Daniel Servitje, gerente general del grupo Bimbo.

Negocios Verdes

Hacia una empresa sostenible: caso Bimbo

Con el lanzamiento de su primer centro de ventas ecológico En México esta empresa busca construir edificaciones eficientes, duraderas y basadas en la arquitectura bioclimática.

16 de agosto de 2013

Esta construcción  nace de la innovación. Con un sistema de captación de lluvias que recicla ciento por ciento del agua para lavar vehículos;  un aerogenerador; celdas solares; 73 vehículos  que se mueven con energía eléctrica y jardines verticales es el primero en su tipo en América Latina.

Aparte de tener una edificación pensada desde sus cimientos de manera sustentable,  otra virtud del centro es que va a permitir reducir la huella de carbono, hídrica y de basuras de esta organización.

Para Daniel Servitje, director general y presidente del grupo Bimbo, “estamos satisfechos de completar el ciclo sustentable de las operaciones y la distribución. Hace menos de un año inauguramos el parque eólico Piedra Larga, y hoy nos encontramos usando esta fuente renovable de energía para alimentar las operaciones de vehículos que no generan emisiones al ambiente”.

Construcciones de este tipo son usuales en grandes empresas de Estados Unidos y Europa, más no en la región sur del continente americano. Por eso esta iniciativa, como dijo el subsecretario de gestión para la Protección Ambiental de la SEMARNAT (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales), “es un programa sustentable enfocado en la reducción de la huella ambiental de sus operaciones, con modelos que buscan replicarse en el corto y mediano plazo” no solo en otros lugares de México sino en todo el continente.

Casos de  edificaciones sostenibles en  Colombia

Uno de los mejores ejemplos sobre edificaciones hechas pensando en el medio ambiente y en una durabilidad en el largo plazo son las construcciones de Alkosto.

Esta empresa tiene un proyecto para tratar las aguas lluvia instalando cubiertas en sus hipermercados que captan el agua que cae, la cual es tratada en una planta de tratamiento y posteriormente reutilizada. En el almacén de Bogotá, por ejemplo, se aprovechan 6.000m2 de cubierta para captar alrededor de 4.820m3 de aguas lluvia al año, que satisface 75% de la demanda actual de este líquido en la edificación.

En otro de sus almacenes en Villavicencio el almacén tienen una cubierta de 1.061m2 con la cual se captan las aguas lluvias para ser almacenada en un tanque de 150m3. Después, el líquido es tratado por medio de procesos de floculación, filtrado y cloración en una planta de tratamiento.

Otro gran ejemplo de construcción sostenible es el edificio de Ruta N en Medellín. La estructura cuenta con la certificación al Liderazgo en Diseño Energético y Ambiental, LEED, por varias razones: su manejo de aguas lluvia,  el paisajismo y la iluminación. Así mismo,  hay una reducción de la polución lumínica ya que se controla la cantidad  de luz que sale del edificio al exterior.

El material del que está hecho el edificio, además, está hecho de maderas certificadas por el Forest Stewardship Council o FSD. Esta madera es sembrada específicamente para construir edificaciones sostenibles y amigables con el medio ambiente.

Otro proyecto que fue hecho pensando en su entorno fueron las instalaciones de los Juegos Suramericanos  de 2010 en Medellín.  Estos edificios tienen un área de 42.000 metros cuadrados y fueron diseñados por Giancarlo Mazzanti, arquitecto reconocido por  crear obras públicas que respondan a necesidades sociales y ganador del Premio Mundial de Arquitectura Sostenible del Instituto Francés de Arquitectura en 2010.

Este objetivo arquitectónico se ve en estas estructuras ya simulan la topografía de Antioquia en sus colores y estructuras. Además, son energéticamente eficientes ya que todas son climatizadas de manera natural, tienen aislamientos térmicos y  ventilación natural.

Según Mazzanti, para construir este tipo de edificaciones es necesario entender que “La sostenibilidad no consiste sólo en mejorar las condiciones energéticas, en no tumbar árboles o en ponerle pasto al techo de un edificio. Eso es bastante ingenuo”.

Lo que muestran estas edificaciones es que la arquitectura, al igual que la sociedad, ha cambiado. Y no solo porque quiera, sino porque era necesario. La arquitectura tiene una nueva visión. Por eso paradigmas arquitectónicos como el funcionalismo entraron en crisis  y, gracias a los concursos, los arquitectos empezaron a expresarse de una manera distinta. Y esta nueva perspectiva, como muestran proyectos como el de Bimbo, también ha llegado a las empresas.