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Remedios, el oso de anteojos, continuará en el Zoológico de Medellín
El Tribunal Superior de Medellín negó el habeas corpus que había sido instaurado por el mismo abogado que está representando al oso Chucho. El órgano judicial argumentó su decisión en que ese recurso es exclusivo para solicitar la libertad de los seres humanos. El fallo ya fue impugnado.
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En cautiverio permanecerá, por ahora, el oso de anteojos bautizado como Remedios. Un fallo del Tribunal Superior de Medellín así lo decidió al negar el recurso de habeas corpus que había interpuesto el abogado Luis Domingo Gómez Maldonado, el mismo que viene representando a Chucho, el oso de anteojos que vive en el Zoológico de Barranquila y que abrió el debate sobre si los animales deben ser o no sujetos de derechos en Colombia.
Para el órgano judicial el habeas corpus solo puede ser concedido a seres humanos individualizables, "siendo inadmisible dicho mecanismo frente a seres disimiles, como los animales, pues desnaturalizaría su particular escencia al predicarse su exclusivo uso por parte de individuos en aquellos específicos eventos que han sido prescritos por el legislador", argumentó el Tribunal.
Sin embargo, la sentencia aclara que no se desconocen los derechos de los animales como seres sintientes y, por tanto, reconoce que deben ser protegidos contra el dolor.
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Según el Tribunal, en este caso no se evidencia que Remedios esté siendo víctima de sufrimientos. Al contrario, señala que se encuentra en buenas condiciones en el Zoológico de Santa Fe de Medellín, lo que le ha permitido mejorar su bienestar.
Así las cosas, este osezno, de 22 meses de edad, aproximadamente, deberá continuar bajo el cuidado y monitoreo de los veterinarios y expertos del zoológico, lugar al que ingresó el 23 de diciembre de 2017, cuando apenas tenía dos meses de nacida, luego de haber sido rescatada de la casa de unos campesinos, ubicada en la vereda La Cooperativa del municipio de Remedios, en Antioquia. Los labriegos la encontraron sola y vulnerable en medio bosque y por esa razón decidieron brindarle su ayuda.
Remedios perdió el rastro de su madre y sus dos hermanos, tras asustarse por el sonido producido por las motosierras usadas por los depredadores del bosque para talar los árboles que constituían su hábitat.
El fallo no cayó bien para el jurista Gómez, quien en su momento afirmó que Remedios estaba siendo sometido a exhibición y que conocía sobre la gestión que había adelantado el zoológico para donar a este osezno a un parque de Estados Unidos.
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