Hoja de ruta para mejorar la producción y conservar los ecosistemas contará con el apoyo del gobierno colombiano

MEDIO AMBIENTE

Una hoja de ruta para aumentar la productividad y conservar los ecosistemas colombianos

La Coalición para la Alimentación y Uso del Suelo, con apoyo de más de 100 actores, planteó una nueva estrategia que permitiría que en 2030 el país produzca más pero sin atentar contra los recursos naturales, además de disminuir el desperdicio de alimentos. La estrategia será alineada con el Plan Nacional de Desarrollo.

23 de noviembre de 2018

La producción y la conservación rara vez van de la mano. Mientras que la primera mordisquea cada vez más terrenos de importancia ambiental, la segunda padece por altos índices de degradación y afectación. En pocas palabras tienen una relación conflictiva y cargada de enfrentamientos.

Colombia no es la excepción. Según datos del IGAC, 75 por ciento de las zonas dentro de la frontera agrícola, que abarca 40 millones de hectáreas, cuenta con altos índices de erosión del suelo. Entre tanto, la Upra calcula que 31,8 millones de hectáreas presentan ganado, uso que solo debería presentarse en cerca de 15 millones.

Sumando a esto, desde 1990 el país ha perdido cerca de 6,8 millones de hectáreas de bosque a causa de la deforestación. En 2017, más de 220.000 hectáreas fueron arrasadas por la motosierra (65 por ciento en la Amazonia), el pico más alto en los últimos tiempos.

Este contradictorio panorama podría cambiar a partir de 2030 a través de una hoja de ruta que busca incrementar la productividad agrícola, pero conservando y restaurando sus ecosistemas, además de evitar la pérdida y desperdicio de alimentos.

La “Hoja de Ruta para una Nueva Economía de la Alimentación y Uso del Suelo”, liderada por la Coalición para la Alimentación y Uso del Suelo (FOLU), y en la que participaron más de 100 actores del gobierno, empresas, organismos multilaterales, ONG, sociedad civil, gremios y productores, contiene estrategias y acciones que conducen hacia el crecimiento sostenible, incremento del empleo y la reducción de la pobreza y efectos del cambio climático.

La nueva estrategia, que empezó su construcción en 2017, tiene como fin reconvertir el sistema de alimentación y uso de suelo de Colombia en poderosos motores de crecimiento sostenible, restaurar y conservar los ecosistemas estratégicos y generar alimentos que aseguren medios de vida saludables.

Visto bueno del gobierno

Esta estrategia, que generaría una simbiosis entre la productividad, conservación y seguridad alimentaria, será alineada en el marco del Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 “Pacto por Colombia, Pacto por la Equidad”.

Así lo manifestaron diferentes entidades de gobierno en un encuentro con el Embajador de Noruega John Petter Opdahl, en el que coincidieron en que esta hoja de ruta impulsará territorios productivos y sostenibles, logrará un plato de comida sana y saludable en cada mesa de los colombianos sin pérdida de alimentos, generará mercados justos e incluyentes y acelerará la apuesta por la revolución de la innovación y la información.   

Juan Mauricio Ramírez, coordinador el equipo formulador del Plan de Desarrollo, constató que las acciones propuestas en la hoja de ruta están dentro de las diversas de la carta de navegación del Presidente Iván Duque, lo que permitirá trabajar de manera integral.

El Viceministro de Desarrollo Rural, Javier Pérez, afirmó que es estratégico para la seguridad agroalimentaria conectar los territorios y lograr el ordenamiento de la producción de cadenas. María Claudia García, Viceministra de políticas y normalización ambiental, resaltó la alineación del Plan de Desarrollo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, además de unir a todos en la lucha por la deforestación.

Lucas Gómez, director de seguimiento y evaluación del Departamento Nacional de Planeación (DNP), informó que es la primera vez que las metas del Plan de Desarrollo están alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Por su parte, el Embajador de Noruega manifestó su interés en continuar apoyando la coalición FOLU, ya que el país requiere de una visión compartida de bienestar y prosperidad a partir de su riqueza y diversidad.

Territorios productivos y sostenibles

Para que la producción y la conservación lleguen a entenderse, la “Hoja de Ruta para una Nueva Economía de la Alimentación y Uso del Suelo” plantea un ordenamiento territorial con acciones como una zonificación ambiental participativa, valoración catastral acorde con las condiciones económicas y ambientales y un plan para actualizar la cartografía básica.

Las áreas protegidas, resguardos indígenas y territorios colectivos tendrían una gestión integral con alternativas productivas sostenibles, proyectos con enfoque de cadenas de valor y una estrategia nacional de ecoturismo. El país definiría corredores de conectividad regional y local basados en la estructura ecológica principal, programas de viveros comunitarios y una estrategia de control a la deforestación.

La iniciativa propone un desarrollo de la economía forestal y restauración con paquetes tecnológicos para especies nativas, un sistema de monitoreo de restauración y un “Cinturón Verde” para impedir el deterioro y promover la restauración de 9,2 millones de hectáreas en la Amazonia.

La consolidación de regiones estratégicas para un desarrollo rural integral, competitivo y sostenible sería posible con un plan agrícola y de desarrollo rural a 2030, con vocación de los suelos, diversidad de ecosistemas y culturas y oferta de servicios.

La hoja de ruta menciona un sistema nacional de innovación agropecuaria, el acompañamiento integral a los agricultores familiares, la implementación de los Planes de Ordenación y Manejo de Cuencas Hidrográficas y los planes integrales de adaptación y mitigación al cambio climático con el componente rural.

Comida saludable en cada mesa

34 por ciento de los alimentos destinados al consumo humano terminan desperdiciados cada año, niveles de pérdida que podrían alimentar a 8 millones de personas en Colombia.  Entre tanto, la obesidad y sobrepeso generan $1.5 billones de pérdidas económicas anuales.

Ante esto, la hoja de ruta plantea alianzas público-privadas que aborden la pérdida y el desperdicio de alimentos, así como de una campaña nacional de concientización y sensibilización.

Las fincas mejorarían su capacidad de producción con el fortalecimiento de las capacidades de los agricultores, tecnologías bajas en carbono, capacitaciones en buenas prácticas productivas y flexibilización de los cánones estéticos de las frutas y verduras.

La propuesta incluye establecer mercados justos, eficientes e incluyentes para que los productores rurales tengan mejores precios, lo que fortalecería los mercados campesinos y comunitarios y aseguraría compras públicas locales agroalimentarias.

A su vez busca una revolución de la innovación e información como un motor de crecimiento económico en los sectores de la alimentación y el uso del suelo.

Este es un producto periodístico de la Gran Alianza contra la Deforestación. Una iniciativa de Semana, el MADS y el Gobierno de Noruega que promueve el interés y seguimiento de la opinión pública nacional y local sobre la problemática de la deforestación y las acciones para controlarla y disminuirla.