CIENCIA

Un guardián con olfato protege a los pingüinos

Los perros y las aves no suelen llevarse bien. Incluso los cachorros dóciles pueden ser infernales persiguiendo a una bandada de pájaros. Pero varios perros pastores han salvado a una colonia de pingüinos en Australia.

Alianza DW
19 de julio de 2016

En el sur de Australia, una raza de perros de pastoreo robusta, el pastor de Maremma, protege con diligencia a los pingüinos azules, o pequeños, que viven en la isla de Middle Island. Pero ¿cómo surgió esta insólita alianza en el reino animal? A mediados de la década de 1990 la playa de la ciudad de Warrnambool se enfrentó a un enemigo bien conocido: el zorro. El animal se había introducido en Middle Island y había comenzado a cazar pingüinos. En el plazo de una década la colonia de aves casi había desaparecido.

"La crisis alcanzó su cima en 2005, cuando 360 pingüinos fueron devorados por los zorros en tan solo dos noches”, explica Robert Abbott, representante del Proyecto Maremma Middle Island. El número de ejemplares muertos aumentó de forma continua y al año siguiente los pingüinos habían desaparecido casi por completo. De una colonia de 800 animales solo quedaban 10.

El perro también es el mejor amigo del pingüino

En tierra, los pingüinos son presa fácil sin la protección de los perros guardianes.

Desde entonces, la colonia de pingüinos se recupera. En 2013 el número de animales superó por primera vez la cifra de 100 y se ha mantenido por encima de ella desde entonces. Abbott cuenta que el éxito se debe a la idea original de un criador de pollos llamado Allan "Swampy" Marsh. Su idea fue simple: recurrir a un perro de pastoreo para cuidar a los pingüinos.

La ayuda llegó en forma de un perro pastor de Maremma llamado Ben, que el propio Marsh había utilizado para proteger a los pollos de su corral de los zorros. Las autoridades locales acordaron poner a Ben a trabajar en Middle Island. Su hija "Oddball"; llegó poco tiempo después.

"Desde que los perros llegaron a la isla, nunca hemos perdido un pingüino por el ataque de un zorro", afirma Abbott.

Invasores en la isla

Pero esta dulce historia del perro audaz, que protegía a los indefensos pingüinos del astuto zorro, tiene un trasfondo serio. Australia ha tenido una larga tradición de especies invasoras, que han diezmado la fauna autóctona. Se estima que 24 especies de aves, cuatro de ranas y 27 de mamíferos se han extinguido desde que los colonizadores europeos llegaran por primera vez en el siglo 18 al continente y trajeran consigo sus ganados, y depredadores.

Ya temprano, los colonos introdujeron zorros rojos en Australia para su empleo en la caza deportiva.

Los zorros no nativos se adaptaron rápidamente al nuevo entorno y empezaron a devorar a las especies autóctonas. Los pingüinos pequeños eran una presa fácil.

De este modo, en el continente australiano las colonias de pingüinos pequeños, que una vez fueron grandes y ruidosas, se quedaron en silencio al ser cazadas por los zorros (junto con gatos y perros salvajes). Como consecuencia, la mayoría de colonias restantes se vieron obligadas a ocupar lugares escarpados de la costa, difíciles de acceder, así como las orillas de islas cercanas.

Sin embargo, el ejemplo de Middle Island ilustra que los pingüinos tampoco se encontraron a salvo en su retiro. Cuando en la década de 1990, los patrones de marea cambiantes dieron lugar a depósitos de sedimentos se originó un istmo de tierra, que conectaba la isla durante la bajamar con el continente australiano. Los zorros lo cruzaban para llegar hasta los pingüinos.

Introducción de los perros pastor

Al igual que el zorro, el perro pastor de Maremma fue importado de Europa. Esta especie fue empleada en las montañas de Italia para mantener alejados a los lobos e introducida en Australia para proteger a los pollos de corral y a las cabras de los depredadores. Como raza de perro posee un instinto natural para vigilar un trozo de territorio y reclamarlo como suyo.

"La mayoría de especies de perro guardián existe desde hace tiempo y tiene características que los hace buenos protectores. Con el ganado, por ejemplo, son perros pacientes e inofensivos, pero activos, ruidosos e incluso agresivos cuando sienten que su ganado está bajo amenaza", explica el doctor Christophaer Johnson, protector de animales de la Universidad de Tasmania.

Los perros son capaces de diferenciar entre amigo y enemigo por el olor, y los de Maremma no son una excepción. Abbot explica que los cachorros fueron llevados muy temprano hasta los pingüinos.

Como parte de su formación "acostumbramos su olfato a su olor", aclara Abbott. De este modo, los perros reconocen a los pingüinos como miembros – aunque pequeños – de su propia manada.

La siguiente generación

El fin de semana, después del trabajo, los perros regresan a casa.

Durante el período de cría, Eudy y Tula, dos perros de Maremma adultos, patrullan durante cinco días a la semana por Middle Island para mantener alejados a los zorros. Cuando terminan su jornada, viven en una granja cercana. Pero ambos tienen ya nueve años y pronto tendrán que retirarse de esta labor. Por este motivo, la ciudad de Warrnambool ha juntado dinero para comprar dos cachorros de la misma raza y entrenarlos.

Los ecologistas también apoyan el uso de perros guardianes para proteger al ganado, como una forma de reducir el conflicto entre la vida salvaje y los ganaderos, que por lo general han hecho uso de venenos y trampas para deshacerse de los animales molestos, como es el caso del zorro.

"A menudo, la muerte no funciona bien porque el número de depredadores se recupera rápidamente, ya que se reproducen o migran desde otros lugares", explica Johnson. "Las vallas funcionan mejor, pero son caras y laboriosas de colocar. Esto es un problema en Australia porque muchas de nuestras granjas son muy grandes. La construcción y posterior mantenimiento de este tipo de cercados en los terrenos no es factible", aclara.

Los perros seguirán siendo perros

Sin embargo, Abbott advierte que el uso de perros de Maremma para proteger a las especies amenazadas no es la solución definitiva. Después de todo, los perros son solo perros y a veces, dejan sus puestos para perseguir a los zorros. Con ello dejan a los pingüinos indefensos y ellos mismos se exponen al riesgo de ser heridos por automóviles o motocicletas.

Pero hasta ahora los resultados han sido tan positivos que las lecciones aprendidas en Middle Island también se están aplicando en otros lugares. De este modo, el zoológico de Victoria ha puesto en marcha un programa piloto, que reúne a los perros con los diminutos bandicut – unos mamíferos marsupiales parecidos a los roedores que están en peligro de extinción en Australia.