Nestro Franco, director de la CAR Cundinamarca.

BOGOTÁ

“La Ptar Salitre no es negociable, va porque va”

Néstor Franco, director de la CAR Cundinamarca, condenó los actos vandálicos que sufrió la maquinaria de la obra que busca tratar las aguas residuales de los capitalinos y reducir la contaminación del río Bogotá.

24 de marzo de 2017

La construcción de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (Ptar) Salitre es indispensable para la capital y la descontaminación de las cuencas media y baja del río Bogotá. Sin embargo, la construcción de la obra ha sido blanco de una larga polémica.

Esta semana la situación llegó a su punto más álgido cuando cuatro personas armadas ingresaron a los predios donde se construirá la ampliación y optimización de la Ptar Salitre en su Fase II y hurtaron equipos y materiales necesarios para el inicio de las obras.

“El hurto de maquinaria y demás actuaciones delincuenciales no impedirán que la CAR cumpla con la ley y la voluntad de la mayoría de ciudadanos que son conscientes de la necesidad de esta obra por la salud del río Bogotá”, afirmó a Semana Sostenible Néstor Franco, director de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR).

Asimismo, la semana pasada un grupo de personas entró a los predios de la Ptar  y desenterraron unos postes con los cuales se empezaba a hacer el cerramiento del lugar para el comienzo de las obras.

Las fuertes oposiciones, que ya pasaron a vías de hecho, han captado la atención de las autoridades judiciales. Incluso,  el pasado 17 de marzo la magistrada del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, Nelly Yolanda Villamizar de Peñaranda, ordenó que “de manera inmediata se disponga de efectivos de fuerzas militares y de policía, con el fin de que hagan presencia permanente en inmediaciones del sector El Cortijo de la localidad de Engativá, (Bogotá) específicamente donde se ubica la Ptar Salitre, para que impidan cualquier alteración del orden público”.

En una primera orden la magistrada ordena a los comandantes de la Policía Metropolitana de Bogotá, de la Estación de Policía de Engativá, de la Policía Ambiental de Bogotá, del Ejército Nacional y a la Alcaldesa de la Localidad de Engativá, hacer presencia inmediata y permanente en la zona “para impedir los motines, disturbios y aglomeraciones que van a presentarse por parte de la comunidad y que buscan obstaculizar las obras”.

En el documento también se ordena a “los miembros de la Mesa Ciudadana Cortijo Tibaguya y a la agremiación Somos Uno, lideradas por los señores Camilo Moreno Fonseca y Ximena Alexandra Ordóñez Monroy, abstenerse de realizar acciones que paralicen o pongan en riesgo las obras”. Estas dos organizaciones surgieron a raíz de la oposición de la comunidad a la Ptar.

¿Por qué se oponen?

La comunidad de El Cortijo pide mover la Ptar Salitre a otro punto de la ciudad. Consideran que el proceso de tratamiento de aguas residuales no le es útil al río Bogotá y que en lugar de una planta se deben utilizar filtros verdes. Estos sistemas permiten que las aguas sucias lleguen a unos canales donde las raíces de las plantas detienen el material grueso y pesado y las bacterias que viven en ellas convierten la materia orgánica en nutrientes que posteriormente absorben.

También aseguran que la Ptar afectaría un humedal y que la obra causará afectaciones a la salud, tendrá un gran impacto auditivo y generará olores fuertes en los barrios cercanos.

¿Qué dice la CAR?

Néstor Franco, director de la Corporación, ha sido categórico al afirmar que la Ptar Salitre “va porque va”. Desde los años ochenta Bogotá, en su plan maestro de alcantarillado, definió que de la calle 220 a la 26 todas las líneas de alcantarillado llegarían al punto del Cortijo y que de la calle 26 hasta Soacha todo el sistema iría a Canoas. Trasladar la Ptar de lugar sería extremadamente costoso ya que implicaría mover todo el alcantarillado del norte de Bogotá, es decir, las aguas de 3,5 millones de bogotanos.

En cuanto a los filtros verdes, Franco dice que esta es una muy buena opción para pequeñas comunidades, no para una ciudad de la magnitud de Bogotá, que necesita tratar 15 metros cúbicos por segundo de aguas residuales. Por su parte, añade que el humedal del que hablan los habitantes  es un espejo de agua que se consolidó con el paso del tiempo, ocupa  1,2 hectáreas pero está alimentado por los lixiviados (líquido que producen las basuras) que suben a la superficie debido a la descomposición de las basuras del antiguo basurero de El Cortijo y por aguas lluvia. “Tenemos las pruebas de laboratorio donde se demuestra que esas aguas son insalubres. Hemos propuesto sustituir ese espejo de agua con un humedal artificial de 12 hectáreas al lado del Juan Amarillo, contiguo a la planta y que sí va a estar alimentado con agua de buena calidad”, añade.

La CAR asegura que hace un tiempo llegó un panel de inspección social del Banco Mundial que durante cuatro meses revisó una a una las actividades  y dio un parte de tranquilidad para continuar con el proyecto.

¿Por qué es importante la Ptar?

Su construcción ayudará a la descontaminación de la cuenca media y baja del río Bogotá  y a la larga del río Magdalena. Esto debido a que el afluente capitalino es el mayor contaminante del río más grande de Colombia. Si se descontamina el tercer río más importante del país, la economía del podría verse beneficiada ya que alrededor de la cuenca del río Bogotá se genera el 32% del PIB nacional.

Además, las autoridades ambientales dan un parte de tranquilidad al indicar que la PTAR será cerrada, no generará olores ni enfermedades y tampoco ruidos. Igualmente, una de las condiciones que se fijó para otorgar el crédito con el que se hará la obra, es que todo debe estar avalado por el equipo técnico y ambiental del Banco Mundial y deberá contar con los más altos estándares tecnológicos.