo, se puede explicar parte del problema que vivimos ahora”.

Considera que a la gente “no le gusta pensar en el futuro” un reflejo de tres grandes realidades: la falta de liderazgo político, educación ambiental y participación ciudadana. Estos componentes han “acelerado los cambios naturales de la tierra, por medio de la contaminación y la deforestación”.

“No hay líderes políticos ni un trabajo serio y conjunto entre las naciones para aminorar este impacto” y agrega con notoria preocupación que la explotación transnacional de recursos, tanto energéticos como alimentarios, por parte de empresas con mínimos planes de manejo ambiental, empeoran la situación.

En últimas, dice,  "son las personas las que tienen el poder de la voz y de la opinión. Sin violencia se pueden lograr grandes cambios, pero hay que asumir la responsabilidad”.