Aunque no es una especie nativa, desde la época de la colonia el sauce llorón hace parte del paisaje del río Bogotá. Foto: CAR. | Foto: CAR

MEDIOAMBIENTE

Un sauce llorón, la primera escultura que le rinde homenaje al río Bogotá

Mide nueve metros de altura, está ubicada cerca al puente de Guadua de la calle 80 y fue construida con más de 200.000 llaves y candados donados por la ciudadanía. La CAR también inauguró el centro de atención de fauna silvestre más moderno del país en el municipio de Tocaima.

24 de diciembre de 2019

El río Bogotá, un cuerpo de agua llamado por los muiscas como el alma de la sabana, es catalogado como uno de los afluentes más contaminados del país debido a las 690 toneladas de vertimientos, basuras y tóxicos que le arrojan a diario los habitantes de los 46 municipios de Cundinamarca que hacen parte de su cuenca hidrográfica.

A pesar de las profundas heridas y cicatrices que exhibe en sus más de 380 kilómetros de trayecto, que van desde el páramo de Guacheneque en Villapinzón hasta su desembocadura en las carmelitas aguas del río Grande de la Magdalena en Girardot, el río más importante del centro del país tiene una segunda oportunidad para renacer.

En 2026, cuando las PTAR Salitre y Canoas estén operando, el río Bogotá se despedirá de las nausebaundas aguas contaminadas. Foto: CAR.

Todo parece indicar que con la ampliación de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) Salitre, que en 2021 tratará los vertimientos de los habitantes del centro y norte de la capital, y la puesta en marcha en 2026 de la PTAR Canoas, que descontaminará las descargas de la población del sur y el municipio de Soacha, el río Bogotá dejará en el pasado sus olores nauseabundos y la densa nata negra que lo caracteriza, para volver a ser navegable.

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Mientras llega la descontaminación del río Bogotá, cuya cuenca aporta más del 30 por ciento del Producto Interno Bruto nacional, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) cuenta con varios ases bajo la manga que repercutirán en el cambio extremo del afluente.

La CAR presentó la primera escultura que le rinde homenaje al río Bogotá: un sauce llorón ubicado cerca a la calle 80. Foto: CAR. 

Tal es el caso del Parque Lineal de 68 kilómetros en la cuenca media, entre Soacha y Suba, un sendero peatonal en la ronda del río que ya es utilizado por la ciudadanía para hacer actividades deportivas; BochiCAR, un sistema de vigilancia compuesto por 14 cámaras de alta tecnología que graban los atentados que recibe el afluente; y la construcción de dos embarcaderos para realizar navegación.

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La más reciente obra que le está cambiando la cara a un río olvidado y rechazado por la ciudadanía es una escultura que le rinde homenaje a una de las especies de flora más emblemáticas en la sabana de Bogotá, y la cual fue construída con miles de llaves y candados donados por la población de la cuenca.

Más de 200.000 llaves fueron reutilizadas para darle forma al sauce llorón del río Bogotá. Foto: CAR.

Un sauce llorón con más de nueve metros de altura y elaborado con 200.000 llaves y candados viejos, se acaba de convertir en la primera escultura que hace homenaje al proceso de recuperación del río Bogotá. La estructura metálica, ubicada cerca al puente de Guadua de la calle 80, en el noroccidente de Bogotá, está adornada con piedras fósiles procedentes de la cuenca baja en sus alrededores.

Según la CAR, aunque el sauce no es una especie nativa de la sabana, sí es uno de los elementos más importantes de la flora bogotana desde la colonia, época en la que se convirtió en un árbol esencial del viejo paisaje del río. El diseño de la obra fue liderado por la arquitecta Dione Gutiérrez.

El sauce llorón del río Bogotá está rodeado por fósiles traídos de la cuenca baja del río y otras esculturas de menor tamaño. Foto: CAR. 

Además de la escultura, la entidad también presentó el edificio administrativo de la PTAR Salitre, que tiene un área de de 2.160 metros cuadrados y es 100 por ciento amigable con el ambiente, y las fachadas de los decantadores de la planta de tratamiento, pintadas con imágenes de varias especies nativas del río Bogotá como el caimán aguja, el pez capitán, el águila de montaña y el colibrí, por el grupo de arte urbano Atrapasueños.

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Hoy hacemos entrega de tres elementos importantes dentro de la recuperación del río Bogotá: el edificio administrativo ambiental de la PTAR Salitre; el arte urbano en los muros de la planta, donde la población podrá apreciar la fauna del río; y la escultura del sauce llorón, que pertenece al Parque Lineal” aseguró el director de la CAR, Néstor Franco.

Las fachadas de los decantadores del río Bogotá fueron pintadas con figuras de especies emblemáticas como el pez capitán. Foto: CAR. 

Hospital para la fauna silvestre

En el municipio de Tocaima (Cundinamarca) ya entró en funcionamiento el centro de atención y valoración de fauna silvestre más moderno del país, un terreno de cinco hectáreas con zonas de atención clínica, cuarentena y rehabilitación con capacidad para albergar 3.000 animales víctimas del tráfico ilegal de fauna.

El director de la CAR informó que este centro de atención no es un zoológico, sino un lugar en donde expertos veterinarios y zootecnistas curarán las heridas de los animales silvestres para luego liberarlos en sus hábitats naturales. “Este sitio, que contó con una inversión superior a los 18.000 millones de pesos, no tendrá visitas abiertas para el público, y en el futuro será un centro de investigación de fauna silvestre”. 

Los animales víctimas del tráfico de fauna en Cundinamarca ya cuentan con un centro de atención moderno para curar sus heridas. Foto: CAR. 

Por su parte, Carlos Antonio Bello, director de evaluación, seguimiento y control de la CAR, resaltó que en los últimos cuatro años la entidad ha logrado recuperar y rehabilitar más de 2.000 animales víctimas de este tráfico. 

“El nuevo centro de atención y valoración de fauna silvestre garantizará la pronta recuperación y liberación de la fauna, ya que cuenta con la más moderna dotación en materia de atención médica veterinaria y está ubicado en un lugar aislado de los humanos”, indicó el experto. 

Las guacamayas son una de las especies más traficadas en Colombia. Foto: CAR.