MUNDO

Transgénicos en la Unión Europea: cada país decidirá autonomamente su cultivo

Con el acuerdo se pone fin a una disputa de años.

Alianza DW
16 de enero de 2015

En el futuro, cada país de la Unión Europea decidirá por sí mismo si permitir o no el cultivo de vegetales genéticamente manipulados. Con ese acuerdo se pone fin a una disputa de años.


Durante 13 años, Amflora y MON810 fueron objeto de múltiples disputas entre los europarlamentarios. Hasta ahora, estas especies de papa y de maíz eran las única genéticamente manipuladas cuyo cultivo estaba permitido dentro del ámbito de la Unión Europea (UE) para su utilización como pienso o para usos industriales. No obstante, están permitidos cerca de 60 vegetales con organismos genéticamente modificados, entre ellos plantas de soja o de algodón. Prácticamente todos son importados.

La resistencia a los alimentos transgénicos ha sido, sin embargo, tan grande, que la empresa química BASF resolvió comercializar su papa Amflora solo desde Estados Unidos. Y también el consorcio estadounidense Monsanto, productor de semillas, se retiró hace tiempo ya del mercado europeo.

Decisión salomónica

Ahora, 480 diputados del Parlamento Europeo votaron a favor de dejar la decisión sobre el cultivo de transgénicos en manos de cada país de la UE. En contra votaron 159 eurodiputados, entre ellos los Verdes, que pedían una prohibición general. 58 parlamentarios se abstuvieron. La nueva regla entrará en vigor a más tardar a fines de abril, 20 días después de su publicación en el diario oficial europeo.

En el aspecto jurídico, para los países de la UE resultaba hasta el momento muy complicado evitar el cultivo en su territorio de vegetales genéticamente modificados que contaran con autorización a nivel europeo. Ahora, en cambio, los gobiernos podrán alegar motivos políticos o ambientales para prohibirlos.

Críticas de ambientalistas

La organización ecologista Greenpeace criticó que la nueva regla permitirá a los productores de vegetales transgénicos negociar con los diversos gobiernos por separado. También hace notar que no existen disposiciones para evitar que se contaminen cultivos convencionales.

Martin Häusling, portavoz de política agraria de Los Verdes en el Parlamento Europeo, teme que Europa se convierta en un “mosaico” de países con y sin cultivos transgénicos. Algunas naciones, como Holanda y la República Checa, son más bien proclives a la tecnología genética, mientras que en Alemania esta despierta una gran resistencia. De acuerdo con una encuesta del Departamento de Protección de la Naturaleza, el 84 por ciento de los alemanes no quiere consumir alimentos transgénicos. En Alemania solo se cultivan esos vegetales con fines científicos. Según informaciones del periódico Süddeutsche Zeitung, la ministra del Medio Ambiente, Barbara Hendricks, quiere aplicar una prohibición total.

En el supermercado

De acuerdo con estudios de Greenpeace, también en Europa se venden productos con componentes genéticamente manipulados procedentes del exterior; por ejemplo, chocolates importados de Estados Unidos, fabricados con leche de vacas alimentadas con pienso transgénico.

Las verduras, frutas o carnes genéticamente modificadas están prohibidas. Además, los productores están obligados a declarar en el envase todos los componentes transgénicos que tenga un alimento, pero hay excepciones: productos de origen animal como leche, huevos o algunos aditivos, producidos con bacterias genéticamente manipuladas.