No es una creencia común, pero la industria del papel es una de las más responsables con el medio ambiente.

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Hay que leer entre líneas: el Caso Cadena

La industria del papel y las artes gráficas ha sido criticada en todo el mundo por sus impactos sobre el medio ambiente. Sin embargo, hay compañías que en vez de hablar muestran que el sector puede ser responsable. Aquí el caso de una de ellas.

6 de diciembre de 2013

De todas las cosas que rodean nuestra cotidianidad el papel es, tal vez, la que más usamos sin parar a pensar por un segundo de dónde viene, cómo se elabora, y en qué condiciones. Según John Anthony Allan, autor del libro El agua virtual, para hacer una hoja de papel de tamaño A4, se necesitan  diez litros de agua. Un árbol, a su vez, equivale a 16 resmas.

Es aterrador pensar que cada día mueren 4.500 niños por falta de agua en el mundo y que la tasa de deforestación en Colombia  fue de 147.946 hectáreas en 2013. Pareciera que solo queda la opción de seguir viviendo en un mundo donde uno de los materiales que definen nuestra vida  tiene un costo enorme para el planeta y la sociedad.

Esto, sin embargo, no es del todo cierto, o no tiene que serlo.  Así como en otras industrias con altos impactos medioambientales –como la del petróleo y la minería la industria del papel y las artes gráficas puede entender que si bien no es posible encontrar otra materia prima, sí lo es poner en movimiento acciones que mitiguen el impacto sobre los recursos naturales.

La frontera no existe

En 1982 fue creada Cadena en Colombia. Una empresa que  se enfocó en suplir las necesidades del mercado en el área de impresión  comercial continua y de documentos de seguridad. Treinta años después, Cadena sigue existiendo y amplió su cobertura de Medellín a Bogotá, Cali, Barranquilla y Bucaramanga. Así mismo, ahora cuenta con  ocho filiales dedicadas a brindar soluciones basadas en tecnologías de información, impresión, logística y mercadeo, donde el papel en un insumo importante.

Al ver estas cifras podría concluirse que el impacto y los desechos de la empresa  son gigantes. Lo verdaderamente impactante de este caso, sin embargo, es que al hablar con los aliados de la compañía y hacer un análisis profundo sobre cómo manejan la operación y qué medidas están tomando para recuperar el daño que causan, los resultados son únicos.

Lo primero que la compañía quiso solucionar fue lo obvio: para hacer papel se necesitan árboles y si estos no son extraídos sosteniblemente, provocan pérdidas de biodiversidad, daños en los ecosistemas y deterioro en la capacidad de los bosques para generar oxígeno y capturar dióxido de carbono, CO2. La pregunta frente a este problema no es fácil, porque consiste en entender cómo seguir con la operación y, al tiempo, evitar la deforestación.

La  respuesta por parte de Cadena a esta pregunta fue, si no tan obvia,  brillante en su sencillez: buscar la manera de trabajar con un papel que se fabricara a partir de bosques especialmente cultivados con ese fin y así comprometerse con  un proceso de tala transparente, que no comprometa los bosques naturales y que respete los derechos de las comunidades y la vocación de la tierra.

Para asegurarse de que esto se cumpliera a cabalidad la compañía trabaja con papeles certificados y además se sometió a un proceso minucioso. Desde el  4 de julio de 2012  cuenta con la certificación FSC, emitida por el Forest Stewardship Council, que asegura  que Cadena pone en práctica los estándares  más elevados  para lograr un manejo forestal ambientalmente apropiado, socialmente beneficioso y económicamente viable.

Esta certificación –avalada por miembros del FSC como la WWF y Greenpeace–, viene acompañada de la adhesión de la empresa al Pacto Global como una auto declaración en la que la compañía acuerda no participar “directa o indirectamente en las siguientes actividades”: tala ilegal o comercio de madera; violación a los derechos legales y humanos en las tradiciones silvícolas; destrucción de altos valores de conservación en las operaciones silvícolas; conversión significativa de bosques a plantaciones o a usos no forestales; introducción de organismo genéticamente modificados y violación a cualquiera de los convenios fundamentales de la OIT.

Cadena, además,  creó una alianza con Contreebute, empresa dedicada a promover la cultura sostenible y experta en Green Marketing. Contreebute  ayuda a las empresas a entender cómo pueden hacer parte de esta cultura,  les enseña a calcular su huella de carbono, promueve la siembra de árboles para mitigar la deforestación y   construye  airbols o árboles que limpian el aire,de los cuales uno se encuentra en el centro comercial Unicentro, en  la ciudad de Bogotá.

Juan Luis Botero, fundador de Contreebute, cuenta que “hasta ahora hemos acompañado a Cadena en todos sus iniciativas hacia la sostenibilidad. También los ayudamos a crear la campaña Eco por el Futuro, que materializa su compromiso con la sostenibilidad e invita a las personas  a unirse a la cadena a través de acciones sencillas como calcular su huella de carbono, usar papel responsablemente, sembrar árboles, y reciclar. Asi mismo,  Cadena calculó la huella de carbono de la organización y la huella de carbono de uno de sus principales productos: la producción y distribución de extractos”.

Al calcular estas huellas, Contreebute identificó cuántos gramos de CO2 se generaban en los procesos de producción y distribución de cada extracto o factura, y para compensarlo, Cadena siembra anualmente 30.000 árboles. Así mismo,  se encargaron de que los extractos que producen sean reciclables. Así, un extracto producido por Cadena cumple con lo necesario para ser un producto sostenible.

Para Botero, “la sostenibilidad es un camino que se recorre paso a paso y Cadena está en ese camino”. Este caso muestra que, aunque parezca utópico, cualquier compañía puede mejorar sus procesos  integrando la estrategia de sostenibilidad a su operación y asumir la cuenta de cobro que le está pasando al planeta.