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Hora de sumar vivienda + cambio climático

Con una arquitectura pensanda según las necesidades de los entornos y de las personas se puede reducir de manera considerable el uso de implementos que suman emisiones de carbono, tan dañinos para el planeta. Un tema prioritario en la construcción de las viviendas de interés social.

Sostenibilidad.Semana.com
16 de noviembre de 2012

En octubre de 2012 finalizó el primer estudio que cuantifica las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en las viviendas de tres ciudades colombianas bajo una óptica de ciclo de vida para el periodo 2013-2040. La conclusión principal es que deberíamos estar adoptando medidas para optimizar la calidad del diseño arquitectónico, los procesos productivos y el desempeño térmico de los materiales, así como las formas de operación de las edificaciones, con el fin de mejorar el nivel de confort y salud de los colombianos.

Hoy los habitantes de Bogotá y los municipios vecinos, al igual que los de Barranquilla y Medellín y sus áreas metropolitanas, viven en condiciones térmicamente ‘inconfortables’ y probablemente no saludables. Cabe esperar que los colombianos inviertan para contrarrestar esa situación comprando soluciones de aire acondicionado, ventilación, calefacción e iluminación, con lo cual su consumo de energía aumentará con el tiempo hasta sumar emisiones por 5.000 kilotoneladas equivalentes (Gg) de CO2.

Pero la mejora en nuestra calidad de vida urbana no se tiene que traducir en mayores emisiones de GEI. Se requiere de un sector privado comprometido con la construcción sostenible y, sobre todo, de un gobierno nacional y de alcaldías que formulen un marco regulatorio adecuado y una política pública activa en estos temas. Así, se lograría poner en marcha las medidas de mitigación que redundarían en
beneficios para todos, muy especialmente para la vivienda social.

Una medida pasiva de enorme impacto y bajísimo costo se deriva de una buena arquitectura, mediante la mejora en la implantación, la configuración volumétrica y las fachadas en la vivienda nueva. También en la modificación de la especificación de materiales. Con estos elementos habría posibilidades de reducir las emisiones en cerca de 23 millones de TonCO2 entre 2013 y 2040. De este valor, unos 18 millones podrían corresponder a acciones de renovación (retrofit) del 30 % de la vivienda existente entre
2019 y 2040.

En la industria de cemento hay un potencial de mitigación cercano a cuatro millones de TonCO2 por la introducción de cambios para lograr una producción más limpia, y de 13 millones TonCO2 en la fase de uso y operación de la vivienda. Para esto último se necesitan políticas para cambio de bombillos incandescentes por eficientes, chatarrización de neveras mayores a 10 años, promoción del precalentamiento de agua con energía solar y aumento de la eficiencia de las estufas de gas
natural, entre otras.

A futuro será necesario avanzar en nuevas investigaciones para sumar datos y acciones a la agenda de cambio climático y ciudades sostenibles, en áreas críticas como transporte, urbanización, informalidad en la vivienda, demolición y reciclaje, servicios públicos y ordenamiento territorial.